Friday, 29 de March de 2024


Les colmó el plato: activan Giorganazo en el Congreso poblano




Escrito por  Arturo Rueda
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Según los líderes parlamentarios del PAN, Giorgana es incapaz de distinguir entre su función como cabeza del Congreso local y las tareas que asume como presidente de facto del PRI en detrimento de Pablo Fernández del Campo. Una dualidad esquizofrénica que no puede mantenerse mucho tiempo: una cosa es el PRI y otra el Congreso, pero el serrano insiste en mezclar ambas cosas

Las medidas extremas que llevaron a Israel Pacheco Velázquez a la cárcel por convertirse en un estorbo para el gobierno municipal podrían aplicarse en el Congreso local con un matiz diferente: los líderes parlamentarios de la mayoría morenovallista analizan seriamente llevar al cadalso al priista Víctor Giorgana y destituirlo como presidente de la Junta de Coordinación Política para estrenar un nuevo liderazgo cuando inicie el próximo periodo ordinario de sesiones. La gota que derramó el vaso es lo que llaman la incongruencia del diputado por el distrito XVI: por un lado, como legislador avaló en comisiones la reforma al Código Electoral y a la Ley Orgánica Municipal, y con su ausencia en el pleno, su voto se sumó a la mayoría aprobatoria. Pero como priista apareció ayer festejando junto con Pablo Fernández e Iván Galindo el fallo del TEPJF que obligó a los ayuntamientos a cancelar las convocatorias que daban entrada a los partidos y megacoaliciones en los plebiscitos de las juntas auxiliares.

 

 

Según los líderes parlamentarios del PAN, Giorgana es incapaz de distinguir entre su función como cabeza del Congreso local y las tareas que asume como presidente de facto del PRI, en detrimento de Pablo Fernández del Campo. Una dualidad esquizofrénica que no puede mantenerse mucho tiempo: una cosa es el PRI y otra el Congreso, pero el serrano insiste en mezclar ambas. Lo peor es que lo que firma como diputado más tarde lo rechaza como priista. ¿Qué credibilidad puede tener en esa circunstancia? ¿Cómo llegar a acuerdos sensatos? ¿Dónde está la sensatez de un político muy experimentado?

 

 

Ejecutar un Giorganazo en el Congreso es una idea que se puede materializar pronto, antes de que inicie el periodo ordinario, en el entendido de que se trata de una medida extrema aplicable solamente al diputado serrano y no al PRI. Esto es, proceder a la destitución de Giorgana pero preservar la presidencia de la Junta de Coordinación Política para el PRI, en el entendido de que el acuerdo parlamentario le dio el primer año de la legislatura al tricolor. Los morenovallistas quieren respetar ese acuerdo, por lo que la fracción tricolor tendría que nombrar a alguien más de la minibancada, un personaje más transitable para el morenovallismo.

 

 

Con la caída de Israel Pacheco Velázquez del liderazgo del sindicato de burócratas municipales, el régimen morenovallista probó otra vez que tiene los reflejos bien aceitados para ejecutar descabezamientos de personajes incómodos. A la campaña mediática legitimadora le sigue el procedimiento jurídico. Tan contundente fue la campaña de desprestigio que ninguno de los ex aliados de Israel Pacheco ha salido en su defensa: ni Enrique Doger, ni Blanca Alcalá y mucho menos Enrique Agüera. El líder del SUETAHPIP se convirtió en un paria indefendible.

 

 

Lo cierto es que el colmillo largo y retorcido de Giorgana ha conseguido sacar de quicio a los morenovallistas. Con una minibancada de apenas ocho legisladores logró, por momentos, apropiarse de la agenda mediática legislativa, además de conseguir un blindaje a través del CEN y figura nacionales del partido. Además, logró una interlocución con los delegados federales y hasta diálogo directo con el todopoderoso Migue Ángel Osorio Chong. El serrano es un político profesional y transexenal que no se va a dejar.

 

 

Tampoco es un secreto que al morenovallismo le dolió que el PRI lograra echar para atrás la reforma a la Ley Orgánica Municipal para permitir la participación de los partidos, las candidaturas comunes, así como la exigencia de un 3 por ciento de firmas del total del padrón para los candidatos ciudadanos, en los plebiscitos de las juntas auxiliares. Sin embargo, no se logró a través de un mecanismo accionado desde el Legislativo, sino una correcta defensa impulsada por Pablo Fernández del Campo y la dirección jurídica del PRI. Para colgarse la medalla, Giorgana tendría que lograr que la Suprema Corte eche para atrás la reforma completa mediante una acción de inconstitucionalidad.

 

 

Pero la línea discursiva ya arrancó, junto con el nado sincronizado de los columnistas que atacan al (todavía) presidente de la Jucopo. Los pesos pesados de las fracciones parlamentarias del PAN, PRD, Panal, CPP, MC y PSI tienen planeado un cónclave para después de la Semana Santa, en la que definirían la ruta crítica del Giorganazo. Fechas, argumentos jurídicos, lodo mediático. La maquinaria ya se echó a andar.

 

 

¿Cuál sería el costo político de una eventual caída de Giorgana de la Jucopo? ¿Agravaría las relaciones con el CEN del PRI o con el gobierno federal? ¿No lo convertirían en un mártir tricolor? ¿Las negociaciones en el Congreso poblano marcharían mejor si estuvieran ahí Pepe Chedraui o Leobardo Soto? Sin duda reflexiones que el morenovallismo valorará en los Días Santos. Pero más vale estar preparado: el Giorganazo es una idea que ronda al alto mando. Y cualquier día se puede hacer realidad.

 

 

 

 

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