Wednesday, 24 de April de 2024


Ana Isabel no será payaso de las cachetadas (alguien la protege)




Escrito por  Arturo Rueda
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Pablito fue el payaso de las cachetadas de la opinión pública. Parece difícil que Allende Cano lo sea teniendo detrás a un rudo rudísimo como Adolfo Karam. Por si fuera poco, el ex director de la Policía judicial y ex subsecretario de Seguridad Pública tiene contactos en el bajo mundo suficientes para allegarse aliados poderosos en la guerra que se avecina. ¿De qué nivel será el enfrentamiento con Eukid?

Pese a los chillidos y pataleos, Ana Isabel Allende es todo aquello precisamente que Ivonne Ortega quería como nuevo dirigente estatal del PRI poblano: mujer, joven, sin compromisos ni ataduras con los grupos dominantes, totalmente leal a quien se perfila como presidente del CEN cuando César Camacho pida licencia para irse como candidato plurinominal y, sobre todo, con un ángel guardián que sabe jugar tan sucio y es tan peligroso como los morenovallistas. Juan Carlos Lastiri, José Luis Márquez, Silvia Tanús y Rocío García Olmedo practican su sagrado derecho al pataleo, que no durará más de 15 minutos. Por más que algunos de ellos cobren en la nómina morenovallista, junto a Javier López Zavala y Leobardo Soto, nadie desafiará directamente una decisión consensuada con Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Miranda, los operadores políticos de Peña Nieto.

 

 

Acuerpada por el CEN tricolor, impulsada por Manlio Fabio Beltrones, seleccionada por Ivonne Ortega como su voz en Puebla, el recibimiento a Ana Isabel Allende Cano no deja de ser gélido entre las cúpulas. En redes sociales apenas Giorgana y Mary Carmen García de la Cadena la felicitaron. Se le descalifica sotto voce por ser mujer y en voz alta por su inexperiencia. Pero la culpa es de esas mismas cúpulas y su actitud canibalesca: expertos en grilla, se sabotearon a unos y a otros. La justicia salomónica de César Camacho e Ivonne Ortega fue enviarles como dirigente a alguien que no le respondiera a nadie, sólo al Comité Ejecutivo Nacional del PRI.

 

 

La frialdad de las cúpulas choca con el beneplácito que ha producido la designación entre los jóvenes. Por fin, dicen, hay una cara nueva, lejana de los melquiades y de los marines. Allende Cano pasó por uno y otro, pero no es ni de uno ni de otro. Carece de identificación con los grupúsculos canibalescos. Se siente cercana a los jóvenes que pasan años y años haciendo trabajo subterráneo de partido sin que nadie les haga caso. No es junior, sino militante de base.

 

 

Su ascenso a la cúpula de poder fue casi accidental: después de remar contracorriente varios años en el sector juvenil, en 2012 le cayó la candidatura a la diputación federal por Ciudad Serdán. Nadie la quería porque suponían que Moreno Valle iba a jugar a fondo para ganar SU distrito. Fue una de esas clásicas asignaciones para cumplir con la equidad de género. Para sorpresa de propios y extraños, le ganó al actual edil de Tecamachalco, Inés Saturnino. De ahí en adelante, se le abrieron varios caminos.

 

 

Con Allende Cano también llega el relevo generacional, la única forma de cortar de tajo con todos aquellos que pertenecieron a la burbuja marinista y a la zavalista. Una mujer de 34 años que no ostentó cargos de alto nivel en el gobierno de Marín, y tampoco fue tocada por la corrupción de esos años, es la forma de hacer menos vulnerable a una dirigencia que soportará el fuego inclemente de los Rafaperiodistas en las batallas por venir.

 

 

Y aquí viene un dato que la mayoría ha soslayado: su pareja sentimental es Adolfo Karam, conocido por su vocación policial. Es el guardián perfecto para impedir los excesos alrededor de la figura de la nueva lideresa, tanto de algunos personajes internos, como de los morenovallistas que juegan rudo. Karam es eso: un jugador rudo que no dudará en enfrentar desde la sombra las tácticas sucias de los operadores del régimen. Su misión, en específico, será neutralizar a Eukid Castañón, en un agarrón bastante prometedor.

 

 

Pablito fue el payaso de las cachetadas de la opinión pública. Parece difícil que Allende Cano lo sea teniendo detrás a un rudo rudísimo como Adolfo Karam. Por si fuera poco, el ex director de la Policía judicial y ex subsecretario de Seguridad Pública tiene contactos en el bajo mundo suficientes para allegarse aliados poderosos en la guerra que se avecina. ¿De qué nivel será el enfrentamiento con Eukid?

 

 

Por supuesto, ni el aval del CEN, ni su popularidad en el sector juvenil, ni la bendición de Beltrones o la protección que pueda brindarle Karam son elementos suficientes para que Isabel Allende Cano tenga la autoridad política para reorganizar al ejército tricolor, para contener los apetitos de los tiburones como Zavala, Lastiri o compañía. Ya en última instancia, para generar una estrategia de combate al morenovallismo que permita sacar réditos al desgaste del régimen de los últimos meses.

 

 

Ningún aval la hará conocedora de la amplia geografía política, ni le dará los arrestos suficientes para hacerse respetar. Al final, nadie deberá olvidar que se trata de una apuesta personal de Ivonne Ortega: así decidió el perfil del nuevo dirigente, optó por un cupulazo que no deja contento a las elites locales, pero le asegura una dirigencia que obedecerá fielmente sus dictados.

 

 

A Isabel Allende Cano habrá que darle, por lo menos, el beneficio de la duda.

 

 

 

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