Wednesday, 24 de April de 2024

Martes, 28 Junio 2016 01:42

La inseguridad incide en la economía




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

Para nadie es un secreto que la inseguridad incide mucho en la baja de la economía de los pueblos, incluso en esas enormes plazas que en nuestro país se denominan “tianguis” y que generalmente se realiza una o dos visitas por semana en muchos de nuestros pueblos o pequeñas ciudades.


Es preocupante la noticia que leímos ayer en un diario local, en el sentido que los secuestros y homicidios dolosos, están aumentando en forma alarmante en Puebla, según un reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

 

Hay que tener mucho cuidado con esto, porque afectará o ya está afectando gravemente a la economía regional.

 

Este columnista acaba de regresar de su natal Guerrero, donde para nadie es un secreto que la delincuencia está desatada, es decir, fuera de control.

 

El pasado fin de año estuvimos cinco días en Chilapa, pequeña ciudad de 40 mil habitantes y en esos cinco días se registraron ocho asesinatos.

 

Nuestra estancia fue de tres días y al regresar el pasado domingo el diario “El Sur”, que se edita en Acapulco, daba como nota principal de primera plana: “Ayer, 18 ejecutados, entre ellos tres policías federales en Chilapa”.

 

En el sumario de la cabeza principal se leía: “Los agentes fueron asesinados a tiros cuando comían en una fonda del mercado. También en Chilapa dejan el cuerpo de un hombre desmembrado (..:) En Iguala fueron seis las víctimas, incluidas dos mujeres (…) En Acapulco ocurrieron cinco homicidios (…) Dos jóvenes fueron baleados en el libramiento de Tixtla a Chilpancingo, y les dejan un narcomensaje (…) Atacan a balazos la casa del jefe de custodios del penal de la capital.

 

En ninguno de los casos había detenidos, aunque el lunes ya se anunció la detención de quienes participaron en el homicidio de los agentes de la policía federal, que ocasionó también graves lesiones a una mesera de la fonda donde comían los federales, un policía que estaba en el grupo y un transeúnte.

 

A la hora del tiroteo en el mercado grande (hay dos mercados en la población) ninguna autoridad se hizo presente. Los policías que fueron abatidos y el que resultó lesionado, estaban en su día de descanso y vestían ropa deportiva, ya que habían ido al centro deportivo a hacer sus entrenamientos de rigor. Después que ocurrieron los hechos, por todas las avenidas principales de la población circulaban camionetas con soldados del Ejército o con policías federales y estatales, portando metralletas.

 

Los pobladores que no se veían muy impresionados de lo ocurrido (“ya estamos acostumbrados”, nos dijeron) criticaron la presencia de tantos soldados y policías, ya que no han podido evitar que la violencia siga. “Siempre llegan ya que todo pasó y rarísimas veces logran atrapar a los delincuentes”.

 

Se quejaron de que soldados y policías, más éstos que aquéllos, acosen a las muchachas de la población, sobre todo a las bonitas.

 

La presencia de tantos elementos de seguridad tiene incómodos a sus habitantes. Señalan que el enorme gasto que se hace en su mantenimiento (tienen hoteles ocupados en su totalidad) es inútil, dados los resultados que se tienen.

 

Los hechos en el mercado donde fallecieron los policías, ocurrieron a las 2:30 de la tarde, la hora de la comida, no en la noche ni en la madrugada.

 

Lo acontecido en el libramiento Chilpancingo-Tixtla, donde murieron dos jóvenes, el mayor de 32 años, sí fue en la noche. El domingo que regresábamos para Puebla, ese libramiento de 20 kilómetros, era recorrido por no menos de diez patrullas policiacas y transportes militares.

 

Los problemas de inseguridad en Puebla son diferentes a los que confronta Guerrero, pero pueden complicarse si no se adoptan las medidas necesarias para evitarlos.

 

Aunque la delincuencia ha aumentado en la ciudad-capital, el problema de inseguridad se confronta en la Sierra Norte, en el sur del estado y en la parte central: corredor de Chachapa-Amozoc-Tepeaca; en Tehuacán y otras zonas colindantes con Veracruz, Guerrero y Morelos.

 

Hay que tener mucho cuidado con eso, porque si los secuestros y homicidios dolosos se desbordan van a rebasar a las autoridades y ni pidiendo el auxilio federal, podrá resolverse el problema como lo estamos viendo.

 

La economía regional de los pueblos y ciudades que se vean afectadas por la violencia, se va a desplomar.

 

En la región de Guerrero a la que me estoy refiriendo, hay un tianguis que se inicia el sábado y culmina el domingo en Chilapa. Es un tianguis como el que era el de Tepeaca en Puebla los lunes. El sábado pasado, un día después de los acontecimientos, la ciudad estaba semi-desierta y el domingo, que es el mero día del “tianguis” el movimiento comercial estaba a menos de la mitad de lo acostumbrado.

 

Los habitantes de los pueblos y municipios cercanos que concurren a vender o a comprar mercancías tienen temor, sobre todo que a raíz de un acontecimiento violento, se ponen retenes militares y policiacos en las entradas y salidas de la población, con las consiguientes molestias y a veces abusos que sufren sobre todo los campesinos.

 

Pequeños y medianos comerciantes del centro de la cabecera municipal y distrital de la zona, nos dijeron que sus ventas ya no son como antes. La inseguridad ha contribuido enormemente a eso, pero también las grandes tiendas como el super “Chedraui, que allá se le llama “Súper-Che” y más recientemente un Walmart, les hacen fuerte competencia.

 

Seguridad y Economía, son dos temas que hay que cuidar con esmero. De eso depende en mucho el progreso o el retroceso de un pueblo, de una región.

 

En Puebla todavía se está a tiempo para frenar la inseguridad y fomentar el desarrollo de la economía. Se requiere voluntad política para hacerlo e imaginación e ingenio y en el gobierno actual, los hay.

 

El pasado 7 de junio el gobernador Rafael Moreno Valle, lamentó que Puebla no fuera vecino de Yucatán o Quintana Roo, dos de los estados con más bajos índices de violencia y que en cambio lo fuera de Veracruz y Guerrero, que los tienen muy altos. Lo cual indudablemente contribuye a que se contagien los vecinos, pero si aquí se implementan políticas adecuadas, empezando por tener un cuerpo policiaco capaz y honesto, se puede frenar cualquier mala influencia de los vecinos malosos.

 

 

 

 

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