Thursday, 28 de March de 2024

Martes, 05 Julio 2016 01:11

Lastiri busca la muerte del PRI para 2018




Written by  Javier Arellano Ramírez

En aquel 1998 Bartlett eligió a José Luis Flores Hernández como su delfín para buscar un proyecto transexenal. En la otra esquina estaba un aspirante con un profundo arraigo en los 217 municipios del estado: Melquiades Morales Flores. Y como “no hay tercio malo”, llegó a sumarse Germán Sierra Sánchez, quien siempre supo cuál era su verdadero papel.


Era aquel glorioso año de 1998.

 

El fuerte gobernador Manuel Bartlett Díaz (entonces priista y devoto convencido de la mano dura) se rodeaba de una burbuja de exquisitos: Jesús Hernández Torres, los señores Palafox, padre e hijo, el omnipresente Jaime Aguilar Álvarez, Jorge Estefan Chidiac, Óscar Ignacio De Lassé, entre otros personajes que se sentían modelos de la revista “GQ”.

 

Vaya, era el sexenio en que hasta Raúl Torres Salmerón y Mario Marín Torres se sentían güeritos y de ojo azul. A ese grado llegaba el frívolo elitismo de “don Manuel” hoy convertido en “militante de izquierda” que marcha por Paseo de la Reforma, gritando consignas como cualquier proletario.

 

En aquel 1998 Bartlett eligió a José Luis Flores Hernández como su delfín para buscar un proyecto transexenal. En la otra esquina estaba un aspirante con un profundo arraigo en los 217 municipios del estado: Melquiades Morales Flores. Y como “no hay tercio malo”, llegó a sumarse Germán Sierra Sánchez, quien siempre supo cuál era su verdadero papel.

 

Fue la primera vez que se abrió una auténtica y verdadera consulta a la base; se colocaron urnas en todo el estado para que los priistas en particular y los ciudadanos en general eligieran a quién querían como su candidato a gobernador.

 

El mismo Melquiades contó que la noche anterior a la jornada recibió la llamada del entonces presidente Ernesto Zedillo.

 

—Amigo Melquiades, buenas noches, ¿cómo estás? ¿Estás nervioso?

 

—Un poco señor presidente…

 

—Melquiades, no te preocupes que el proceso lo vigilo yo.

 

No había más que decir. Manuel Bartlett, el gran mapache, estaba atado de manos; nada podía hacer para sacar a su delfín. Desde la cúpula del poder nacional el gobernador fue maniatado para que no manipulara el proceso. Por su parte, Germán Sierra recibía la orden de levantar la mano a Morales Flores. Esa noche con todo su pesar, con un inocultable dolor, José Luis Flores aceptó su derrota.

 

Fue una consulta interna atípica, inusual, única, porque pese a los divorcios naturales el priismo no se fracturó. Pero ha sido un caso excepcional. Todos los demás experimentos de consulta a la base han resultado en sonoros, estrepitosos fracasos. Como la consulta a la base del año 2000 cuando se enfrentaron Francisco Labastida Ochoa y Roberto Madrazo Pintado entre otros enanos de la política como Roque Villanueva. El experimento fue tan errado que derivó en la derrota del sinaloense Labastida.

 

Hoy cuando Juan Carlos Lastiri Quirós pide una consulta a la base no sabe lo que dice.

 

Éste es el peor momento del priismo poblano. Lo hemos dicho y subrayado; el piso electoral, la base militante del PRI se está rompiendo, se está fracturando. Algunas poblaciones que eran bastiones tradicionales del tricolor ahora se han vestido de azul. Pequeñas comunidades rurales e indígenas en donde no existía más que el voto verde ahora son completamente azules.

 

La directiva de Jorge Estefan y Rocío García Olmedo no se han dado cuenta de este fenómeno: la base priista, el piso tricolor se está rompiendo. Esto es un efecto nacional provocado por el terremoto llamado Enrique Peña Nieto, pero en Puebla se ha agudizado por las desastrosas directivas priistas como las de Pablo Fernández del Campo, Fernando Moreno Peña y Ana Isabel Allende Cano.

 

A este paso el PRI poblano tendrá la misma presencia que su equivalente en la Ciudad de México donde es un cadáver.

 

Promover en este momento una consulta a la base sería la gran oportunidad de los morenovallistas para meter la mano y terminar de pulverizar lo que ya esta fracturado.

 

¿Qué la pasa Juan Carlos Lastiri? Además, ¿en serio piensa que puede ganar una consulta interna?

 

Los tres apuntados para una aventura suicida serían Lastiri, Alejandro Armenta y Alberto Jiménez Merino. Porque ni Enrique Doger, ni Jorge Estefan se meterían a una cruzada irracional y autodestructiva.

 

No señor Lastiri, su partido no está para consultas internas. Ahora, si se trata de acabar con lo que alguna vez fue un bastión del tricolor, adelante van por buen camino.

 

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

 

 

 

 

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