Thursday, 28 de March de 2024


Lozano Alarcón, fuiste #MuyOrdinario al hundir la campaña de Cordero




Escrito por  Arturo Rueda
foto autor
La Historiaya juzgó a Lozano: se arrastró ante Peña, le hizo el juego sucio a las televisoras, hundió a su amigo Ernesto Cordero, y de todos modos perdió. Él mismo aceptó que “su proyecto” ya ha sido desechado como base de la discusión, y ahora tendrá que elaborarse otro que incorpore las ideas del senador Corral, además de las del propio CEN panista. Nadie le compró el gato que quería dar por liebre

La Historiarecordará a Javier Lozano Alarcón como la causa eficiente de la derrota de Ernesto Cordero en la búsqueda de la dirigencia de Acción Nacional. El senador poblano demostró que, esencialmente, tan trompudos son los puercos de un bando como los cochinos del otro. La alianza impresentable con el PRI para imponer “su” dictamen de Ley de Telecomunicaciones lo igualó a todo lo que le había criticado rabiosamente a Gustavo Madero en los meses previos, tanto en declaraciones como en tuits: a la primera oportunidad, cualquier panista se sienta a la mesa de Peña Nieto para negociar en la clandestinidad, siempre en la lógica de satisfacer apetitos personales. Ninguno quiere ser oposición, sino que se contentan con ser comparsas del tricolor.

 

 

Al aliarse al PRI y desconocer a sus propios compañeros de bancadas con tal de imponer un dictamen que solamente maquillaba la propuesta original de Peña Nieto, Lozano Alarcón destruyó el discurso que cuidadosamente había armado #CorderOliva como eje de la campaña: nosotros somos diferentes porque no queremos pactar con el PRI. Los verdaderos panistas, decían, no hacen acuerdos vergonzantes con el presidente. Pues ya se vio: el primer espada del corderismo, Lozano Alarcón, sí quiso prestarse a ser un empleado vergonzoso de Presidencia.

 

 

Tanto le llenó el buche a los maderistas que éstos no resistieron exhibir al vocero corderista. Chiva loca lo llamó Luis Alberto Villareal. El coordinador en el Senado, Jorge Luis Preciado, simplemente desconoció su trabajo y llamó a ignorar de plano la convocatoria para estudiar en Comisiones Unidas el “dictamen” elaborado por Lozano sin ayuda de nadie. Un mamotreto de 500 hojas que simplemente atenuaba algunas polémicas cuestiones, maquillaje vil al que se prestó el melómano.

 

 

El golpe a la credibilidad de los corderistas es mortal. Javier Lozano no es solamente su vocero: ha sido su principal aliado desde que Gustavo Madero decidió destituir a Ernesto Cordero de la coordinación en el Senado. La guerra se desató desde entonces, y gracias a sus habilidades de polemista, Lozano Alarcón fue el principal ariete para mofarse y denostar a los maderistas. Una y otra vez denunciaron la actitud colaboracionista hacia Peña Nieto, y calificaron el Pacto por México como una traición a los principios históricos del panismo.

 

 

El discurso de crítica al maderismo como un grupo corrupto proclive a las actitudes priistas tuvo éxito entre los 218 mil panistas activos que votarán el próximo 18 de mayo. No en balde, por ello, encabeza las encuestas al encarnar el deseo de cambio de la militancia. Hasta la semana pasada, Cordero había logrado remontar y empatar una contienda que se veía casi perdida. Y lo hizo basado en la credibilidad de ese discurso que satanizaba a los colaboracionistas.

 

 

Todo iba viento en popa hasta que uno de los suyos también se convirtió en colaboracionista, y fue exhibido como tal por sus propios compañeros de partidos, por sus homólogos perredistas y la mayoría de los medios de comunicación. Quiso pasar por héroe al afirmar que en “su dictamen” había desaparecido cualquier tipo de censura en internet. Nadie le aplaudió.

 

 

Tanto es el escarnio que el proyecto presidencial de telecomunicaciones, denominado Ley Televisa II, ahora es conocido como la Ley Peña-Lozano. Mayor escarnio y burla no podría recibir el senador poblano, quien, movido por sus ambiciones personales, hundió a toda una campaña para ganar el PAN. Lo mejor que podría hacer Ernesto Cordero es sumarse al ejército de descalificadores.

 

 

La Historiaya juzgó a Lozano: se arrastró ante Peña, le hizo el juego sucio a las televisoras, hundió a su amigo Ernesto Cordero, y de todos modos perdió. Él mismo aceptó que “su proyecto” ya ha sido desechado como base de la discusión, y ahora tendrá que elaborarse otro que incorpore las ideas del senador Corral, además de las del propio CEN panista. Nadie le compró el gato que quería dar por liebre.

 

 

Hundió la campaña corderista.Se reveló a sí mismo como un colaboracionista más. Fue desconocido por su propio partido por venderse a Peña Nieto y las televisoras. #SífuemuyOrdinario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Valora este artículo
(0 votos)
comments powered by Disqus