Saturday, 20 de April de 2024


¿Quién se beneficia con el redondeo?




Escrito por  Julian German Molina Carrillo
foto autor
El término coloquial llamado “redondeo” es un mecanismo para que las tiendas de autoservicio se hagan de recursos que presuntamente se destinarán a obras sociales. Evidentemente, el consumidor es quien dona los centavos de diferencia de su cuenta para que cierre en pesos exactos, lo que constituye, en primera instancia, fuga hormiga de capital.

Ahora bien, ¿qué certeza tenemos los ciudadanos de que dicho dinero llegue efectivamente a causas benéficas? Ahí está el dilema de contribuir o no en este tipo de campañas, pues no existe una ley que regule dichas donaciones, ni hay plazos para la entrega de ese numerario una vez que se haya recabado y si fiscalmente se declara ante el SAT.

 

Tampoco se tiene la certeza si hacen mal uso o no de los ingresos. En todo caso, le tocaría al gobierno cuidar que ese redondeo llegue a las causas para las que lo piden, que no se quede en manos de quien lo recaba, porque entonces sí habría una situación de fraude a los ciudadanos que de buena fe donaron.

 

Además, el que estas empresas declaren que tienen un compromiso social sin demostrarlo nos lleva a pensar que se engañó a los consumidores, pues evidentemente es su responsabilidad presentar algún plan estratégico o de acción para indicar cómo se realizó esta donación a su nombre, siendo que los verdaderos responsables de la labor altruista son los clientes, es decir, hacen caravana con sombrero ajeno.

 

Por otro lado, si consideramos que estas tiendas forman parte de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales AC y ésta a su vez realiza los depósitos directamente a otra asociación civil denominada Unión de Empresarios para la Tecnología en la Educación (Únete), que se encarga de invertir ese dinero para equipar escuelas públicas con computadoras e internet; al final, Únete emite el recibo de donativo deducible de impuesto a nombre de “público en general”, por lo que no es deducible de impuestos.

 

En esta situación en particular se observa que el “redondeo” es una manera sutil de apoyar al gobierno a evadir responsabilidades de bienestar social que sólo a éste le conciernen, es decir, que el mismo Estado tiene o debería contar con la infraestructura para satisfacer las necesidades sociales a través de sus diferentes dependencias, y no con el dinero del ciudadano que también contribuye con el pago de impuestos de diferente índole.

 

En México, por desgracia, han existido muchos casos de fraude a gran escala bajo el pretexto de apoyar campañas altruistas o causas como apoyo a los niños indígenas, enfermos de VIH y cáncer, por citar algunas y, en otros casos, campañas de carácter religioso como las giras del Papa o las Misiones en África y por desgracia las autoridades no han actuado para investigar el destino de lo recaudado o para proteger a los ciudadanos de este tipo de engaños.

Es por ello que el redondeo que realizan diversas empresas nos lleva a pensar que una parte de esos recursos puedan quedarse en las arcas de éstas, o se destinan a otros fines que nada tienen que ver con la ayuda a los más necesitados.

 

De ahí que, mientras los gobiernos federal y estatales no promuevan una ley que regule estas campañas, lo mejor es no donar, porque ni usted ni yo sabemos quién se beneficia de nuestro dinero y a nadie le preocupa que esto cambie, por lo menos en el corto plazo estas campañas permanecen vigentes ante la indiferencia del Estado mexicano. 

 

 

 

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