El lunes negro de Chepina en Atlixco


-Crónica-


Héctor Hugo Cruz Salazar


El cierre de campaña de Josefina Vázquez Mota en tierras poblanas fue un verdadero “lunes negro”. La visita de la candidata “diferente” a Atlixco se redujo en una sarta de discursos sin sentido, como el de Augusta Díaz de Rivera de asegurar que “la verdaderamente peligrosa para México es Josefina Vázquez Mota”, o la joya que lanzó la candidata presidencial del PAN para que las mujeres premien con “doble cuchi cuchi” a sus maridos si van a votar por ella el primer domingo de julio.


Apenas reunió a 4 mil personas en los campos de futbol de La Alfonsina, le falló el sonido local y los discursos de Lozano, Tití y Felipe Gutiérrez fueron protagonizados por Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto a quienes descalificaron, pero no hubo un solo guiño para ella o su proyecto.


El evento fue un reflejo fiel del bache en el que ha caído la campaña de Vázquez Mota. Los candidatos poco la tomaron en cuenta en sus discursos. Los asistentes fueron poco participativos y nada los prendió. Poca porras, poco entusiasmo. Ni los jugos y sándwiches, ni las sombrillas que recibieron de regalo fueron suficientes. Muchos comenzaron a enfilarse a la salida antes de que concluyera su mensaje.


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El discurso de la candidata panista se limitó a hacer una remembranza, sobre todo lo que ha escuchado en campaña y sus seguidores le han pedido. Apoyos para madres solteras, a discapacitados, becas, trabajo, educación de calidad aderezados con las historias de cada petición “en cada rincón del país”.


El momento “conmovedor”, o al menos así quisieron que se viera, fue cuando subió una mujer con su hija discapacitada, donde Josefina lagrimeó y prometió apoyar con un dinerito a las personas que tienen que cuidar a las personas con capacidades diferentes. El hecho arrancó algunos aplausos.


Josefina trató de todas las formas posibles animar a sus seguidores pero poco pudo hacer. Aunque presumió que regresaba a su tierra, con sus paisanos y con su gente, no hubo respuesta, ni cuando prometió que si gana Puebla sería el estado que más visitaría.


Hasta pasó desapercibido que se quitó los zapatos y en menos de 5 minutos se los volvió a poner. Cuando le falló el sonido hasta a saltar se puso. Todo para tratar de mantener cautivos a sus acarreados o al menos para que no se durmieran.


El doble cuchi cuchi la salvó


Eso sí, Chepina atribuyó su propuesta a un mensaje de un hombre, quien según la candidata le recriminó que sólo había una respuesta negativa y le proponía que si iban a votar cuál sería el premio y “le dije que sin voto un mes sin cuchi cuchi y con voto doble cuchi cuchi”.


La “propuesta” panista arrancó la risa y los aplausos de los presentes. Despertaron de su letargo y ahí sí se fundieron casi en uno. Se escuchó que sí había gente y se hicieron sentir.


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Aunque pareciera increíble, Augusta Díaz de Rivera, fue la que peor quedó con su “amiga” Chepina, primero porque no llenó el lugar y se supone que es el distrito fuerte de Tití. Segundo por su discurso. Los escasos 4 minutos que tuvo el micrófono en sus manos se dedicó a atacar a López Obrador y a Peña Nieto , a quienes calificaba de peligrosos para el país, pero terminó rematando con “la verdaderamente peligrosa para México es Josefina Vázquez Mota porque ella va a ganar el próximo 1 de julio”. El mensaje incluso puso seria a la candidata presidencial.


Javier Lozano no se quedó atrás y exhibió el poco arrastre de Josefina, pues dio a conocer una encuesta nacional en la que Josefina apenas si rebasaba con 1 por ciento a Peña Nieto en las preferencias electorales. Eso sí, presumió que él le sacaba 9 puntos a Blanca Alcalá y remató con un “aquí en Puebla ya rebasamos y vamos a ganar”. El mensaje tampoco gustó a la aspirante a Los Pinos.


Lozano también evidenció que Manuel Bartlett es el dueño de su fobia, pues hasta pidió más silbidos y mentadas contra su adversario de la izquierda.


Los panistas que pasaron casi desapercibidos en el evento fueron Humberto Aguilar Coronado y Ana Teresa Aranda Orozco. Fueron saludados por la candidata, pero ya en el estrado no fueron tomados en cuenta. Tan fue así, que optaron por apartarse del grupo de candidatos y platicar a sus anchas en el templete, lejos Josefina. Lejos de los reflectores. Igual de lejanos que sus días dorados y de gloria política.


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Josefina brincó, bailó, quiso hacerse la chistosa, lloró, prometió todo y para todos, pero de poco le sirvió. Le quedó claro que Atlixco no es el bastión panista que le prometieron y que tanto le presumieron.


Ahí, donde los panistas juran que arrasarán, apenas si reunió una decima parte de lo que López Obrador logró el sábado en el estadio Hermanos Serdán. Cuatro mil personas que poco le aplaudieron, que casi ni la vitorearon y que encima de todo, a punto estuvieron de dejarla colgada.


Y eso, que dice y jura que ya rebasó a sus adversarios. Si, seguramente por eso de su “arrastre”.




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