Aunque hace falta mucho trecho todavía para juzgar las bondades o defectos de la Reforma Político-Electoral que creó el INE y sus nuevas facultades en relación con las elecciones locales, por lo menos en el proceso para elegir a los nuevos integrantes del Organismo Público Electoral (OPLE) hay una ganancia brutal en transparencia. A diferencia de la opacidad mafiosa con la que se eligió al actual IEE —con tan fúnebres resultados como la selección de Armando Guerrero como consejero presidente—, al anterior de ese y al anterior, la Comisión Especial ha tenido con conducción modélica para ir descartando aventureros, bucaneros y fauna diversa que quiere integrarse, o para vender favores, o para cobrar sueldos brutales con poco trabajo por temporadas.

La gran novedad, por una parte, han sido los filtros para ir descartando a los aspirantes menos idóneos. Aunque originalmente se inscribieron en el proceso más de 200 aspirantes, el examen de conocimientos separó a los que tenían idea del tema de los que iban sólo por una chamba. Quedaron 54 aspirantes rankeados por calificación, y otro filtro, un ensayo escrito calificado por profesores del CIDE, dejó un total de 35 aspirantes idóneos para integrarse al OPLE, quienes el miércoles enfrentaron un último filtro al enfrentar, en entrevista personal, a los integrantes del Consejo General del INE.

¿Cómo se hacía antes la selección?

En un conciliábulo entre partidos políticos al interior del Congreso local, del que la sociedad ni los medios sabíamos nada, excepto filtraciones a modo. De esa forma llegó al cargo un Armando Guerrero, quien incluso se convirtió en consejero presidente sin tener licenciatura, engañando a toda la sociedad poblana, amparado únicamente en su amistad escolar con Eukid Castañón. Y aunque muchos de los otros consejeros sí tenían el perfil, terminaron ganando los compadrazgos.

De haber existido los filtros impuestos por el INE, personajes como Guadalupe Esquitin, Gustavo Garmendia Dominguez o Víctor Cánovas no hubieran pasado ni el primer filtro del examen de conocimientos y por tanto, no hubieran llegado al IEE. La voluntad del gobernador en turno, más las componendas entre partidos y asignaciones de cuota, dejaron fuera a muchos ciudadanos que sí tienen la preparación, así como la autonomía para tomar decisiones.

Precisamente, el objetivo de la Reforma Electoral fue eliminar la injerencia del gobernador en la integración de los organismos electorales. De momento, aunque esa era la intención original, no se sabe si se ha logrado, pues dependerá de la composición del OPLE que se anunciará antes del 30 de octubre por el Consejo General del INE.

De entre los 34 finalistas, por los resultados de su examen, su ensayo e incluso su comparecencia personal, es innegable que uno de los mejores perfiles es el de Federico González Magaña, que tiene un único punto en contra: su peligrosa cercanía con el gobierno morenovallista, como demuestra la parcialidad de sus resoluciones y votaciones en la Comisión de Acceso a la Información Pública (CAIP), donde apenas en uno de cada diez asuntos revocó la respuesta dada por la autoridad a la hora de resolver recursos de revisión.

¿Puede el Consejo General del INE designar a González Mañaga pese a esos antecedentes, luego de que ocultó deliberadamente que fue asesor electoral del hoy gobernador en la campaña de 2010? Podría, aunque eso significaría que todo el esfuerzo institucional y financiero por reformar el modelo electoral resultó un fracaso.

No es el único morenovallista dispuesto a colarse en el OPLE. Juan Pablo Mirón Thomé recibirá el apoyo de su padrino Luis Maldonado Venegas, confirmado presidente de la comisión de Vigilancia de la ASF, quien reclamará ese lugar para el PRD. Nadie elige a sus hermanos, pero a Juan Manuel Crisanto Campos le volverá a pesar el parentesco con el ex vocero del gobernador, pese a que tiene un excelente perfil. Fidencio Aguilar Víquez va por su tercer periodo consecutivo, en los dos previos ha sido dócil siempre que se habla de Acción Nacional. Fiero crítico del ex consejero Jorge Sánchez, ahora ha guardado ominoso silencio respecto del pecado venial de Armando Guerrero.

Del lado del PRI también se cuecen habas, aunque quizá han sido más hábiles a la hora de esconder sus perfiles. Por supuesto, imaginar un OPLE químicamente puro es una ingenuidad. Pero la ganancia es mucha con el proceso de transparencia. Ahora queda esperar el proceso de negociación de los partidos, pero sobretodo, que el Consejo General del INE se ponga las pilas.