Está en juego todo su futuro, todas sus perspectivas, incluso la manera en que quiere pasar a la historia.

Por esto, Rafael Moreno Valle no va a dejar cabos sueltos, no habrá detalles al azar.

La baraja para el 2016 indica que el alcalde Tony Gali Fayad será el formal candidato; en 2018 Casa Puebla sólo cuenta con una carta, no hay otra más que Martha Erika Alonso. Todo el aparato estatal se va a volcar en estas dos apuestas; utilizarán absolutamente todos los recursos que dispongan o puedan disponer.

Ojo. La guerra sucia tendrá un papel medular, toral, tanto en 2016 como en 2018. El morenovallismo confía en que los expedientes negros que tienen de sus adversarios puedan descarrilar, demoler sus aspiraciones. Ese será uno de los ejes centrales: enlodar al enemigo con cargas de dinamita mediática, escándalos que puedan tener resonancia no sólo estatal, sino incluso nacional. Por esta razón, pese a que el alcalde Tony Gali no levanta en el interior del estado, confían en que el campo minado desintegre el juego sucesorio de sus adversarios.

Estimado lector, no pierda de vista este punto. El morenovallismo recurrirá a sus archivos negros y sacará lo más escabroso y agrio que puedan utilizar. Rafael Moreno Valle no va a soltar el poder fácilmente. Dará la madre de todas las batallas para perpetuarse en Puebla.

Por esto una vez resueltas las cartas azules para 2016 y 2018 al régimen poblano le preocupa profundamente la sucesión en el Charlie Hall. 

El aparato tiene una grave, gravísima crisis  de cuadros. El gobernador no pudo hacer de José Cabalán Macari una figura política; con dificultades ha logrado posicionar a Tony Gali Fayad, pero de ahí en adelante todo el resto del morenovallismo: Eukid Castañón Herrera, Jorge Aguilar Chedraui, Irma Patricia Leal Islas, Pablo Rodríguez Regordosa, Luis Maldonado Venegas, son figuras  electoralmente impresentables.

Por eso, a estas alturas y en una decisión serena y atinada, el gobernador ha dado instrucciones a Luis Banck Serrato para comenzar a perfilarse rumbo al relevo en la presidencia municipal de Puebla en las elecciones de 2018.

Banck tiene el tiempo necesario, los meses y semanas suficientes para impulsar su proyecto; tiene también el oficio político y la sensibilidad social. Luis fue traído a Puebla por una estricta necesidad, se requería una figura con el tacto necesario para conducir las políticas de desarrollo social; alguien que pudiera conjuntar al mismo tiempo la perspectiva técnica, el oficio por los números y el carisma para sentarse con la base social al ras del piso en municipios, juntas auxiliares y colonias. Y es que la naturaleza, la vocación de Banck es esencialmente conciliadora.

De todo el morenovallismo es la figura que puede permear en la base electoral poblana. Las cartas del gobernador son estas para 2018: Martha Erika a la gubernatura y Luis Banck a la presidencia municipal. Sin duda una formula altamente competitiva.

Empero, aquí el punto central es que el ejecutivo escuche la sensibilidad social de Banck. Si el mandatario quiere imponer, maniatar, amordazar la naturaleza de Luis, sólo lo llevará a una derrota segura. El tema de fondo es que desde este momento el aspirante a alcalde debe tomar control de áreas estratégicas del municipio, para desde ahí acomodar su estructura. Pero si esto no se le permite, no podrá avanzar, ni lograr su objetivo.

La política es un oficio que se realiza al ras del piso, una tarea que sólo se entiende desde el trabajo en la banqueta, en la manzana, en la colonia. Rafael pudo llegar a gobernador porque entendió el oficio político desde sus primeras incursiones electorales.Pero este trabajo al ras del piso no lo entienden ni Tony Gali, ni Cabalán Macari y ningún otro de los morenovallistas impresentables.

El único que lo puede entender, asimilar y aplicar es Luis Banck Serrato. Y esto sólo si lo dejan caminar y trazar su propia ruta.

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.