Tuesday, 23 de April de 2024


Gali no es tan “gallo” ni Blanca tan “paloma”




Escrito por  José Zenteno
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El martes 14 de octubre Arturo Rueda publicó en su influyente columna “Tiempos del Nigromante”, que el escenario político cambió para Blanca Alcalá debido a que en la encuesta de Mas Data, Tony Gali la empata en el indicador de potencial de voto. Habría que precisar algunas cuestiones relativas a esta afirmación que, por lo expuesto en la columna, asume algunos supuestos inexistentes o no comprobados.

¿Quién le asegura a mi amigo Arturo Rueda que efectivamente Gali alcanzó a Blanca? ¿Podría ser que Blanca es quien alcanzó a Tony? Cualquiera de los dos escenarios es posible cuando no se exhibe una referencia, al menos en esa ocasión Arturo no citó ninguna fuente que avale su dicho.

 

 

Debo aclarar que no tengo una fuente propia o de alguna otra casa encuestadora que nos ayude a despejar la incógnita. Lo que si podemos hacer es comparar el posicionamiento del presidente municipal de Puebla hace 6 años con el del hoy alcalde Tony Gali. La presidenta municipal era la propia Blanca Alcalá, una de las figuras públicas mencionadas como aspirantes a la candidatura del PRI rumbo a las elecciones del 2010. Estos elementos nos llevarán a ampliar el análisis del escenario actual al compararlo con lo que ocurría en el primer año del gobierno de Alcalá Ruiz.

 

 

En febrero de 2009 Blanca Alcalá obtuvo 23 % de acuerdo total con su gestión y 38 % de acuerdo parcial, 15 % de desacuerdo parcial y 16 % de desacuerdo total. En septiembre de 2014, Tony Gali obtiene 14 % de acuerdo total, 35 % de acuerdo parcial, 12 % de desacuerdo parcial y 21 % de desacuerdo total. Alcalá sumaba 61 puntos de acuerdo (total y parcial) contra 49 puntos de Gali en el mismo rubro, mientras que el desacuerdo (total y parcial) sumaba 31 puntos para Blanca contra 33 puntos para Gali.

 

 

En aquella encuesta estatal de febrero de 2009, Blanca Alcalá era conocida por un 64 % de los entrevistados, más o menos el mismo porcentaje que obtuvo en septiembre de 2014. Tony Gali obtuvo 50 % de conocimiento en nuestra última encuesta del mes pasado.

 

 

En febrero de 2009 el 18 % tenía una buena imagen de Blanca Alcalá y 19 % una mala imagen. En septiembre pasado Gali obtuvo 9 % de imagen positiva y 13 % de negativa. Este posicionamiento le daba a la entonces presidente municipal de Puebla un potencial de voto para gobernador del estado de 21 %, contra el 16 % del hoy alcalde.

 

 

Aunque el gobierno de Blanca no tiene un buen recuerdo en la memoria de los capitalinos, al comienzo obtuvo mejores números que los logrados por Gali. Ese mejor comienzo significó 5 puntos más de potencial de voto que el obtenido por Tony.

 

 

Muchos dirán que la comparación no significa nada. Yo diría que la posición de presidente municipal de la capital del estado es el mejor punto de partida para aspirar a la gubernatura, posición que no ha sido aprovechada en todo su potencial por el actual presidente.

 

 

La intención de voto de Tony Gali se concentra en la capital del estado, donde el 30 % de los entrevistados manifestó que si votaría por él para gobernador y 43 % no lo haría. Por Blanca Alcalá solo votaría el 22 % de los capitalinos y 59 % rechazaría votar por ella. Sin embargo, la senadora aventaja al presidente municipal en el resto de las regiones del estado.

 

 

Hasta aquí las comparaciones. Ahora vale la pena preguntarse ¿qué hace que los principales contendientes del PRI y del PAN estén empatados y con potenciales de voto menores a los registrados hace 6 años? La respuesta está en el entorno político.

 

 

Blanca Alcalá y todos los aspirantes del PRI luchan contra la gran desaprobación al gobierno del presidente Peña Nieto. El caso de los panistas es distinto pues el gobernador no tiene calificaciones tan negativas, aunque el gobierno actual muestra una evaluación similar al que tenía Mario Marín en febrero de 2009, como ya lo demostramos en otras entregas (ver esta columna del martes 23 de septiembre).

 

 

Es así que ni el PRI ha satisfecho las expectativas que sembró en 2012, ni la coalición encabezada por el PAN ha superado el legado marinista (eso demuestran las evaluaciones tan simétricas de ambos gobiernos). El escenario del 2016 será una lucha en contra de la insatisfacción de expectativas y la desconfianza en lo que hacen, representan y ofrecen los partidos políticos. Es decir, será una pelea de cochinos contra trompudos, donde el menos malo resultará triunfador. A menos, por supuesto, que los ciudadanos encuentren en un tercero como Morena una alternativa que les devuelva la esperanza. Créame amable lector, el escenario es ideal para que López Obrador y los suyos inclinen la balanza en un sentido o en otro. Ya lo veremos.

 

 

 

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