Thursday, 25 de April de 2024


Madero va a ganar la interna por las incongruencias del corderismo




Escrito por  Arturo Rueda
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El problema más grave es que Lozano Alarcón no quiere tocar ni con el pétalo de una rosa a Moreno Valle. Fue incapaz de seguir el discurso corderista de la solicitud de renuncia del gobernador poblano, y tras la sanción que le impuso el Comité Directivo Estatal, todavía fue a asomarse al palco del gobernador en el estadio Cuauhtémoc para ver si lo perdonaban. La única respuesta que obtuvo fue que el Consejo Estatal le ratificara la amonestación

Con menos de una semana de haberse adueñado de la campaña reeleccionista, los operadores morenovallistas tienen la certeza de que el próximo 18 de mayo, Gustavo Madero ganará la contienda interna del PAN con un margen suficiente para sortear cualquier tipo de impugnación. La certeza proviene de varios datos, unos internos de la propia campaña, pero sobre todo de las debilidades e inconsistencias del equipo de Ernesto Cordero y Juan Manuel Oliva que, como nadie, personifica el senador Javier Lozano Alarcón, calificado ya de alambrista profesional y que ayer terminó haciendo lo mismo que desde hace meses critica a Madero: aliarse al PRI con tal de imponer su proyecto de Ley de Telecomunicaciones como base en la discusión en el Senado. El que las hace no las consiente.

 

 

La inconsistencia del equipo corderista es una de las fortalezas detectadas por los operadores morenovallistas, quienes ponen a Puebla como ejemplo. Pese a que es el epicentro de la contienda interna, y según el propio Ernesto Cordero el lugar donde más irregularidades ha encontrado, es la fecha que nadie se anima a enfrentarse al gobernador poblano que ya lleva sobre sus hombros el peso de la reelección. En pocas palabras, nadie quiere asumir el papel de oposición y prefieren contemporizar. Sin un personaje que haga contrapeso real, el morenovallismo se extiende en su operación al resto del país porque en su propio terruño nadie les tose.

 

 

La arqueología no aplica en la real politik.El rescate de figuras históricas del panismo poblano como Paco Fraile o AnaTere Aranda genera ternura, pero no oposición. Durante toda su longeva carrera, Fraile ha sido el más priista de los panistas por sus posturas institucionales y anticlimáticas. “La Doña”, aunque quiere seguir siendo aguerrida, arrastra historias de deslealtades y olvidos a su propio equipo, además de que su discurso sigue teniendo el tufo de conflicto personal con Moreno Valle tras haberle ganado la candidatura en 2010.

 

 

Sin esperar grandes cosas de los viejitos Fraile y Ana Tere, el peso del corderismo en Puebla tendrían que asumirlo entre Javier Lozano Alarcón y Fernando Manzanilla Prieto, pero ni uno ni otro quieren desempeñar ese papel que los llevaría a entrar en colisión directa con el gobernador poblano. Se entiende en el caso del ex secretario general de Gobierno, por más distancia que tenga con su ex amigo, al final continuado siendo su cuñado. Es decir, son familia. Están obligados a sentarse en la misma mesa, más tarde que temprano.

 

 

Pero, ¿y Javier Lozano Alarcón? ¿Por qué no asume el peso de la operación política y mediática para frenar el activismo del morenovallismo?

 

 

El senador lanzó críticas genéricas por el acarreo en el mitin de la plaza de La Victoria, e incluso se burló indirectamente por el dislate del alcalde Gali. Muy poco para tan hábil polemista. Tampoco se ha visto involucrado en la operación electoral, así como en el mecanismo para frenar el zapato en los 13 mil votos que se disputan del padrón poblano. Por si fuera poco, sus pensamientos están de momento priorizando el debate de la Ley de Telecomunicaciones y casi casi dejó tirada la campaña corderista.

 

 

El problema más grave es que Lozano Alarcón no quiere tocar ni con el pétalo de una rosa a Moreno Valle. Fue incapaz de seguir el discurso corderista de la solicitud de renuncia del gobernador poblano, y tras la sanción que le impuso el Comité Directivo Estatal, todavía fue a asomarse al palco del gobernador en el estadio Cuauhtémoc para ver si lo perdonaban. La única respuesta que obtuvo fue que el Consejo Estatal le ratificara la amonestación.

 

 

El senador poblano juega a quedar bien con Dios y con el Diablo. Se presenta como leal corderista, pero se niega a seguir su discurso de crítica a los excesos morenovallistas. Al gobernador poblano le vende el discurso de que no lo ataca, aunque parece que poco le importa a Moreno Valle. Total, está quedando mal en los dos bandos.

 

 

Si a ese funambulismo se suma la incongruencia suprema de aliarse con el PRI para imponer su proyecto de Ley de Telecomunicaciones y superar el veto que le pusieron sus propios compañeros del PAN, así como el de los senadores del PRD, poca calidad moral le queda para seguir criticando a Gustavo Madero.

 

 

Las contradicciones internas del grupo que rodea a Ernesto Cordero es una de las debilidades detectadas por el morenovallismo que se resumen en falta de consistencia en la lucha por el poder. Por ello, y por otras razones que seguiremos comentando, indican que Gustavo Madero va a ganar, pese a él mismo.

 

 

 

 

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