Thursday, 28 de March de 2024

Lunes, 13 Junio 2016 03:00

La resaca de una elección: el rompimiento estructural del PRI




Written by  Jose Zenteno

Hay muchas lecciones que extraer del proceso electoral 2016 y que en buena medida determinarán el panorama político en los próximos años. A nivel nacional, el PRI resultó el gran perdedor y pudo ser peor, pero la intromisión de MORENA en Oaxaca, del PRD en Tlaxcala y de un partido local en Sinaloa dividió las elecciones en tercios, lo cual permitió que el PRI ganara en esas entidades. 


En Puebla la tendencia del voto sufrió alteraciones estructurales que reducen la competitividad del PRI y colocan una nueva línea de voto duro tricolor muy por debajo de los 600 mil sufragios.

 

Los colegas encuestadores con cartera nacional entregaron malas cuentas en sus encuestas de salida de varios estados. Mientras los encuestadores nacionales se equivocaban, en Puebla acusaban a mi empresa de participar en una campaña para orientar las preferencias ciudadanas. Toda una paradoja, si somos acertados y publicamos los perdedores en esas encuestas nos acusan de ser propaganda; si no decimos la verdad todos nos acusan de incompetentes; y si no publicamos no existimos.

 

Este tipo de reflexiones conforma la resaca de esta elección. Le adelanto amable lector que analizar lo ocurrido nos tomará varias entregas, así que vamos por partes.

 

El rompimiento estructural del PRI

 

En Puebla, el análisis histórico determinaba que en una elección con participación menor al 45 % el PRI era imbatible. Eso es falso a partir del 2016, ¿qué motivó el cambio?, ¿es una pérdida de capacidad de las estructuras priistas o es un cambio cultural de los ciudadanos ante las elecciones?

 

Creo que es un poco de ambos. Por una parte, las estructuras políticas del PRI han perdido capacidad de interlocución con la sociedad y también han sido vulneradas por las estructuras del PAN-gobierno que ahora se constituyen como una fuerte competencia. Por otra parte, la gente ya no se compromete con ningún partido político, reciben lo que todos les dan y en las urnas votan por quien ellos quieren. Incluso, no sería raro que muchos ciudadanos aparezcan tanto en las listas de “promovidos” del PAN como en las del PRI. Ante la incapacidad y la debilidad de las estructuras partidistas de incidir realmente en los resultados electorales, en algún momento habrá un cambio en las prioridades partidistas; menos dinero a la promoción y movilización del voto y más recursos a la persuasión de electores. Este cambio tenderá a abaratar el costo de las campañas y nos acercará más al ideal democrático de elecciones libres protagonizadas por ciudadanos libres.

 

Si tomamos como referencia los datos de nuestras últimas encuestas publicadas, deberemos concluir que las estrategias de compra de voto y movilización de estructuras no generaron cambios significativos en la conformación de las preferencias. Ya veremos lo que arroja nuestra encuesta de salida al respecto de los motivadores del voto y también para estimar en cuánto influyeron la movilización y la compra de voto. Lamentablemente esos datos aún no los tenemos disponibles.

 

Los resultados del cómputo final arrojan conclusiones interesantes. Los 675 mil votos obtenidos por el PAN -sin la suma de los partidos que también postularon a Tony Gali-, habrían sido suficientes para derrotar los 632 mil votos obtenidos por el PRI y el Partido Verde Ecologista. Con respecto de los votos obtenidos en las elecciones federales de 2015, el PAN incrementó su votación en casi 182 mil votos, mientras que el PRI-PVEM apenas consiguió 25 mil votos más que en el anterior proceso electoral. MORENA también tuvo un modesto desempeño con un incremento de casi 28 mil votos con respecto del 2015. El PRD perdió 10 mil votos y el resto de los partidos pequeños obtuvieron 12 mil votos menos, mientras que los votos nulos se redujeron en 23 mil sufragios con respecto del año pasado.

 

Entre las elecciones de año anterior y las de 2016 hubo un incremento en la participación de 189 mil electores, por lo que 182 mil votos fueron para el PAN. Esto significa que la dupla PRI-PVEM no fue capaz de competir en el segmento de “nuevos” votantes que decidieron participar en esta elección y que no lo hicieron en 2015. El límite de competitividad del PRI se establece en 42 % de la lista nominal, cuando la participación excede esa línea lo más probable es que el PRI-PVEM sea derrotado. A eso llamo el rompimiento estructural.

 

En las últimas dos elecciones apenas el 14.5 y el 14.7 % de la lista nominal vigente en cada elección ha votado por el PRI-PVEM. Ese porcentaje de apoyo es menor al promedio obtenido por Acción Nacional entre las elecciones del 2003 y 2016 que es del 15.5 %. En términos reales el estado de Puebla se está “empanizando”. Ello no significa que el PAN vaya a ganar las próximas elecciones, incluso creo que la probabilidad estará del lado de las izquierdas, pero ese también será tema para futuras entregas.

 

Tengo que confesar que estas elecciones me dejaron agotado, no tanto por la cantidad de trabajo (que no excedió al de otros procesos), sino por el nivel de exigencia y presión política al que estuvo sometida la empresa. Salimos bien, cumplimos como solemos hacerlo, fieles a la filosofía de MAS DATA; con honestidad y solvencia técnica. Espero que los empeñados en descalificarnos a lo largo de la campaña como Jorge Estefan Chidiac, Blanca Alcalá, Alejandro Armenta, Pablo Fernández Del Campo, Ana Teresa Aranda, Abraham Quiroz y sus voceros en los medios de comunicación y en las calles, reconozcan públicamente que se equivocaron al juzgar el trabajo de MAS DATA. Al menos por vergüenza política. Lo dije y lo he dicho en otras elecciones, los resultados electorales colocan a cada uno en el lugar que merece.

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