Los informes sobre las encuestas rápidas daban por triunfador a Gali. En los noticiarios nacionales de las diferentes televisoras de la capital del país, se daba por ganador a Gali, incluso se dijo, que en declaraciones del dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, reconoció la derrota de su partido en Puebla.

En varios noticiarios televisivos, se dijo que el PRI había triunfado en entidades difíciles, como Veracruz, Oaxaca y Quintana Roo y que había un empate en Tamaulipas. De Puebla de vez en cuando se informaba que la alianza encabezada por el PAN, iba arriba del PRI por ocho y hasta 12 puntos.

Los llamados “conteos rápidos” daban por triunfador al candidato de la alianza PAN-PANAL-PT y otros partidos chicos, es decir a Gali Fayad.

En el hotel México, todo era movimiento y entusiasmo. Ahí se había instalado el cuartel general de Antonio Gali.

En las oficinas del PRI estatal y municipal de esta capital, en otras ocasiones muy movidas y ruidosas, ahora permanecían quietas y en silencio.

No fue reportado ningún incidente grave de ninguna parte del estado. Todo ocurrió con una tranquilidad asombrosa y con poca afluencia de votantes en las casillas.

Sería la desilusión que partidos y políticos han causado a la ciudadanía; sería la guerra sucia que a nadie gusta y que aplasta cualquier propuesta valiosa que los candidatos llegaran a hacer, para dar paso al rumor mal intencionado, al chisme, a la intriga barata o los famosos mensajes de las redes, tras de los que se esconden algunos sujetos inmaduros para desprestigiar a adversarios políticos o aun peor, a algunos enemigos personales, aprovechando el anonimato; o serían otras cosas, pero lo cierto es que la ciudadanía mostro desinterés por las elecciones.

Ese desinterés que cada vez aumenta más en el país, no es bueno para una democracia incipiente como la nuestra, para una democracia que todavía no acaba de ser, que está en sus primeros pasos, pero que han sido los propios partidos y los propios políticos, quienes han venido impidiendo su sano desarrollo con sus devastadoras guerras sucias que degradan a la política, como actividad social y a los políticos como seres humanos y como servidores públicos o aspirantes a serlo.

En estas elecciones la también llamada “guerra de lodo” fue tan insensata y despiadada que el mismo gobierno, a través del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pidió a los partidos, que ya no siguieran causando líos, pues ya hay demasiados en el país; la misma Iglesia católica hizo un llamado para terminar con la “guerra sucia” que en lugar de resolver los problemas de la nación, los agrava y los complica. Fueron muchas las instituciones civiles las que se pronunciaron en contra de esos pleitos que parecían de pandillas delincuenciales, que no conducen más que a agudizar las cosas en este país agobiado por la inseguridad y la violencia, amén de los graves problemas económicos y el desempleo.

Este tipo de acciones traídas a México en el 2000 por el PAN y los amigos de Fox, en estas elecciones fueron mucho más agresivas en los estados de Tamaulipas, Veracruz y Oaxaca. Sin embargo, Puebla no se quedó atrás y todavía el PRI amenaza con judicializar el proceso, aunque en esto, el gobierno federal diría la última palabra.

El resultado oficial se sabrá en el transcurso de esta semana, una vez que se hayan recibido y contabilizado los resultados obtenidos en los 217 municipios de la entidad.