Jena, la casa de la utraderecha alemana

11:20


Mucho antes de los crímenes de Anders Behring Breivik, los alemanes neonazis aterrorizaron al país


Publimetro

 

Se llevaron a cabo eventos que atrajeron a simpatizantes neonazis de tierras lejanas. Muchos, con botas de combate y chaquetas kamikazes, erraban por la ciudad y atacaban a quien se les cruzara. Ganaron el poder político y algunos se convirtieron en asesinos.

 

Un viaje a Jena, Alemania

 

Se denomina como “Brown House” (la Casa Marrón). Hace una década, cuando Jena se convirtió en la sede de la ultraderecha de Alemania, aquí se reunían los diferentes grupos; incluso organizaban una fiesta anual, –“la Fiesta de los Pueblos”–, que atrajo a participantes de toda Europa. Los que aprobaban sus valores ultraderechistas les temían: los grupos neo-nazis agredían a quien no les gustara.

 

Pero finalmente consiguieron lo que buscaban. Hoy, el Partido Nacional Democrático (NPD) de Alemania cuenta con miembros en varios parlamentos estatales y asambleas de la ciudad. Este año, la policía desenmascaró a un grupo terrorista neonazi, NSU, compuesto por varios jóvenes residentes de Jena. El hallazgo se reveló después de un robo fallido. El grupo había matado a 10 personas; entre ellas un agente de policía y varios turcos.

 

“Durante años hemos manifestado el peligro que suponen estos grupos”, dijo Janine Patz, coordinadora de Jena de la lucha contra el extremismo. Y desde la reunificación, 180 personas han sido asesinadas a manos de grupos de ultraderechistas. La policía confiaba en informantes. ¡Qué idea tan absurda! Los espías sólo están interesados en el dinero”.

 

“En la década de 1990, los skinheads atacaban a cualquiera que pareciera de ideología de izquierda”, explicó Lothar König, pastor de la juventud en Jena, quien durante años fue prácticamente el único en plantar cara a los neonazis.

 

Más seguidores

 

Harald Zeil, profesor local, realiza desde hace tiempo un programa que lucha contra el extremismo. “En nuestra sociedad la gente se siente sola”, observó. “El hecho de catalogar a los neo-nazis como una comunidad sólida les añade un atractivo”. Jannik Kirchner, estudiante de 19 años, agregó: “En pequeños pueblos con dificultades económicas, ellos ofrecen servicios y asistencia financiera a familias. De esta manera consiguen seguidores”.

 

Ahora, los políticos en Alemania, desconcertados por la oleada de extremistas, estudian ilegalizar el partido ultraderechista NPD. “Es una idea tonta”, dijo Kirchner. “Entonces se organizarían de manera clandestina. Es una falsa esperanza de los políticos: creen que si ilegalizan al NPD, el problema se resuelve”.

 

Víctimas de la violencia

 

Las víctimas buscan asilo, los residentes de piel morena, los mendigos o cualquier persona que parezca de izquierda.

 

Y están marcados de por vida, dice Robert Friedrich, trabajador social que ayuda a víctimas de la violencia de la ultraderecha: “No se trata sólo de las lesiones físicas. Puede que la amenaza con panfletos no parezca mayor cosa, pero todo hace parte de un plan para intimidar”.

 

EZRA (Asistencia Móvil de Alemania para las Víctimas de la Violencia de Extrema Derecha, Racista y Antisemita), donde trabaja Friedrich, se fundó el año pasado. “Los políticos no se atreven a enfrentar realmente el extremismo de la derecha porque creen que perjudicará la imagen de Alemania”, añadió su co­le­ga Franz Zobel.

 

elisabeth braw

 

ENTREVISTA

 

DR. ANDREAS HIERONYMUS, instituto de migración, Hamburgo

 

Deben salir a la luz

 

¿La ultraderecha está muy extendida hoy en día en Alemania?

 

– Es cierto que, en las últimas dos décadas, la extrema derecha se ha venido desarrollando allí; a menudo con el apoyo de bandas del Oeste. Una encuesta reciente del Bundestag demuestra que 20% de los alemanes son racistas y esto también abunda en la extrema izquierda. No obstante, en los últimos años, la sociedad civil ha comenzado a repudiar el extremismo. ¿Y qué está haciendo el Gobierno ahora?

 

– Está estudiando ilegalizar al partido ultra-derechista NPD y buscando soluciones técnicas como interceptar llamadas telefónicas. Pero eso no elimina el racismo. Prohibir al NPD sólo significaría perder un poco de dinero, ya que no serían elegibles para la financiación electoral del Estado.

 

¿Cómo se compara la Alemania de hoy con otros países?

 

– Europa Central y Oriental representan la principal preocupación en relación con el extremismo de la derecha. Y en las crisis financieras, los grupos extremistas siempre ga­nan adeptos. Por lo tanto, en cierto modo, el futuro del extremismo en Europa depende de la manera en que la Unión Europea maneje la crisis.

 

¿El extremismo es peligroso?

 

– Por supuesto. Basta con mirar a Hungría, donde prenden fuego a los hogares gitanos. Y aquí, en Alemania, una banda extremista asesina funcionó durante 12 años.

 


 
 
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