Saturday, 20 de April de 2024


2013, cuando el debate nos alcance




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De acuerdo con información de Actívate por Puebla, el debate entre los candidatos a la presidencia municipal de Puebla generó 250 mil impactos en las redes sociales, y el hashtag #DebatexPuebla se convirtió en trendig topic (tendencia más leída) de Twitter.

Fue el primer ejercicio de su tipo en Puebla librado no solo en la tradicional arena televisiva, sino en la arena virtual que es cada vez más real. Twitter y en menor medida Facebook, se convirtieron en los espacios socialmente democráticos que reflejaron con mayor fidelidad lo que los ciudadanos queremos. Como uno de los participantes en las mesas de negociación del debate, me gustaría compartir con todos ustedes algunas ideas para el futuro.

 

 

Un debate es una confrontación de ideas antagónicas. Es fácil de entender que si no hay una diferencia significativa en las propuestas a presentar, el debate entonces no puede existir.Los formatos pueden ser variados pero la sustancia siempre será la misma, el antagonismo. Si sentimos que no hubo esa confrontación es que las ideas que se presentaron no difieren de fondo unas de las otras. Así de sencillo. Lo anterior va acompañado de la manera de presentar e introducir una idea y luego defenderla. Esta es una práctica muy común en los países anglosajones pero inexistente en nuestra formación latinoamericana. En México no tenemos por tradición o por formación esta habilidad, estamos acostumbrados a un sistema vertical en donde la idea de alguien con más autoridad debe prevalecer sobre las de los demás, aunque esta idea no sea la mejor. La pelea es el único camino conocido. Tal vez por eso algunos comunicólogos se sienten exasperados al no ver violencia verbal en un debate. Simplemente no han sido programados para entender que no es un tema de nota roja sino de construcción de soluciones. Esta puede ser la razón por la cual estos ejercicios son una práctica común en las democracias más antiguas. Al escuchar, argumentar y contra argumentar se extienden las opciones y se amplían las visiones ciudadanas de buen gobierno. Las políticas públicas deberían ser construidas bajo este principio.

 

 

Los problemas de una ciudad necesitan dos cosas: una idea bien sustentada que pueda resolverlos y a la persona o personas indicadas para hacerlo.Esto quiere decir que no siempre la persona con la buena idea tendrá la capacidad de llevarla a cabo. Einstein descubrió en teoría las principales leyes que rigen nuestro universo, sin embargo la capacidad de construir las máquinas y artefactos para poner en práctica esas leyes recayó en otras personas. Como sociedad seguimos insistiendo en encontrar a un político que sea una especie de Superman (sobre todo ahora que está de moda) alguien que las pueda todas. Una persona honesta, inteligente y con súper poderes —y aunque nadie lo diga abiertamente— que luzca bien ante las cámaras. Temo decirles que no la encontrarán. Mientras la honestidad es algo que cualquier servidor público y ciudadano común debería tener, las otras virtudes realmente están sujetas a nuestra humanidad. Mientras tengamos esta concepción de los políticos seguiremos frustrándonos con cada elección en la que descubramos que no existe. La apatía social de la que tanto acusan los medios de comunicación que sufre hoy la sociedad respecto a la política, está radicada en lo que como ciudadanos estamos esperando y sobre todo estamos dispuestos a dar. Que se haga la voluntad de Dios en los animales de mi compadre es el lema local.

 

 

Cualquier cambio estructural para mejorar nuestras comunidades va más allá de una sentada para tratar de encontrar el remedio mágico para resolverlo. Los debates, sobre todo para los que aspiran a ser presidentes Municipales, deberían ser obligatorios para hacerlos no solo una vez, sino varias veces durante el proceso electoral. Es incomprensible que nuestras actuales leyes no obliguen a hacerlo, sobre todo cuando los problemas de una ciudad son en tiempo real.  Debatir en diversas ocasiones, enfocados en temas diferentes y con el tiempo suficiente sobre cada una de las áreas prioritarias para nuestra ciudad enriquecería aún más el diálogo y la confrontación intelectual y de capacidades, evitando que se convierta —como algunos lo quieren— en un espectáculo de la Señorita Laura invitando a pasar al próximo desgraciado. Eso no es democracia.

 

 

Muy pocos sabrán del trabajo arduo que personas como Carlos Montiel, Luis Roldán, Pepe Mata y Sergio Benítez entre otros muchos llevaron a cuestas para que hoy nuestra ciudad tenga un elemento adicional para decidir. También de la voluntad de los partidos políticos y sus coaliciones para hacerlo, porque dicho sea de paso, si no hubieran querido no existía manera de obligarlos. Jaime Alcántara, Fer Manzanilla, Pablo Fernández del Campo, Fernando Graham y Juan Carlos Pellón demostraron que los acuerdos políticos existen y que la palabra empeñada es ley. Todos los medios de comunicación y un contingente invisible pero indispensable de personas que siempre actúan para hacer realidad las ideas, son prueba innegable de que cuando se quiere, se puede. Muchas cosas se podrán decir sobre el Debate Por Puebla, sin embargo los alcances del mismo solo podrán ser valorados a la distancia. Demasiado está en juego en esta elección, pero nuestro amor e interés genuino por nuestra ciudad no debe estar a discusión.

 

 

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