Friday, 29 de March de 2024


OHL y los mexiquenses hicieron lo que quisieron con el 2do Piso




Escrito por  Arturo Rueda
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Al decreto de rescate le siguió un juicio en tribunales federales que Moreno Valle perdió, aunque quiso dar la impresión de que había ganado. El Poder Judicial Federal concedió la nulidad de la concesión, pero obligó a indemnizar a la empresa OHL que pedía una cifra superior a los 600 millones de pesos. Esa derrota jurídica, más la presión política del gobierno federal, abrió la puerta para que OHL regresara por la puerta grande, humillando a los morenovallistas

Tanto le choca que lo comparen con el Góber Precioso, pero Moreno Valle acabó haciendo lo mismo que Mario Marín: entregarle por adjudicación directa un negociazo a la transnacional española OHL. En 2008, el priista lo hizo como favor al grupo mexiquense que le había salvado la cabeza en el escándalo Cacho. En 2014, el Góber Bala lo hace bajo presión política —del mismo grupo mexiquense— y jurídica —por la derrota en tribunales federales que quiso vender como victoria—. El grupo constructor que preside José Andrés de Oteyza no perdió, pues le cayó un negocio mejor que el que iba a hacer con Marín: en el Libramiento Norte, OHL aportaría toda la inversión. Ahora, con el segundo piso, recibirán 5 mil millones de pesos de subsidio para construir un viaducto caro, muy caro, del que tendrán ganancias por los próximos 30 años.

 

 

En efecto. Algunos datos comparativos ya fueron expuestos por el periodista Alejandro Mondragón. Mientras que el segundo piso poblano costará más de 740 millones de pesos por cada uno de los 13.5 kilómetros para llegar a los 10 mil millones, el que la SCT proyecta para la autopista a Toluca saldrá mucho más barato: 3 mil 500 millones, 233 por kilómetro. ¿Por qué el de Puebla saldrá taaaan caro?

 

 

Veamos otros puntos comparativos. En el DF gobernado por López Obrador, la primera parte del distribuidor San Antonio, con más de 15 kilómetros, costó 5 mil millones de 2005. El periférico mexiquense, construido en tiempos de Peña Niego como gobernador, costó 5 mil millones para 22 kilómetros. La Vía Express de la zona metropolitana de Guadalajara, con 23 kilómetros, fue proyectada con un costo de 6 mil 500 millones. Es decir, los segundos pisos son caros. Pero ninguno como el de Puebla.

 

 

Con un sobrecosto tan evidente, lo difícil es dilucidar de quién es el negocio: ¿del gobierno federal o de Moreno Valle?

 

 

Jurídicamente, toda la responsabilidad será de Moreno Valle. De acuerdo con el complejo entramado jurídico, será el gobierno estatal quien entrega la concesión a OHL y Pinfra por 30 años. Es decir, cualquier irregularidad caerá sobre el Góber Bala, quien a cambio de asumir los riesgos jurídicos obtuvo dos prebendas.

 

 

Una, conseguir el compromiso de que la obra sea inaugurada antes del fin de su mandato, pues la adjudicación directa da un plazo de 24 meses para la construcción. Entrevistado al respecto, dejó muy claras sus prioridades: “lo importante es que todavía voy a poder inaugurarlo”. Punto para el Góber Bala.

 

 

Dos, incorporar al negocio a sus amigos de Pinfra, la empresa de David Peñaloza, a los que en noviembre de 2012 entregó en concesión las tres autopistas estatales a cambio de 2 mil 500 millones de pesos que quién sabe dónde fueron a parar. Otro punto para el Góber Bala.

 

 

Estos dos puntos a favor de Moreno Valle no maquillan lo que es una gran derrota para el poblano. Peña Nieto y sus amigos mexiquenses hicieron lo que quisieron con el segundo piso de la autopista México-Puebla. Regresaron al negocio a OHL y obligaron a la administración morenovallista a hacer lo mismo que había hecho Marín: entregársela por adjudicación directa, sin licitación de por medio. Por si fuera poco, todos los riesgos jurídicos son de los poblanos. Se sirvieron con la cuchara grande.

 

 

La derrota es contundente. A principios de 2012, cuando el PAN todavía ocupaba la Presidencia, Moreno Valle tuvo una idea feliz: recuperar la concesión del Libramiento Norte para poder ejecutar su propio negocio, con sus propias empresas y condiciones. Todavía secretario de Servicios Legales, Juan Pablo Piña Kurzcyn firmó el decreto de rescate de la negocarretera marinista. El régimen fundamentó el rescate en la ausencia de un proceso de licitación para entregar el Libramiento Norte. Es decir, fue un acto de corrupción. Ahora, en 2014, incurren en lo mismo.

 

 

¿Por qué?

 

 

Porque al decreto de rescate le siguió un juicio en tribunales federales que Moreno Valle perdió, aunque quiso dar la impresión de que había ganado. El Poder Judicial Federal concedió la nulidad de la concesión, pero obligó a indemnizar a la empresa OHL que pedía una cifra superior a los 600 millones de pesos. Esa derrota jurídica, más la presión política del gobierno federal, abrió la puerta para que OHL regresara por la puerta grande, humillando a los morenovallistas.

 

 

El gobierno morenovallista ha sido muy bueno a la hora de vender rotundos fracasos como verdaderos éxitos. Pero ninguno como su rendición a la transnacional española OHL: apoyado en los buenos oficios de sus amigos mexiquenses, José Andrés de Oteyza hizo morder el polvo de fea forma al Góber Bala al obligarlo a darles un negocio mejor del que les había querido quitar cuando rescató la concesión del Libramiento Norte que Marín les entregó.

 

 

 

 

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