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No fue inocua la reunión del martes pasado entre los cinco gobernadores emanados de Acción Nacional, ampliamente promocionada en Twitter por ellos mismos con fotografías en los que se ven sonrientes. Poderes fácticos al interior de su partido decidieron tomar el toro por los cuernos y en lugar de formar parte de los bandos que disputarán la dirigencia nacional, han decidido ser árbitros con autoridad moral. No se trata de ser neutrales, sino de impedir que continúe la carnicería que traen Ernesto Cordero y Gustavo Madero. Una postura muy semejante a la que ha venido manejando el gobernador poblano Rafael Moreno Valle, quien pese a la amistad que lo une con uno y otro, desde el principio decidió que no sería parte de ninguno de los bandos en disputa. Su llamado es la unidad en pro del PAN. Así de sencillo.
La postura morenovallista de un llamado serio a la unidad entre todos los grupos, compartida por el resto de los mandatarios panistas, será plasmada en un desplegado que publicarán el próximo sábado en diarios de circulación nacional. Y es que ese mismo día continuará la asamblea extraordinaria para revisar los estatutos del albiazul, y que fue reventada hace unos meses luego de que una mayoría de delegados votó por una reforma que permite elegir a las dirigencias nacional y estatales por sufragio directo, cerrando de tajo las tradicionales convenciones que permitían la existencia de “familias” y cuotas.
La grosera disputa al interior del PAN entre los remanentes del grupo calderonista, representados por Ernesto Cordero, contra el dirigente Gustavo Madero, y que alcanzó su punto culminante con la destitución del ex secretario de Hacienda de la coordinación de la bancada en el Senado, retrató ante a la sociedad mexicana a un partido que no muestra capacidad de reorganizarse tras perder la presidencia de México. A ciencia cierta, nadie sabe quién manda en Acción Nacional. Y de cara a la inminente discusión de la reforma energética, política y fiscal, el gobierno federal necesita interlocutores válidos que puedan garantizar votos en el Congreso para no negociar inútilmente con grupúsculos.
Vaya, ¿con quién va a negociar Peña Nieto la privatización de Pemex y la reforma fiscal?
Es cierto que Gustavo Madero controla la mayoría de la bancada en San Lázaro, pero no la del Senado pese la imposición de Jorge Luís Preciado. Ahí manda Ernesto Cordero, quien está apertrechado con Javier Lozano Alarcón y otros 22 leales al calderonismo. ¿Negociar y pagar dos veces? Claro que no es redituable para el PRI.
En ese escenario entra Moreno Valle y los gobernadores panistas: son los únicos interlocutores válidos, con autoridad moral para obligar a todos los diputados y senadores del PAN en una misma vía. Específicamente el gobernador poblano tiene una gran relación con ambos bandos. A Ernesto Cordero lo apoyó en la interna panista para buscar la candidatura presidencial, y Javier Lozano Alarcón es una de sus posiciones. Con Gustavo Madero también lo une apoyos de ida y vuelta; no en balde presidió la mesa tripartita que permitió la candidatura de Tony Gali, así como la unidad con el Yunque.
Cualquiera podría pensar que Moreno Valle tiene en mente el asalto a la dirigencia nacional del PAN como acto preparatorio de sus aspiraciones presidenciales. Sin embargo, desde que ingresó al albiazul en 2006, ha tenido como norma evitar las disputas internas por dirigencias o plurinominales, espacios por los que los panistas tradicionales se desgarran hasta las vestiduras. Todo indica que no entrará al juego de apoyar a Cordero o a Madero, sino que el espacio que busca es el de convertirse en interlocutor válido ante el gobierno federal. Y para eso no necesita una autoridad moral que no se gana en la disputa de la dirigencia.
Las élites de Acción Nacional, de entrada, deben culminar en paz su asamblea extraordinaria para tener sus nuevos estatutos y abrir la elección del próximo dirigente al voto directo de los militantes. Después, cerrar las convergencias respecto de la negociación de la reforma energética a cambio de una reforma política que establezca la segunda vuelta en la elección presidencial y la reelección por 12 años de los diputados y senadores. La postura de Ernesto Cordero se impuso al interior del PAN, y ello provocó que Peña Nieto retardara la presentación de la iniciativa de reforma energética.
La modernización de los estatutos, más la definición de la negociación de la reforma energética por la política, conforman la ruta crítica de Acción Nacional para recuperar una imagen sólida ante los electores. Sin eso, no podrán disputar con éxito la presidencia en 2018.