Friday, 29 de March de 2024


No más gastos excesivos (una mirada a Brasil)




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En medio de plena Copa Confederaciones en Brasil, una serie de manifestaciones han acontecido en las últimas semanas, robándole cámara al evento deportivo y poniendo la señal de alerta de cara al Mundial de Futbol, a celebrarse el próximo año en el mismo país.

¿Las causas? Originalmente fue por el aumento de la tarifa en el transporte público (metro) en varias ciudades brasileñas, sin embargo, aún cuando las autoridades ya dieron marcha atrás y restablecieron la anterior cuota (derivado de la magnitud de la presión social), las manifestaciones no han cesado. Ahora los manifestantes han aprovechado la inercia del movimiento, surgido de manera espontánea (por una mala decisión del gobierno), para cuestionar otro tipo de medidas que consideran excesivas.

 

 

Evidentemente todo tiene que ver con el futbol, y concretamente, con el Mundial. Hoy los ciudadanos brasileños salen (o mejor dicho, continúan)  en las calles para exigirle al gobierno que, así como gastó en la infraestructura para el Mundial (estadios, hoteles, etc.), también lo haga en infraestructura social (hospitales, escuelas, carreteras, etc.)

 

 

Nadie en su sano juicio podría oponerse a la celebración de un Mundial de Futbol (mucho menos Brasil, en donde este deporte es cuasi sagrado), sin embargo, el manejo de los recursos públicos destinados al evento deportivo -por parte del gobierno de Dilma Rousseff- contrastado con la crisis económica por la que atraviesa ese país, es la clave para entender el embrollo, veamos.

 

 

Dese 2007 (año en que se anunció Brasil como sede mundialista) a la fecha, se han gastado más de 13, 000 millones de dólares (mdd) para la organización del evento. Cierto, no todo ha corrido a cuenta del actual gobierno, esto se inició en la administración de Lula da Silva, y también ha habido inversión privada, pero un tema que ha causado molestia entre todo el pueblo brasileño, es la reciente asignación de $500 mdd extras, para la “rehabilitación” del mítico estadio de Maracaná, siendo que, el estadio ya había sido remodelado, supuestamente del presupuesto original.

 

 

La pregunta que se hacen los brasileños es: ¿era necesario gastar $500 mdd para “volver a remodelar” el Maracaná? O dicho de otra manera: “El gobierno derrocha $500 mdd, cuando la canasta básica se dispara (22%) y el salario mínimo crece desproporcionalmente (9%)[1] ¿Es justo eso? Los brasileños piensan que no, por eso están en las calles…

 

 

Regresemos a nuestro territorio, echemos un vistazo a Puebla. Nosotros no tenemos manifestaciones de esa índole, pero tenemos serios problemas socioeconómicos. Nosotros no vamos a organizar una Copa del Mundo de futbol, pero sí tenemos un gobierno despilfarrador. Nosotros no gastamos $500 mdd remodelando el estadio Cuauhtémoc, pero sí gastamos $400 millones de pesos (mdp) en una Rueda de la Fortuna “gigante…” Nosotros no tenemos gente en las calles, pero sí tenemos más de 700 mil pobres tan sólo en Puebla Capital.

 

 

¿Qué es lo que está pasando? ¿Acaso acá los ciudadanos somos más tolerantes ante los excesos de los gobernantes? ¿Les tenemos miedo? ¿Somos conformistas? ¿O quizá sea falta de organización? ¿Por qué no salimos a las calles para impedir que se adquiriera la millonaria Rueda? El problema no era dónde se instalaba, el problema era que no tuvo que haberse comprado. O en su defecto, ¿por qué no salimos a las calles a exigirle al gobernador que, así como gastó en la “Mega Rueda”, así también invierta en desarrollo social (como en Brasil)? ¿Por qué permitimos que se gasten $300 mdp en un simple paso a desnivel (Blv. Valsequillo), cuando su precio normal es de la mitad (o incluso menos)?

 

 

No quiero pensar que porque somos una sociedad resignada, prefiero creer que aún no llegamos a nuestro límite y que nos falta organización, pero el día que ABRAMOS LOS OJOS y nos decidamos a participar, nos sorprenderemos de todo lo que podemos lograr como sociedad. En Brasil ya se hartaron de los despilfarros del gobierno, ¿y aquí en Puebla cuándo..?



[1]Con información de nuevatribuna.es/Santiago Pérez/Río de Janeiro

 

 

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