Un conflicto armado en toda la extensión de la palabra.

Esa región del estado de Puebla se ha convertido en una zona sin ley.

La principal red de traficantes de combustible robado a ductos de Pemex se encuentra en la pequeña población de Palmar de Bravo, Puebla; este municipio se ubica entre Tecamachalco y Ciudad Serdán. Por ambas cabeceras se puede llegar en una carretera en buen estado.

La desgracia de esta región comenzó hace tres años cuando llegaron los traficantesy tomaron a Palmar de Bravo como su centro de operaciones. Desde entonces se han constituido en un pequeño cártel, que solo pudo crecer gracias a la protección y la complicidad de la Secretaría de Seguridad Pública, su titular Facundo Rosas Rosas y toda una camada de policías delincuentes coludidos con el crimen organizado.

Un operativo del Ejército Mexicano destapó la cloaca. En cascada fueron saliendo los nombres de quienes forman parte de esta red de policías delincuentes. La presión fue enorme y Facundo tuvo que dejar el cargo, pero ahí están en el Ayuntamiento poblano varios de sus embriones, dispuestos a seguir pactando con quien se pueda con tal de obtener portafolios llenos de billetes.

En este momento el verdadero drama político lo representa el alcalde Tony Gali Fayad, quien se niega a depurar la corporación municipal. Esta era una oportunidad única, el momento preciso para hacerlo, antes de que otra bomba le estalle en las manos, tal y como le sucedió al Gobierno del Estado.

Gali tenía la puerta abierta para sacudir todas las ramas de la seguridad pública municipal, y no lo hizo. El aspirante a gobernador debe aprender que con estos temas no se juega y que el electorado puede perdonar muchos errores, menos los que ponen en riesgo su seguridad e integridad familiar.

Tony perdió una oportunidad dorada.

Mientras tanto, la salida de Facundo Rosas Rosas de la Secretaría de Seguridad Pública dejó al cártel que protegía en la orfandad. En este momento ya no tienen ni el respaldo, ni la protección con que contaban hace unos días.

Ante esto, una nueva organización criminal ha entrado en territorio poblano. A sangre y fuego están peleando la plaza de Palmar de Bravo.

El día 1 de la guerra poblana comenzó el domingo 2 de agosto, poco después de la 7 de la tarde. Con fusiles de asalto AK-47 y AR-15 los sicarios masacraron a una mujer que iba acompañada de un adolescente. Otras tres personas de 15, 18 y 19 años de edad resultaron lesionadas.

En las siguientes tres horas la zona de Palmar de Bravo, Quecholac y Palmarito Tochapan se convirtió en un campo de guerra. Algunas versiones de los pobladores hablan de tres enfrentamientos armados, otros afirman que fueron cinco. Las detonaciones de armas de alto poder se escucharon por toda la región.

Tuvieron que entrar unidades del Ejército Mexicano a la zona, ante lo que huyeron los sicarios. Pero este es un nuevo episodio en la violencia poblana. La guerra entre dos cárteles que se disputan la plaza de Palmar de Bravo no se va a detener.

Se necesita mucha voluntad política y mucho oficio policiaco para cerrarle la puerta a dos organizaciones criminales que ya vieron las extraordinarias ganancias que les brinda la “ordeña” de ductos de Pemex.

Aún es posible detener su crecimiento, antes de que se extiendan a otras actividades. La experiencia nacional nos muestra que este es el primer paso; que el monstruo del crimen organizado toma una actividad, para posteriormente ir abarcando otras: narcomenudeo, tráfico de migrantes, extorsión, secuestro, desapariciones.

Esto mismo ya sucedió en otros estados. Así comienzan, peleando por una plaza, y terminan apoderándose de toda una entidad, como sucede con Veracruz, Tamaulipas, Guerrero.

Puebla aún está a tiempo de ser salvada.

Como siempre, quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.