Thursday, 25 de April de 2024

Al abandono colonias de San José del Cabo tras paso de Odile

Sábado, 20 Septiembre 2014 10:45
Decenas de personas duermen en las calles porque sus casas de madera fueron arrancadas por el huracán Odile



Niños con dermatitis por las condiciones antihigiénicas que significan la falta de luz y de agua potable; personas durmiendo en la calle porque sus casas de madera fueron arrancadas por el huracán Odile.



Así se vive en las periferias de San José del Cabo, Baja California Sur.



Autoridades estatales aseguran estar atados de manos, pues el Ejército  "acaparó" la administración de toda la ayuda.



A 15 minutos de las grandes cadenas de hoteles y de lujosos centros comerciales —a los que el gobierno federal otorgará beneficios fiscales para su recuperación—, está la colonia Ampliación Vista Hermosa, de San José del Cabo. Una zona en la que el huracán Odile literalmente arrancó las casas de más de cuatro mil familias.



En esta parte de Baja California Sur, donde las calles son de tierra amarilla y no están pavimentadas, vive Domenica López Lázaro.



"Mi casa prácticamente la arrancó de raíz, los muebles quedaron expuestos, la ropa y colchones se mojaron, no quedó nada más que el medidor de la luz, y eso porque está empotrando en un poste de concreto de Comisión Federal de Electricidad (CFE)".



Domenica es viuda, tiene dos hijas y dos nietos; es empleada doméstica pero desde el lunes no ha ido a trabajar.



"No tengo ni en qué dormir, algunos vecinos se juntan en una casa y mientras unos vigilan otros descansan así, al aire libre. No tengo en qué cocinar, no tengo ropa qué ponerme ¿así cómo voy a ir a trabajar? El trabajo está aquí, levantando mi casa".



Y es que la casa de Domenica, como la del 90% de los habitantes de la colonia Ampliación Vista Hermosa, es de madera... Eran de madera.



"No quedó nada", dice entre sollozos y sorprende con sus manos a las lagrimas que están a punto de brotarle.



Sin embargo las casas no son lo único que se llevó el huracán, parece que también cargó con funcionarios de los tres niveles de gobierno pues en cinco días nadie, (NADIE, grita Domenica) se ha parado por esta zona.



"El otro día unos guachos (militares) repartieron 50 despensas... Allá abajo, donde si hay pavimento, imagínese si nos traen 50 Para una colonia en la que somos más de cuatro mil 500 habitantes"... Domenica ya no reprime sus lágrimas.



Guadalupe González Hernández la consuela, ella es su vecina y este caluroso viernes de septiembre está feliz porque, cuenta, caminando por el centro de San José del Cabo encontró cuatro bolsitas con lonches que los oficiales de la Gendarmería dejaron tirados.



"Mire, pruébelo, esta re bueno el sándwich, también traían naranjas, aguas y unas palanquetas", abre las bolsas y reparte a su familia.



Guadalupe es una mujer corpulenta, morena, de cabello negro y largo que hoy lleva trensado con una liga roja.



"Esto fue el postre de hoy, fíjese. Porque para comer tuve que freír un poco de jamón que se me empezaba a echar a perder"...



A un costado de la letrina que estrenaron el lunes por la noche, se encuentra su estufa con un sartén que se ha convertido ahora en un banquete para moscas y abejas.



Emilia, otra vecina, también sonríe, pero por la ironía que resulta de pensar en uno de los programas más impulsados por el gobierno federal, el de Techos seguros.



"Mire, le voy a mostrar lo que pasó con mi techo seguro cuando llegó el huracán"... Y Emilia Pochoteco camina entre los escombros de su casa para llegar a un cuarto en el que el techo fue arrancado por el viento como si fueran hojas de papel.



Llegar a la Ampliación Vista Hermosa no es fácil. Pues además de las barricadas que los colonias han puesto con ramas y madera que eran de sus hogares, también hay zanjas de hasta un metro de profundidad que dejó el agua.



Floriberto Oaxaca (Beto), es un líder nato y uno de los pocos que en esta colonia tienen una casa de concreto, una auténtica Arca de Noé.



"Ahorita se van a dormir a mi casa 136 personas, porque el domingo como a las ocho que empezaron los truenos y el viento se llevó los techos, comenzaron a llegar, como si fuera un albergue. Y lo es".



Su patio trasero dejó de serlo y ahora es un comedor comunitario donde mujeres embarazadas con sus esposos, ancianos y niños se alimentan con lo poco que a Beto le queda de despensa.



"No hay patrullas, no hay autoridades, no hay nadie que se acerque a ayudar. No hay luz, no hay agua ni en pipas, tampoco hay seguridad".



Para Janeth y Francisco, un joven matrimonio de 23 años el problema de la falta de agua ya trascendió. Su pequeña hija de dos años comenzó el lunes con un sarpullido en la cara.



"Son como ronchas, pero no es la única, hay otros niños que ya las tienen y en la misma zona de la cara".



"¡Si es cierto!", grita una mujer que toma a un pequeño de la mano, lo abraza, lo carga y muestra el rostro del niño.



"Es porque no nos hemos bañado en toda la semana, imagínese si pasa más tiempo".



La infección en la piel no les quita lo risueños a los niños de la Ampliación Vista Hermosa. Pero si les quita el sueño a sus padres.



"No han venido los médicos, no hay farmacias y en los centros de salud no nos quieren recibir".



A las quejas se suma Elizabeth Guerrero, una mujer que tiene nueve meses y quince días de embarazo.



"Fuimos al centro de salud y no nos quisieron recibir que porque no tengo seguro popular, y en los albergues los militares ni nos dejaron acercarnos".



Beto Oaxaca denuncia una actitud discriminatoria hacia las personas mas humildes de San José del Cabo.



"Solo porque nos ven pobres los guachos nos dicen que nosotros fuimos los que saqueamos los supermercados, que nos traguemos las pantallas y los aparatos que nos robamos".



En el entronque que forman el Libramiento al Aeropuerto y la Carretera Transpeninsular, en el toldo de una camioneta cuatro por cuatro, está sentado Sergio Cobarruvias, sobrino del gobernador, Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor.



Sergio trabaja como enlace en la administración de su tío... Viste una camisa blanca remangada, en el pecho el logo del gobierno panista de su tío. Cabello relamido hacia atrás, jeans y tenis. En una mano una botella de agua y en la otra su celular que no deja de ver.



Otro funcionario es el encargado de que al sobrino del gobernador no se le moleste con preguntas. Se trata de Juan Manuel Murillo.



—¿Por qué han pasado cinco días y la ayuda aún a todas las colonias?, se le pregunta.



"El ejército acaparó todo, ellos se están encargando de repartir despensas, agua. Las instituciones federales y gobierno municipal lo están viendo. A nosotros no se nos permite meternos".



El funcionario asegura que la situación se repite en colonias como el Vado, el Zacatal... "Solo por mencionar algunas".



"(Nosotros) Solo podemos ayudar con maquinaria para limpiar las calles y ya"



—¿Y por qué no han ido a limpiar las calles de esas colonias?



"Pues porque no nos han pasado el reporte, pero si nos lo pasan con mucho gusto mañana vamos"... Murillo llama de inmediato a otros funcionarios de menor rango para que tome los datos.



Finalmente, confirma que de los 50 mil Techos Seguros, "todos se volaron".



En tanto, Sergio Covarrubias no se inmuta. Se encuentra en el toldo de su camioneta absorto en su celular, porque este punto de la ciudad es el único donde llega, a cuenta gotas, la señal y el internet.



Mientras en la Ampliación Vista Hermosa no llega nada, ni a cuenta gotas.



Fuente: La Silla Rota

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