Thursday, 25 de April de 2024

Viernes, 03 Junio 2016 03:02

El domingo, todos a votar




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

La democracia tiene grandes defectos y más en los países como el nuestro con tanta desigualdad social y económica, pero pese a ello, es el mejor sistema de gobierno hasta ahora conocido.


Para su correcto funcionamiento, se hace necesaria la participación de los ciudadanos que deben concurrir a depositar su voto y esperar el resultado final, aceptarlo y estar vigilantes para que las nuevas autoridades cumplan con sus compromisos de campaña, con los planes y proyectos que expusieron ante la población durante sus diálogos con la gente. Todos los ciudadanos tienen el derecho a objetar el incumplimiento de lo prometido, pero aun más, quienes concurrieron a las urnas el día de la elección y cumplieron con el deber de votar por el candidato de sus simpatías, es decir, con quienes cumplieron el principal deber cívico en toda democracia, que es el de votar.

 

En los países atrasados social, política y económicamente, las elecciones se convierten en un problema que puede dar como resultado actos violentos, enfrentamientos verbales entre grupos de los diferentes partidos y candidatos, compra de votos a la gente con mayores necesidades, alto índice de abstencionismo y muchos más. Ése es nuestro caso.

 

En el México de los años cuarenta, ocurría ya eso y sigue ocurriendo porque no hemos sido capaces de superar la pobreza y el atraso cultural y educativo que hemos arrastrado desde hace décadas.

 

Cuando este columnista era niño, allá en los años cuarenta, escuchaba en la primaria que los estados más pobres y atrasados del país eran Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

 

Varias décadas después, escuchamos al presidente Peña Nieto decir que habrá programas especiales para que los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero superen su estado de pobreza.

 

Pero recordamos que en esas entidades y en los diferentes gobiernos federales, se han implementado programas para el mismo fin, con inversiones multimillonarias, sin que se hubiera logrado nada.

 

Cuando salimos de Guerrero para estudiar en Puebla, eran los años sesenta, sólo había allá una carretera pavimentada, la México-Acapulco y tuvo que surgir la guerrilla de Genaro Vázquez, para que se hicieran más carreteras, pues el Ejército no podía movilizarse para combatir a la guerrilla por falta de caminos. Sólo podía entrar la Caballería, que entonces no era motorizada.

 

Llegó después la guerrilla de Lucio Cabañas y sólo así, la entidad guerrerense pudo contar con carreteras troncales hacia las costas grande y chica, hacia la tierra caliente, hacia la montaña y hacia las zonas centro y norte.

 

Todos saben lo que está ocurriendo allá con las acciones del crimen organizado, los cultivos de mariguana y amapola. Y continúa en atraso económico, educativo, cultural y político… Ojalá y el nuevo proyecto del gobierno federal dé resultados positivos.

 

Si en Puebla, como prevén algunos estudiosos del comportamiento cívico de sus habitantes, gana el abstencionismo no podrá esperarse mucho. Si la gente sale a votar por el candidato de sus simpatías y después lo obliga a cumplir con sus promesas, con sus planes y proyectos de gobierno, avanzaremos por el camino democrático.

 

Los dos candidatos más fuertes: Blanca Alcalá y Antonio Gali han ofrecido, ante el reclamo de los habitantes de provincia, que si el voto popular los lleva a la gubernatura (a cualquiera de ellos) atenderán por igual a los 217 municipios. Otra promesa es la de nombrar como funcionarios del gobierno a personas plenamente identificadas con los poblanos y no precisamente a “cuates”, sino a gente capaz, honesta y responsable.

 

Esos son avances logrados por los reclamos ciudadanos que los candidatos no han podido rehuir ni ignorar.

 

Si la participación ciudadana se da en las urnas, seguramente que Puebla seguirá avanzando por la ruta de la democracia y la entidad podrá lograr superar los problemas de desigualdad social, de pobreza, de educación y salud.

 

Los candidatos de los partidos de izquierda: Morena y PRD y la candidata sin partido o independiente: Abraham Quiroz, Roxana Luna y Ana Teresa Aranda habrán puesto su granito de arena para este avance, pues quienes no comulgan con los partidos centro-derechistas y buscan una salida diferente para superar los problemas que se confrontan, tuvieron oportunidad de expresarlo en las urnas.

 

Pericles Olivares, quien en algún tiempo fue un priista más o menos conocido, se voló la barda, por lo oportuno de su renuncia al PRI, precisamente en la víspera de las elecciones.

 

Su voluntaria salida del partido tricolor y su apoyo a la candidatura de la Alianza Sigamos Adelante en el momento en que más se necesitaba, merecen un reconocimiento público. Si como parece, el triunfo es de Antonio Gali, una secretaría en su gobierno o algún otro puesto importante no le caería mal.

 

¿Se irá solito o se llevará a “toda su gente”? Es importante saberlo.

 

 

 

 

 

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