Thursday, 25 de April de 2024

Jueves, 08 Diciembre 2016 02:45

El adiós a la exquisita y desbocada rebeldía de Selene

El adiós a la exquisita y  desbocada rebeldía de Selene
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Un paso breve que dejó una huella muy profunda.

  • Álvaro Ramírez Velasco


Una vida que no desperdició ni un minuto, que prodigó desbordada el amor para los suyos, amigos y familiares, se despidió finalmente de este plano, esta tarde de miércoles en su hogar, en el centro de un círculo de amor, intenso de melancolía, de cariño, de recuerdos.


Ella, Selene Ríos Andraca, quien vivió con adrenalina a tope su pasión por el periodismo, anduvo los días de sus 33 años con pasos apresurados y firmes, con zapatos trashumantes y convicciones inquebrantables.


Junto a su ataúd, en la casa que compartió con su pareja, Arturo Rueda, estaba la bicicleta que escogió por compañera de ejercicio en los últimos años.


Arturo, con la voz quebrada, con el dolor que se escapó de las grietas que dejaba entre las palabras, fue el primero en tomar la palabra en el último adiós físico para la ‘Flor de Calabaza’, al centro del círculo amoroso que formaron sus amigos y familiares.


Lágrimas, llanto, sonrisas y risas se fundieron, se mezclaron en su evocación, antes que la subversiva Selene partiera para su cremación esta tarde, en un miércoles que la despidió generoso, con el sol y el brillo de otoño.


En la noche anterior, la del martes, en el velorio, a micrófono abierto el duelo se tornó en recuerdos, en fiesta que celebró a Selene.


La memoria de los suyos recorrió pasajes de su infancia. Surgió de los recuerdos el poema que le escribió su padre en su nacimiento en Chilpancingo.


Sus hermanos, su madre y otros familiares nos trajeron anécdotas desconocidas de quien fue la hermanita menor de los guerrerenses Ríos Andraca, la que sin necesidad de un salvoconducto del Congreso local, se adoptó poblana, se naturalizó de Puebla.


En el jardín que ella personalmente cuidaba, en su casa, los amigos, el mariachi y el mezcal guerrerense acompañaron una celebración nostálgica, con palabras empapadas en melancolía y agradecimientos desde el corazón para Selene, la dueña de esa exquisita rebeldía.


Después de meses aciagos, complicados días por el cáncer que apresurado y necio no entendió de curaciones, que no cedió a la lucha que ella dio con los suyos dieron valientes, se fue Selene Ríos Andraca, en calma, "de a poquito", rodeada de amor, así nos lo compartió su amiga, socia y cómplice de proyectos, Viridiana Lozano, el día en que se había determinado que, desde la Ciudad de México, partiría libre a otro plano de existencia, sin sufrimientos físicos y en paz.


Aplausos flanquearon la salida de su hogar, al que finalmente pudo volver, como era su deseo, con los suyos, entre flores, fotografías en las que se le ve sonriendo, gozando, como acostumbró, la vida, al lado de impresiones de varios de sus trabajos en Periódico Central, que fundó y en el que formó a una generación de jóvenes reporteros.


Yo, la recuerdo bien, con su gusto por la literatura, que desplegaba en su blog, el que nos llevó a muchas conversaciones en muchas ocasiones; por su pluma mordaz, con esa cabalidad descriptiva.


Sé que nunca flaqueó en sus convicciones.


La movían las causas y el periodismo más franco e irónico, en el trabajo y en el corazón.


 


***


Poco sabía de ella y ella venía en despegue profesional, hace nueve años, cuando en noviembre de 2007, fijé en Selene –sin mencionarla por su nombre- el arranque de una crónica que escribí en el negro día en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no se atrevió a sancionar al ahora ex gobernador Mario Marín Torres, por el caso de las violaciones graves a las garantías de la periodista Lydia Cacho.


Ahí quedé convencido de su adrenalina, de su convicción.


Escribí el jueves 29 de noviembre, en ese año, desde la Ciudad de México como corresponsal de e-consulta, en donde también ella trabajó en otro tiempo:


"El triunfo de Marín llenó de frustración a una reportera poblana. En las escalinatas que llevan al Salón de Plenos de la SCJN se sentó un momento para intentar calmarse, pero una lágrima que le rodó por el rostro evidenció sus sentimientos.


"Casi dos años después de que inició el caso, cuando el 16 de diciembre del 2005 Lydia Cacho fue aprehendida en Cancún, en un proceso 'irregular pero no grave' —según los propios ministros— acabó ayer y, con él, también se esfumó la adrenalina, las horas de esfuerzo y los cientos de notas y reportajes escritos con la pluma, el corazón, las convicciones y hasta las vísceras de esa informadora. 'La justicia no llegó… qué asquerosidad es esto', dijo como un último signo de ironía, citando al empresario textilero José Kamel Nacif Borge. Se acabó el caso Cacho".


Vivió con las convicciones a flor de piel, sin medias tintas, con la adrenalina indispensable en una reportera, en una periodista, como ella, exquisita, rebelde, subversiva.


Selene, de paso breve por este mudo, de pisar apresurado y firme, hoy se fue del hogar.


Se queda, sin embargo, en la memoria colectiva y en la nostalgia solitaria, en la sonrisa que, sin duda, se asoma en quienes la recordamos con su desbocada irreverencia.


 


 


*Colaboración Especial