Una máxima popular dicta que “la experiencia es el peine que tenemos cuando nos quedamos calvos”. Esperamos que esto no le suceda al alcalde Luis Banck Serrato.

Los hechos de extrema violencia ocurridos el viernes 22, en el corazón de la Angelópolis son un llamado a actuar con prudencia y sensatez; ambas características propias del edil interino.

Sin duda alguna el comercio informal de Puebla capital debe someterse a la ley, al Estado de Derecho, a la formalidad. Pero las actitudes atrabancadas y atrabiliarias no son la solución. En las redes sociales circulan decenas de videos que muestran cómo claramente los uniformados utilizaron sus armas de cargo para intimidar a los comerciantes. Son pistolas tipo escuadra que sacaron en forma coordinada y dispararon en ángulo de 45 grados. Esas balas no serían forzosamente letales, pero pudieron serlo.

Las escenas están fielmente videograbadas por comerciantes formales que desde el interior de sus locales dieron cuenta de la barbarie en que se convirtió aquella parte del Centro Histórico.

El responsable de ese operativo grotesco, torpe y fallido no es otro que Alejandro Óscar Santizo, secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM), una de las rémoras que Facundo Rosas Rosas dejó enquistadas en Puebla.

Es un grave desacierto y un lamentable error sostener a Santizo en el cargo. Se está repitiendo la historia de Chalchihuapan en la que por un malentendido y errado orgullo político se sostuvo a Facundo, hasta que el tráfico de hidrocarburos llegó a tirarlo. Rosas debió caer al día siguiente de los hechos en Chalchihuapan, pero sólo sometieron al gobierno estatal a un desgaste tan excesivo, como innecesario.

Hoy la historia se repite. Ya no en la carretera y el puente de Chalchihuapan, sino en las calles tradicionales de Puebla capital. La falta de tacto, la insensatez, el desplante atrabiliario sÓlo se le puede adjudicar a Alejandro Óscar Santizo, quien debe tener las horas contadas en el cargo.

Sobre la figura de Banck hemos abundado en el pasado, desde su nombramiento como secretario de Desarrollo Social. El funcionario es un hombre prudente y mesurado; con un pleno control sobre sus emociones; ajeno, contrario a los exabruptos y arrebatos. Es el ejemplo de la moderación. Hoy esa misma mesura lo debe llevar a considerar la permanencia de Santizo en el cargo.

Banck debe aprender de la experiencia en Chalchihuapan y no esperar a que estalle otra crisis en el Ayuntamiento que preside.

Desde la caída de Facundo debió ordenarse la remoción de Santizo. En su momento no se hizo, pero hoy, sin duda es el instante preciso para que el alcalde Banck proceda en consecuencia.

El edil es un hombre que sabe aprender de la experiencia y no esperará a que ocurra otro hecho deplorable.

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.