Friday, 19 de April de 2024


Se tambalea el proyecto de EPN: la coalición PAN-PRD el último golpe




Escrito por  Arturo Rueda
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Como ya lo ha reconocido Anaya, hasta el momento las negociaciones avanzan hacia una coalición parcial PAN-PRD en 100 o 150 distritos electorales. El diseño es altamente competitivo. El Sol Azteca se queda con 75 o 100 distritos en los que es más fuerte, mismo número que conserva el albiazul. En las restantes demarcaciones, dependiendo del modelo son 150 o 100, donde el PRI tiene una presencia mayoritaria, se concretaría la alianza PAN-PRD para dar mayores posibilidades de competir y eventualmente arrebatar distritos que el tricolor considera como seguros

El Proyecto de Restauración de la hegemonía tricolor, encabezado por Peña Nieto, se encuentra asediado por varios frentes. Uno es el de los empresarios resentidos por la afectación económica que les representan las reformas fiscal y en telecomunicaciones. Otro frente es el de los ciudadanos legítimamente indignados por la impunidad, la corrupción, la desaparición de los 43 normalistas y la #CasaBlancaDeEPN. Otro es el de los grupos violentos —guerrilla, narcos y anarcos— que montándose en el reclamo de los primeros aprovechan la situación para desestabilizar y reclutar jóvenes sin oportunidades. También se encuentra bajo el fuego del proyecto alternativo encabezado por Morena y López Obrador. Pero como si a Peña Nieto no le faltaran tribulaciones, una amenaza más se cierne sobre el horizonte:la coalición electoral PAN-PRD para impedir que el PRI se haga de la mayoría en San Lázaro.

 

 

La alianza PAN-PRD viene cocinándose desde hace más de un mes en conversaciones secretas entre Ricardo Anaya, dirigente del albiazul, con la corriente mayoritaria de Los Chuchos en el Sol Azteca. Y para nadie es una sorpresa que el gozne entre ellos ha sido el gobernador poblano Rafael Moreno Valle, quien con su capacidad de persuasión convenció a ambas partes de las conveniencias por aliarse ante el riesgo de ser barrido por la alianza PRI-PVEM-Panal en 2015, que con una cómoda mayoría pavimentaría una nueva victoria tricolor en las elecciones de 2018.

 

 

Como ya lo ha reconocido Anaya, hasta el momento las negociaciones avanzan hacia una coalición parcial PAN-PRD en 100 o 150 distritos electorales. El diseño es altamente competitivo. El Sol Azteca se queda con 75 o 100 distritos en los que es más fuerte, mismo número que conserva el albiazul. En las restantes demarcaciones, dependiendo del modelo son 150 o 100, donde el PRI tiene una presencia mayoritaria, se concretaría la alianza PAN-PRD para dar mayores posibilidades de competir y eventualmente arrebatar distritos que el tricolor considera como seguros.

 

 

El diseño de la coalición parcial PAN-PRD es una amenaza directa para que el PRI, junto a sus aliados del Verde y el Panal, puedan imponerse en las elecciones intermedias para conformar una mayoría estable en la Cámara de Diputados. Pero la alquimia que pone contra la pared a Peña Nieto también tiene sus inconvenientes. El principal es Andrés Manuel López Obrador y Morena. ¿Por qué?

 

 

Aunque se trata de una elección intermedia caracterizada por una baja participación que no llega ni al 40 por ciento, por lo que se dirime más en una guerra de estructuras partidistas que en el convencimiento a los electores volátiles. La crisis que sacude al PRD tras Ayotzinapa, la demanda para que Los Chuchos entreguen la dirigencia nacional y el obús a la línea de flotación tras el involucramiento con José Luis Abarca, el edil criminal de Iguala, puede provocar que al final Acción Nacional compre un cascarón que ya no representa nada, como denuncian los propios militantes del Sol Azteca.

 

 

La crisis del PRD tiene como marco el surgimiento de Morena como el partido que puede aglutinar a la verdadera izquierda mexicana y dejar a Los Chuchos lo peorcito. Los análisis electorales establecen que en su primera elección, el partido amlista puede recibir entre 8 y 10 por ciento de la votación nacional. Pero una eventual alianza del PAN con el PRD puede catalizar el desplome perredista en beneficio de Morena. Y eso es algo que calculan con mucho cuidado Los Chuchos, aunque también deberían hacerlo los entusiastas aliancistas como Moreno Valle.

 

 

El modelo electoral de 2015, entonces, podría irse a una elección de tercios si la coalición PAN-PRD se convierte en un mecanismo indirecto para fortalecer a Morena y a López Obrador. En ese escenario, ningún partido tendría mayoría y el tránsito de la segunda mitad del sexenio sería un infierno para Peña Nieto, quien prácticamente se vería con la manos atadas, además de que se complicaría lo que de por sí ya se vislumbra como un traumático proceso de sucesión.

 

 

La crisis política ahora puede traducirse en una crisis electoral de resultados. Los dos meses de infierno para el mexiquense dieron oportunidad a los enemigos del Proyecto de Restauración del PRI de reorganizarse y plantar frente a lo que Peña, Osorio Chong y Videgaray veían como un día de campo.

 

 

La negociación de la coalición parcial PAN-PRD ya va adelantada para los principales estados de la República: Jalisco, Nuevo León, Puebla y Veracruz según declaró Ricardo Anaya. Que se agarre Peña Nieto: ahora sí está asediado en varios frentes. El Proyecto de Restauración se tambalea.

 

 

 

 

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