Saturday, 20 de April de 2024

Martes, 07 Junio 2016 02:03

Renovación total del PRI o muerte: esa es la disyuntiva




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

Los comentarios por los resultados de las elecciones del domingo en Puebla, abundaron entre grupos de amigos, mesas de café y hasta en discusiones familiares.


 

La victoria del PAN ya estaba cantada, fue la opinión más generalizada.

 

Los priistas dicen que en su partido, todo les pareció raro desde el principio: once de los doce candidatos del PRI a las gubernaturas en los estados que tendrían elecciones para ese cargo fueron “destapados” en la sede de la dirigencia nacional por el presidente nacional del Revolucionario Institucional, Manlio Fabio Beltrones.

 

La candidata del PRI por Puebla, Blanca Alcalá, fue destapada en Colima, durante una reunión de senadores, por el coordinador de la fracción priista, Emilio Gamboa Patrón, quien luego se trasladó a Puebla, acompañado de otros senadores no poblanos, para hacer el destape en esta capital.

 

Al destape de doña Blanca no asistieron dirigentes nacionales del partido tricolor, sino senadores que nada tenían que ver con la dirigencia priista.

 

Doña Blanca fue la aspirante que menos trabajo realizó durante la precampaña que los otros aspirantes llevaron a cabo con más o menos intensidad. Eso hizo recordar sus declaraciones sobre que no quería ser la min gobernadora, sino la de seis años que se elegiría en el 2018.

 

Su designación como candidata causó molestia y hasta enojo, en grupos priistas que ya trabajaban o simpatizaban con otros aspirantes. Muchos de ellos hicieron huelga de brazos caídos durante la campaña, máxime que no era fácil para militantes de muchos años vencer las barreras que se pusieron alrededor de la candidata, para impedir su contacto con gente que no era de su círculo cercano.

 

Las campañas electorales como las guerras se ganan con dinero, dinero y más dinero, elemento que escaseó por primera vez en la historia del PRI en Puebla o por lo menos ese era el rumor que corría entre los operadores y la militancia tricolor.

 

La “guerra sucia” o “guerra de lodo” fue demoledora para el priismo que no supo o no quiso responder con efectividad a los ataques de sus adversarios y en ocasiones pareció que el PRI bailaba al ritmo que le tocaban del otro lado.

 

Los priistas actuaron en muchos casos como los panistas lo hacían cuando el PRI era el amo y señor del ruedo: afirmaron de entrada, que se enfrentarían a una “elección de Estado”, lo mismo que señalaba el PAN en cada elección hace algunas décadas.

 

Convocaban a reuniones de prensa para quejarse de los abusos de poder, de las tropelías que sus adversarios políticos cometían y de las amenazas de que eran objeto sus militantes tanto en la capital, como en la provincia.

 

Cuando la señora Alcalá Ruíz rindió protesta como candidata del PRI, misma que le fue tomada por Manlio Fabio el dirigente nacional, en la primera vez que hizo su aparición en Puebla, desilusionó a muchos, quienese esperaban de ella un discurso en el que señalara los errores del actual gobierno estatal y la forma en que ella actuaría para corregirlos; querían escuchar sus planteamientos como candidata de oposición y lo que escucharon fue un discurso deshilvanado, gritos de “vamos a ganar, vamos a ganar” y otros en los que decía que durante su gobierno no habría un feminicidio más, pues en esos días habían aparecido varias mujeres asesinadas.

 

Total, que según los comentarios que escuchamos ayer de priistas, de ex priistas, de simpatizantes del PRI y de personas sin partido, pero interesadas en cuestiones políticas, desde el inicio de su campaña doña Blanca empezó a perder.

 

Tal parece, nos dijeron, que el priismo local esperaba que el descontento contra el actual gobierno por la privatización del agua, por las fotomultas, por el cambio drástico del transporte público sobre todo en la zona sur y por muchas cosas más, sería suficiente para que su candidata ganara la elección.

 

Pero no contaban con que la alianza Sigamos Adelante, encabezada por el PAN, lanzaría a un candidato carismático, ampliamente conocido en Puebla, ciudad donde nació, se educó y siempre ha vivido, casado con una poblana y con amistades en todos los círculos sociales de la entidad.

 

Los electores poblanos ven a Antonio Gali Fayad, como uno de ellos, pues es amistoso y cordial con sus numerosos amigos en todos los ámbitos.

 

Saben que es gente del actual gobernador Moreno Valle, pero que en el ejercicio del poder actuará por su cuenta y riesgo, que estará siempre cercano a la ciudadanía poblana, pues al finalizar su mandato él y su familia permanecerán en Puebla como lo han hecho los gobernantes poblanos con arraigo como el que Gali tiene en esta capital y en este estado.

 

Esas fueron las ventajas que nuestros opinantes ven en el caso del candidato triunfante.

 

Además, contó con recursos suficientes para los trabajos de campaña y supo ganarse a personas sin partido e incluso a ciudadanos con militancia en otros partidos, principalmente del PRI, partido que como hemos dicho, ya tiene infiltrado al PAN, al grado de que ese partido conservador y en sus inicios clerical, parece haber desaparecido o estar a punto de desaparecer, pues ya no tiene ideología, ya actúa como el PRI, pues está lleno de priistas, al grado de que de los siete candidatos a gobernadores del PAN que triunfaron en esta contienda, cinco, cinco de siete, son ex priistas.

 

De esto le platicaremos después.

 

La izquierda poblana también triunfó: Abraham Quiroz Palacios, el candidato de Morena cumplió cabalmente con su objetivo que nos planteó en una entrevista que le hicimos poco antes de que fuera designado oficialmente candidato de su partido.

 

Morena no tenía ni la infraestructura ni la organización para poder ganar una elección.

 

Su meta sería precisamente esa: aumentar su militancia en todo el estado; crear infraestructura partidista y organizar debidamente a sus militantes.

 

Obtuvo más de cien mil votos arriba de los obtenidos por la candidata del PRD, Roxana Luna Porquillo. El candidato de Morena tiene asegurado más del 10 por ciento de la votación total, contra el 4.8 de la candidata perredista.

 

Sin embargo, Roxana, quien contó siempre con el apoyo del senador poblano y coordinador de su bancada en el Senado, Miguel Barbosa, dice que el triunfo del PRD fue haber logrado su plena libertad como partido político en Puebla.

 

Morena ya es la tercera fuerza política de la entidad y el PRD ha pasado al cuarto sitio.

 

Finalmente, la señora Ana Teresa Aranda, la candidata sin partido o independiente tenía hasta ayer el 4.2 por ciento de la votación, un poquito menos que la candidata perredista, lo que es una buena votación, si se toma en cuenta que no tuvo el apoyo de ciudadanos organizados en un partido político, lo que siempre es una ventaja. Se apunta para volver a aspirar al gobierno estatal en el 2018.

 

 

 

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