Thursday, 28 de March de 2024

Viernes, 30 Octubre 2015 02:41

Blanca sí es la candidata… de Videgaray, Gamboa y Chayito




Written by  Arturo Rueda

En los últimos días, un coro se impone: Blanca Alcalá ya es la candidata del PRI a la minigubernatura. Estas voces a la candidatura le ponen nombre, pero no apellido: Blanca Alcalá es la candidata de una mezcla de intereses nacionales que confluye en la senadora. Específicamente, Luis Videgaray, Emilio Gamboa Patrón y Rosario Robles la quieren mandar a la guerra. Y la empujan, la convencen, casi la han doblado con un argumento: si no es hora, en 2018 será más difícil, porque la curva de votación del tricolor tiene un rendimiento decreciente


Lo dice, y lo dice fuerte, Alejandro Armenta Mier: la unidad en el PRI es una unidad de fotografía, puro show como la gráfica del domingo pasado en Tehuacán con Mario Marín, Blanca Alcalá y Juan Carlos Lastiri protagonizando la escena. En entrevista para CAMBIO, sin personalizar pero abriendo la “caja de Pandora”, deja claro que no hay ninguna estrategia para enfrentar el 2016: “No es con el show político, no es con fotos, no es con reuniones que no te llevan a nada como vamos a lograr la unidad del partido. Si no hay un plan de trabajo, si no hay una estructura, si no hay una estrategia”. No hay estridencia, pero el oriundo de Acatzingo le dice a Manlio Fabio Beltrones lo que muchos priistas creen desde hace un par de semanas. ¿Cuál es el plan para recuperar Casa Puebla?

 

Y es que hasta ahora, con el mentado cuento de la necesaria unidad, los priistas lucen domesticados, cordiales en el exceso, solícitos para las fotografías, aunque las patadas bajo la mesas ya son durísimas. Algo pasa en las cañerías de la política, una tensión a punto de explotar. Y Armenta es el primero en alzar la voz, denunciando el show de los retratos, y sobre todo, la carencia de estrategia. “Si con reuniones y con fotos se asegurara la unidad, en 2010 hubiéramos ganado la gubernatura”, dice en la excelente entrevista que le hace Héctor Hugo Cruz Salazar.

 

En los últimos días un coro se impone: Blanca Alcalá ya es la candidata del PRI a la minigubernatura. Estas voces a la candidatura le ponen nombre, pero no apellido: Blanca Alcalá es la candidata de una mezcla de intereses nacionales que confluye en la senadora. Específicamente, Luis Videgaray, Emilio Gamboa Patrón y Rosario Robles la quieren mandar a la guerra. Y la empujan, la convencen, casi la han doblado con un argumento: si no es hora, en 2018 será más difícil, porque la curva de votación del tricolor tiene un rendimiento decreciente. Frente a López Obrador, en tres años, cualquier cosa puede pasar.

 

La alianza entre Videgaray y Gamboa ni siquiera necesita explicación: Alcalá llevó la voz cantante en la Comisión de Hacienda en el Senado para dar marcha atrás en la rebaja del IEPS a los refrescos. El titular de la SHCP bajó la línea al coordinador de los senadores, y éste le dio lucimiento a Blanca.

 

Lo de la senadora Alcalá con Rosario Robles, solamente requiere hemeroteca. El grupo Sostén —Margarita Urraca, Chayito y María de las Heras (q.e.p.d.)— llevó la principal asesoría en campaña, y luego, a lo largo de su trienio en la alcaldía de Puebla. Los vasos comunicantes son muchos, y ahora la serpiente en el oído es Juan Carlos Lastiri, quien le garantiza a Blanca todo el apoyo de la estructura del gobierno federal. Sí, todo el apoyo que en más de tres años a él no lo hizo crecer arriba de los 15 puntos de conocimiento.

 

En el fondo anida la traición. Lastiri quiere deshacerse de Blanca Alcalá para el 2018 y esta es su mejor oportunidad. Quizá, dentro de tres años, con Doger en declive y tras la victoria o derrota de la senadora, pueda crecer al 30 por ciento de conocimiento y hacerse con la candidatura. En cambio, si Blanca no va, la tendrá muy difícil. Es mejor endulzarle el oído, jurarle todo lo que haya que jurarle, mandarla a la guerra —no se sabe si con fusil—.

 

Por último, Emilio Gamboa necesita recuperar oxígeno para tener influencia en 2018: todos sus candidatos a gobernadores perdieron este año, y la derrota más dolorosa fue la de Ivonne Álvarez en Nuevo León. Aunque hace poco integró a Blanca a la Junta de Coordinación Política, además de las responsabilidades que le había dado en el Parlatino, poco a poco se ha convencido que es mejor adelantar la nominación de su pupila, porque luego, en tres años, ya no tendrá medios para ayudarla.

 

Así es la confluencia de intereses entre Videgaray, Gamboa y Robles, en la que quieren hacer de Alcalá la candidata del PRI a la gubernatura. Sin duda, son consejeros importantes para el presidente Peña Nieto, quien también escuchará a Osorio Chong —que no tiene favorito, tras la rajada de Lastiri— y fundamentalmente de Beltrones, a quien se le acumulan las papas calientes por todo el país, ahora que también conducirá la elección extraordinaria en Colima.

 

Además de la confluencia del eje Videgaray-Gamboa-Robles, y la lengua sibilina de Lastiri aconsejándole saltar al vacío, Blanca Alcalá tiene indudablemente la ventaja del posicionamiento en las encuestas. Sin embargo, la historia electoral poblana demostró que los sondeos no son palabra de oráculo. También Agüera iba arriba en las encuestas y terminó barrido por Gali.

 

Al final, Armenta tiene razón: con Blanca o Doger, el principal problema tricolor es la ausencia de un plan, una estrategia. Y si hoy Beltrones no puede revertir la presidencia del OPLE para Juan Pablo Mirón, de duda qué puedan hacer en lo futuro. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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