Es la historia de Kaleem, un niño indio cuyos padres sólo ganan 25 dólares al mes y no tienen el suficiente dinero como para sostener un tratamiento apropiado. Sus gigantes manos pesan ya ocho kilos cada una.
“No voy a la escuela porque la maestra me dice que otros chicos se asustan de mis manos”, dice Kaleem, y agrega: “Muchos de ellos me acosan por mi deformidad y dicen ‘vamos a golpear al chico de las manos grandes’”.