Thursday, 28 de March de 2024

Viernes, 10 Junio 2016 02:15

¿Tiene salvación el PRI?




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

Muchos priistas consideran que el Partido Revolucionario Institucional puede salvarse de la debacle total, pero creen que los mismos dirigentes son los que se oponen.


No hay interés ni en la dirigencia nacional, ni en las dirigencias locales por cambiar las cosas, señalan. Si tuvieran la intención de hacerlo ya estarían trabajando en ello o por lo menos ya habrían hecho planteamientos serios para retomar el rumbo, para volver a ser el partido mejor estructurado, mejor organizado y con el más alto voto duro, como siempre lo fue.

 

Tal parece que el plan es invadir a otros partidos, como lo están haciendo con el PAN, para seguir gobernando con el disfraz de panistas. No hay que olvidar que de los siete triunfos que obtuvo el PAN en las elecciones del pasado domingo, en tres, aliado con el PRD, cinco de los candidatos triunfadores provienen de las filas priistas y algunos como en el caso de Quintana Roo, salidos de las filas tricolores para ingresar a Acción Nacional a fin de aceptar la candidatura que les ofrecían.

 

El pragmatismo en todo su esplendor.

 

La pérdida de las elecciones en siete estados del país debe hacer reaccionar a los priistas, pero no para pelear entre sí, no para aprovechar el descalabro para eliminar al adversario interno, sino para trabajar unidos en un proyecto revitalizador del partido que empezó a declinar a raíz de la llegada de la tecnocracia al poder.

 

La debacle dio principio con el cambio de discurso. Desde sus inicios, el PRI tuvo un discurso que giró en torno a la Revolución Mexicana y a los movimientos de Independencia y Reforma. Un discurso destinado a fomentar el nacionalismo entre las masas, hablando de los tres movimientos populares más importantes de nuestra historia.

 

A partir del salinismo, se borró todo eso. A los héroes sólo se les menciona y muy bajito, en las conmemoraciones cívicas para recordar, con bastante discreción por cierto, esos hechos relevantes o el natalicio de algunos de nuestros preclaros héroes: Hidalgo, Morelos, Juárez y algunos otros. De los presidentes de la República surgidos de la Revolución, ya casi no se menciona a nadie, casi todos han sido borrados del calendario cívico. A los únicos que no se les ha podido eliminar es al general Lázaro Cárdenas, creador de muchas de las instituciones aún vigentes y a Gustavo Díaz Ordaz, para denostarlo por lo del 2 de octubre del 68.

 

Para empezar a reorganizar al partido tricolor y a fortalecerlo, nos dicen, hay que darle la vuelta empezando por el discurso: al pueblo nada le dicen las referencias a la macroeconomía, a las leyes del mercado, a las altas y bajas de la bolsa, a los tratados comerciales entre México y las grandes potencias, etc. A los mexicanos les interesa tener trabajo y obtener por él, un salario suficiente para atender las necesidades básicas de su familia, algo que no tiene casi el cincuenta por ciento de la población.

 

Cuando el asesinato de Luis Donaldo Colosio, en los finales del gobierno de Salinas, salió una noticia que según comentarios de algunos medios de difusión, era una buena noticia en medio del impacto que provocó el asesinato del candidato priista a la Presidencia de la República: el ingreso de México a la OCDE, organismo internacional que es como un club de países ricos o que se creen ricos. Salinas de Gortari hizo grandes esfuerzos para ser aceptado en ese club, pues su objetivo era que los mexicanos creyéramos que eramos del primer mundo.

 

El resultado es que en la OCDE, México es un país colero en todo: somos el que tiene un sistema educativo costoso e ineficiente, más que todos los demás socios; somos el país con salarios mínimos más bajos, el de menor desarrollo social, el que tiene más “ninis” –jóvenes que ni estudian ni trabajan-. El de mayores índices de criminalidad, el que tiene más reportes de violaciones a los derechos humanos, en fin… un país colero en todo.

 

Y todo eso logrado en los gobiernos tecnocráticos “modernos” y en nuestro ingreso a la “democracia electoral” con la alternancia en el poder, entre el PRI y el PAN, partidos antagónicos desde que eran los partidos Liberal y Conservador, en los albores de la Independencia hasta la época actual, en que ambos son ubicados como de centro-derecha.

 

Nos dicen que ayer tuvieron una reunión los integrantes de la cúpula priista poblana en un restaurant cuyo nombre lo dice todo: “La Conjura”. El objetivo era dirimir sus diferencias y llegar a acuerdos.

 

Dicen que se dieron hasta con la cubeta, pero ojalá y eso sirva para desahogar odios y rencores, para entrar en la cordura y para tomar acuerdos que permitan la reorganización y modernización, de ese partido que está viviendo desde la llegada de los tecnócratas al poder, un proceso de descomposición que lo puede llevar a la debacle total. 

 

 

 

 

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