Veinticinco años después de que el Partido Acción Nacional perdió el rumbo que marcaron sus fundadores: Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Rafael Preciado Hernández, Luis Calderón Vega y muchos más, cinco ex gobernadores de ese partido se han dado cuenta de ello y se horrorizan de lo que ha ocurrido.
Pero si ya uno de sus dirigentes nacionales les había advertido de la necesidad de cuidar que, una vez en el poder, no perdieran el partido. Y esa advertencia no fue atendida y en doce años de borrachera de poder (periodos de Vicente Fox y Felipe Calderón) lo perdieron todo.
Ahora el PAN no es ni la sombra de lo que fue. Aquel partido de la derecha mexicana, con una tradición de lucha contra los gobiernos autoritarios del PRI, una vez en el poder se convirtió en una “mala copia del PRI” y lo más grave, en una “mala copia de lo peor del PRI”. Es más, en doce años de ejercer el poder federal, ya no se querían ir e hicieron todo lo posible por quedarse, pero la ciudadanía ya estaba harta de la ineficiencia, de la torpeza y de la corrupción de los políticos panistas que durante cincuenta años presumieron su honestidad a toda prueba y decisión de luchar por el “bien común”. No sólo destruyeron el bien común, sino que no entregaron, como reza otro de sus eslogan, “una patria ordenada y generosa”, más bien lo que dejaron después de doce años de gobierno, es “una patria desordenada y egoísta” porque nunca como ahora se había visto en los tiempos modernos, tanto desorden y tanto egoísmo de la sociedad mexicana, sin duda surgido por la situación de violencia, por el brutal crecimiento de la delincuencia organizada y no organizada y por la terrible corrupción que ha infectado a los gobiernos municipales, estatales y federal.
Como que se tardaron mucho, los ex gobernadores panistas: Ernesto Ruffo, Carlos Medina Plascencia, Fernando Canales Clariond, Fernando Elizondo y Alberto Cárdenas Jiménez, de Baja California, de Guanajuato, de Nuevo León y de Jalisco, para darse cuenta de que los principios de Acción Nacional, tenían ya bastante tiempo de haberse perdido.
Los panistas siempre han tenido un comportamiento de “malos católicos”, el de no quererse dar cuenta de su realidad y el de pretender ocultarla con una serie de argumentos que los exhiben como mentirosillos e hipocritones.
Todavía ahora, con un grupo calderonista que encabezan Ernesto Cordero y Javier Lozano Alarcón, pretendiendo arrebatar el control del partido a Gustavo Madero y otro pequeño grupo, y otro más, formado por los cinco ex gobernadores mencionados, se dice que no hay división, que lo que pasa es que son tan demócratas, que exponen abiertamente su pensamiento. Apertura en la que no está de acuerdo Felipe Calderón, el que pretende adueñarse del PAN, que regañó a Gustavo Madero, por ventilar públicamente los problemas internos de Acción Nacional, que es un partido político de interés público, de acuerdo con la ley y que se sostiene con dinero público.
Dicen los ex gobernadores que forman la nueva agrupación “Panistas por México” que se proponen responder a los reclamos del país, por un PAN “firme, sólido, compacto, ágil e inteligente, sin fisuras ni problemas internos”. No más.
El país maravilloso de Fox
A propósito de los panistas: don Vicente Fox y Quesada, ilustre primer presidente de la república de origen panista, ahora anda en campaña para que se autorice legalmente, el uso de la marihuana con fines recreativos.
Lo fue a decir en los propios Estados Unidos y lo repitió aquí en México, agregando que si se logra la legalización de la marihuana en nuestro país, él sería uno de los primeros creadores de una empresa productora, comercializadora y exportadora de ese producto. Hay que recordar que él es un hombre de empresa y que su gobierno fue “de empresarios y para empresarios”.
Ya encarrerado en eso de hacer declaraciones, actividad en la que sacaría diez, habló ante un grupo de estudiantes que visitaron su rancho en Guanajuato, que ha convertido en un centro de estudios y dijo cosas maravillosas, según cuenta Martha Anaya, en su columna Alahero, del diario 24 Horas, de la ciudad de México, dijo que cuando la señora Martha y él dejaron la presidencia (no niega que doña Martha también fue presidenta) no tenían ni un centavo.
Ah, pero siempre hay almas caritativas en este mundo y por eso convenció a sus nueve hermanos que donaran cinco hectáreas del rancho para construir el centro y luego a sus hermanas de que también donaran la casa familiar y logrado esto, hubo otras personas generosas que de a poquito en poquito les juntaron 25 millones de dólares, unos 300 millones de pesos, con lo que pudo construirse el centro que ahora visitan nacionales y extranjeros y donde don Vicente, es llamado “señor Presidente” y se sienta en una silla que es réplica de la silla presidencial, con su aguilita atrás. Que bonito, ¿verdad? Hasta parece un cuento de hadas, que solo podría ocurrir en un “país maravilloso”, como el mismo don Vicente decía.
César Camacho estuvo en Puebla
El dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, estuvo ayer en Puebla para tratar asuntos sobre el proceso electoral con dirigentes de su partido en la entidad.
En conferencia de prensa, hizo un llamado al gobernador Rafael Moreno Valle, para que “deje de intervenir en dicho proceso”. Señaló que hay dos lenguajes en el gobierno estatal, el que se usa para el gran público y el de la realidad, que es de intervención en las actividades electorales a favor de la coalición “Puebla Unida”.
Afirmó que el PRI no pretende judicializar el proceso electoral, como se ha dicho, salvo que sea necesario, es decir, “estamos convencidos de que una elección se gana con el voto ciudadano y no en mesas de negociaciones, ni judicializando procesos, pero también debemos advertir, que no permitiremos que se cometan irregularidades que estén destinadas a contravenir la decisión de los ciudadanos”.
Por otra parte, manifestó que son los propios ciudadanos que concurren a los actos de campaña de Enrique Agüera, los que le dicen que va adelante en las preferencias de los votantes. Señaló que en general, la situación del PRI en la entidad es buena y que esperan un triunfo claro y contundente, tanto en la renovación de ayuntamientos, como de diputados del Congreso local.