Saturday, 20 de April de 2024

Chile temeroso por recuerdo del 11 de Septiembre

Jueves, 11 Septiembre 2014 10:38
Dos nuevos artefactos explotaron entre la medianoche del martes y la tarde ayer en el conocido balneario Viña del Mar dejando a tres personas heridas; la sociedad tiene pánico de viajar en el metro



Dos artefactos explotaron un centro comercial del balneario chileno Viña del Mar dejando a tres personas con trauma acústico, que debieron ser trasladadas a un hospital, informaron medios locales.



Según carabineros, la de ayer, se produjo pasadas las 17:00 horas en un baño del supermercado de la cadena Tottus, en la población Gómez Carreño, a 125 kilómetros al noroeste de Santiago.



La policía indicó que se trató de un artefacto de similares características al que explotó el martes, por la noche cuando una empleada sacaba el bote de basura del mismo supermercado, Tottus.



La herida fue identificada como Edith Mardones Gamboa, de 43 años de edad, una encargada del aseo del establecimiento, quien sufrió un trauma acústico y otras lesiones a causa del estallido.



Según las fuentes, el artefacto consistía en una botella de plástico rellena de material explosivo, monedas y otros objetos metálicos y ácido muriático, que explotó cuando la operaria manipuló un contenedor de basura en el estacionamiento del local.



La mujer fue trasladada hasta un centro asistencial en el que recibió atención médica y fue dada de alta un par de horas después, según las fuentes.



Los dos bombazos ocurrieron después del atentado explosivo que el lunes dejó catorce personas heridas en una galería comercial aledaña a una estación del Metro de Santiago, cuya autoría hasta ahora nadie se ha adjudicado, aunque las investigaciones apuntan a grupos anarquistas.



Paradójicamente los ataques ocurrieron cuando se dio a conocer que Chile eliminó en la ciudad fronteriza de Arica más de 6 mil minas que estaban situadas en esta zona limítrofe con Perú, anunció el Ministerio de Defensa.



Se trata de 6 mil 95 artefactos proscritos por las Convenciones de Ottawa y de Oslo que fueron inutilizados en una ceremonia en la que participaron el ministro de Defensa, Jorge Burgos, y el viceministro de Relaciones Exteriores, Edgardo Riveros.



El área declarada desde ayer libre de explosivos, que contenía 4 mil 571 minas antipersonas y mil 424 antitanques, es uno de los 30 campos minados ya despejados totalmente en la zona.



Sin embargo, en el área siguen trabajando 70 especialistas del ejército, que tienen asignada la tarea de detectar, retirar y destruir antes del año 2020 un total de 71 mil 732 minas terrestres distribuidas en otras 47 áreas.



El titular de Defensa, a quien también acompañaba el comandante en jefe de la VI División del Ejército, el general Cristián Chateau, recalcó la importancia de estos trabajos como aportación a la paz y a la seguridad de los habitantes y visitantes del extremo norte de Chile.



Chile pide ayuda al mundo



Chile pidió ayuda a agencias de seguridad extranjeras para identificar a quienes perpetraron el ataque el lunes en el interior de una estación de metro.



El fiscal Raúl Guzmán informó que “respecto de la ayuda a países extranjeros y vecinos dentro de las diligencias de investigación se ha solicitado el apoyo de organismos internacionales, de manera de contar con todos los antecedentes, sin perjuicio de la labor que han realizado nuestros organismos internos”.



Las investigaciones se orientan hacia grupos anarquistas como presuntos responsables de los últimos atentados, según reveló el fiscal Alberto Ayala.



Guzmán, que declinó revelar a qué países se pidió colaboración, se reunió con las máximas autoridades policiales para coordinar la investigación de los 29 ataques con bombas ocurridos en lo que va del año.



El especialista en temas de seguridad y constitucionales Sergio Morales, del conservador Instituto Libertad y Desarrollo, dijo que “más que un tema de grupos políticos que podían existir antiguamente que realizaban atentados, yo creo que estamos hablando ya de grupos violentos que están realizando continuamente este tipo de actos (terroristas)”.



Recordó que además de los atentados al transporte público “ha habido ataques a un par de iglesias, a cajeros automáticos, a comisarías y al metro ahora, entonces no es algo menor”.



Al clima de tensión se suma la proximidad de un nuevo aniversario del golpe militar de 1973, cuando tradicionalmente se producen desórdenes. El gobierno ha reforzado la presencia policial en el tren subterráneo y en puntos específicos de la ciudad.



En Santiago una de las estaciones principales del metro, Universidad de Chile, fue cerrada temporalmente tras una denuncia por la presencia de un objeto abandonado, lo que desencadenó un operativo de los escuadrones antibombas. El objeto resultó ser un maletín de un técnico que trabajaba en el lugar.



“Ahora lo pensaría ante de tomar el metro porque estoy embarazada”, dijo a la Agencia AP Romina Celle, una psicopedagoga de 26 años.



Juana Bisbal, una profesora de 58 años, opinó que “consideraba el metro como el transporte más seguro. Ahora desconfío de la seguridad y evitaré utilizarlo”.



El escuadrón antibombas también debió acudir a la casa central de la Universidad Católica por una denuncia de un objeto sospechoso para concluir que el supuesto artefacto explosivo era “ropa en desuso”. Situaciones similares se vivieron el martes.



La oleada de denuncias de supuestos artefactos explosivos más los falsos avisos de bomba se desató con fuerza después de que el lunes terroristas detonaron una poderosa bomba en una galería comercial contigua a una de las más grandes estaciones del subterráneo de Santiago, Escuela Militar, que dejó 14 heridos.



El ataque, que siguió a uno de mediados de julio a un vagón del metro y a otro en agosto frente a una parada del transporte público, despertó las críticas de diversos sectores, especialmente de la oposición derechista, a la Agencia Nacional de Inteligencia por no poder prevenirlos y a la fiscalía por no dar con los responsables en dos meses de investigación.



“No confío en los sistemas de inteligencia porque no son proactivos ni resuelven nada”, se quejó Soledad Toro, una vendedora de 57 años. (AP)



Fuente: Vanguardia

Valora este artículo
(0 votos)