Friday, 29 de March de 2024


Las constructoras foráneas en jauja, mientras las locales se mueren de hambre




Escrito por  Arturo Rueda
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Otras empresas foráneas le siguen comiendo el pastel a los locales. La tabasqueña Construcciones y Dragados del Sureste se llevó casi 200 millones con el viaducto elevado de la 31 Poniente, además de varias obras menores. Una constructora hidalguense, Demovial, ganó el distribuidor D9 por casi 100 millones, pero ahora va por los 400 millones de la ampliación de la avenida Las Torres. Otros constructores de Hidalgo, Grupo Concretero Eura, se llevaron 311 millones por el nodo vial Juárez-Serdán.

El frenesí constructor del morenovallismo con obrotas, obras y obritas puede verse desde la perspectiva del vaso medio lleno y del vaso medio vacío. El lado positivo es que seguramente incidirá en la reactivación de la economía local, en recesión a lo largo de 2013 y 2014, luego de los excelentes desempeños de 2012 y 2011. El vaso medio lleno es que los más de 20 mil millones que se erogarán en los próximos dos años no son para las empresas locales de la construcción, absolutamente marginadas de la compulsión por dejar huella en la historia de Puebla. Los empresarios de la CMIC y del COE llevan cuatro años de vacas flacas, y a estas alturas parece que se quedarán así todo el sexenio.

 

 

Las constructoras foráneas han devorado el pastel de la obra pública de Puebla. De los 15 mil millones erogados en obra pública durante los primeros tres años del gobierno, los únicos poblanos que lograron un gran contrato fueron los Abed con la construcción del Centro Integral de Servicios por 3 mil 800 millones. Cemex se llevó la primera línea del metrobús, así como el concreto hidráulico para la 11 Norte-Sur, para lo que debió subcontratar a dos firmas locales desconocidas para el gremio. En total, Cemex se llevó por ambos líneas de RUTA casi 3 mil millones de pesos.

 

 

Otra obra multimillonaria fue la construcción de las plataformas para Audi que se llevó la empresa Codesa por 3 mil millones de pesos. Otras dos empresas foráneas se llevaron la construcción del segundo piso de la autopista por 10 mil millones de pesos. OHL y Pinfra fueron las ganonas de la concesión del viaducto que tendrá vigencia por los siguientes 30 años. Aunque en teoría deberán subcontratar a empresas locales, en la CMIC y el COE lo ven difícil dadas las complejidades técnicas para asegurar el pago de su inversión.

 

 

Otra empresa foránea se llevó ayer el PPS del Barroco Museo Internacional: el valor total del proyecto es de mil 390 millones de pesos. La mezcla de recursos del gobierno estatal y federal es de 740 millones, mientras que la aportación privada es de 650 millones. La Peninsular de Jorge Hank deberá terminarla en tiempo récord: 16 meses. Seguramente necesitará el apoyo de firmas locales.

 

 

Otras empresas foráneas le siguen comiendo el pastel a los locales. La tabasqueña Construcciones y Dragados del Sureste se llevó casi 200 millones con el viaducto elevado de la 31 Poniente, además de varias obras menores. Una constructora hidalguense, Demovial, ganó el distribuidor D9 por casi 100 millones, pero ahora va por los 400 millones de la ampliación de la avenida Las Torres. Otros constructores de Hidalgo, Grupo Concretero Eura, se llevaron 311 millones por el nodo vial Juárez-Serdán.

 

 

La fiesta no se detiene para las constructoras foráneas. Trena, una empresa de Jalisco, ganó el contrato por 411 millones de pesos para la remodelación del auditorio siglo XXI. En tremendo lío metió a Zavalán Macari, titular de Infraestructura: el INBA no dio permisos para destruir el legado arquitectónico de Pedro Ramírez Vázquez, y además, andan perdidas 4 mil piezas de talavera que adornaban la parte frontal. ¿La casa de quién adornan?

 

 

¿Y a las empresas poblanas que les ha tocado en 2014?

 

 

A la que mejor le ha ido es a la misteriosa Corporativo de Pavimentos AC20 para construir la ciclopista más cara del país en la zona de Angelópolis por más de 60 millones. El resto, construcción de drenajes, tomas de agua potable y rehabilitación de caminos. Obritas humildes que van de 10 a 30 millones de pesos. Les toca ratonear en el interior del estado mientras las constructoras foráneas tienen fiesta en la capital. Las constructoras locales, en 2014 apenas han recibido poco más de 200 millones.

 

 

Tiene razón Moreno Valle: nunca se había ejecutado tanta obra pública en Puebla. Lo malo es que sólo ha servido para enriquecer a constructores foráneos.

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