Denuncian malos manejos de Nájera


Acusan al párroco de donar terrenos de la iglesia y de exigir cuotas en las fiestas parroquiales


El exalcalde de Santa Clara Huitziltepec que participó en la protección del cura pederasta Nicolás Aguilar, hoy denuncia a su cómplice, el cura Gilberto Nájera, de haber escondido al párroco acusado de violar a casi una centena de infantes en México y Estados Unidos


Selene Ríos Andraca

 

Seis años después de que el párroco de Santa Clara Huitziltepec, Gilberto Nájera Nájera, le brindara protección, hospedaje y comida a su amigo de la infancia, Nicolás Aguilar Rivera, acusado de abusar sexualmente de al menos 80 infantes en México y Estados Unidos, un grupo de panistas de esa comunidad —cómplices del acusado— le solicitó a la Arquidiócesis de Puebla que sea removido de la iglesia.


El movimiento contra Gilberto Nájera está encabezado por el exalcalde panista Fernando García Santos, quien súbitamente olvidó que durante su gestión municipal en Santa Clara, Nicolás Aguilar estuvo oficiando misas y confesando infantes, y tampoco lo denunció ante las autoridades judiciales ni eclesiásticas.


En 2003, cuando el juez calificador liberó una orden de aprehensión en contra de Nicolás Aguilar por el delito de corrupción de menores y fue alertado por las autoridades de Tehuacán para que abandonara la ciudad, Nicolás Aguilar buscó protección en casa de su mejor amigo de la infancia, Gilberto Nájera, a quien conoció en su natal Huehuetlán el Grande, y con quien estudió en el seminario de Morelos.


Cuando Nicolás Aguilar buscó la ayuda de Gilberto Nájera, la Arquidiócesis de Puebla, entonces encabezada por Rosendo Huesca, autorizó al cura pederasta oficiar misas en Santa Clara Huitziltepec, a pesar del escándalo nacional e internacional en torno a las denuncias por violación infantil que había en su expediente.


Nicolás Aguilar estuvo en Santa Clara alrededor de dos años, y continuó visitando a su amigo en reiteradas ocasiones, incluso cuando Fernando García Santos ya era alcalde de Santa Clara Huitziltepec y éste tampoco hizo nada en contra del padre.


Ahora, Fernando García, el edil en turno Óscar Gómez Centeno y el eventual candidato panista a munícipe, Napoleón Santos Larios, pretenden expulsar a Gilberto Nájera de Santa Clara Huitziltepec por actos de corrupción cometidos en los últimos 30 años.


Vecinos de Santa Clara Huitziltepec confiaron a Cambio que el presidente municipal Óscar Gómez puso a disposición de los panistas de aquella comunidad el autobús del Ayuntamiento para que se trasladaran al arzobispado de Puebla para exigir el cambio de párroco.


Aunque dicho autobús, según el alcalde, fue adquirido para fines educativos, ayer a las ocho de la mañana estaba parado junto al Ayuntamiento para trasladar a los quejosos que exigen la salida de Gilberto Nájera.


Los vecinos consultados —completamente ajenos a Gilberto Nájera— aseguraron que las personas que firmaron el desplegado en contra del aún párroco son militantes panistas que lucharon al lado de Santos Larios y García Santos en 1998, cuando impidieron que un priista gobernara la junta auxiliar Dolores Hidalgo.


“Desde hace meses, a la mitra han ido a decir que toda la comunidad de Santa Clara Huitziltepec está de acuerdo en expulsar a Nájera y como prueba han llevado algunas firmas (claro, las de sus seguidores panistas), con la clara intención de presionar a las autoridades de la Arquidiócesis de Puebla, es que llevan el día de hoy a su gente, amenazando con un conflicto en el pueblo si no les cumplen sus demandas.”


Es preciso señalar que Cambio ha publicado en diversas ocasiones el poder de Gilberto Nájera sobre los feligreses de aquella comunidad, al grado de que les prohibió hablar con reporteros sobre Nicolás Aguilar y evitar contacto con la escuela progresista que dirige Citlalxochitlzin, mejor conocido en el pueblo como “Filo”.


Entre las irregularidades cometidas por Gilberto Nájera, señalan hoy sus detractores y sus excómplices de encubrimiento a Nicolás Aguilar, está la donación de parte del terreno de la iglesia para la construcción de la Caja Popular del pueblo.


Asimismo, lo acusan de exigir una cuota a los mayordomos de la comunidad para oficiar misas durante las fiestas parroquiales de mayo y agosto, así como de haber amenazado a sus detractores con excomulgarlos y no brindarles los santos óleos en el lecho de muerte.

 

 

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