Apoyados por yaks —bóvidos nativos de las montañas de Asia Central y el Himalaya— que fueron rentados por 300 dólares —4 mil 650 pesos mexicanos aproximadamente— los alpinistas que quedaron atrapados hace poco más de una semana a 5 mil 200 metros de altura en la cara norte del Everest tras el terremoto de 7.8 de magnitud que sacudió Nepal, han comenzado a trasladar sus equipajes hacia Katmandú.

Aunque el poblano Aldo Valencia Corona ha recibido llamadas telefónicas por parte del gobierno de Rafael Moreno Valle a través de Miguel Hakim, coordinador estatal de Asuntos Internacionales y de Apoyo a Migrantes Poblanos, el joven de 37 años de edad asegura que no hay forma de apoyarlo en estos momentos.

Por ello, aseguró en entrevista telefónica que tanto él como sus compañeros, 150 personas aproximadamente de un total de 12 expediciones, están a la espera de que el gobierno chino les confirme que serán rescatados vía aérea.

Calculó que será hasta mediados de mayo cuando llegue a la capital de Nepal, y de ahí buscará la forma de salir de ese país, pues ante los hechos que han dejado más de 5 mil muertos en esa parte del mundo, las autoridades prohibieron definitivamente cualquier actividad de escala en la montaña más grande del mundo.

“El funcionario me contactó primero por teléfono, luego vía WhatsApp, pero no quedamos en nada. Sólo en contacto por si se llega a necesitar algo”, refirió Aldo a este medio.

Desde su cuenta oficial de Facebook, el alpinista poblano también reportó que si no son rescatados por helicóptero, tendrán que bajar caminando, una vez que han detectado que algunos de los caminos están libres. La idea es primero trasladarse a la capital de Tíbet y de ahí dirigirse a Katmandú.

Cabe recordar que esta era la segunda ocasión en la que el poblano buscaba llegar a la cima del Everest, pero ante el sismo en Nepal ya no pudo conseguir su objetivo. La primera vez lo consiguió hace cinco años.

Aldo se encontraba a 6 mil 400 metros de altura en un campamento en la cara norte del Everestjunto con sus compañeros de expedición cuando escuchó “tronidos muy fuertes”.

Fue hasta horas después cuando se enteró de que el movimiento era por un terremoto de magnitud 7.8, que sacudió Nepal y la zona del Everest.