A esa reunión que es la cuarta de las 32 que el nuevo dirigente priista piensa realizar en sus primeros cien días al frente del Revolucionario Institucional, sólo asistieron “priistas distinguidos” y “periodistas distinguidos” previamente invitados.

 

Un error garrafal para quienes quieren lograr la unidad en sus filas, ya que actitudes de ese tipo ahondan las diferencias entre los militantes y resultan molestas para los comunicadores, algunos de los cuales siempre han sido defensores del partido tricolor.

 

Nadie sabe a quién se le ocurrió hacer una selección de asistentes en estos tiempos en que el PRI poblano pasa por una de sus crisis más dramáticas, derivadas de su absoluta falta de unidad en sus filas.

 

Ahí mismo, en el viejo hotel Lastra, surgieron los problemas. La reunión del dirigente con los priistas distinguidos se anunció como privada para no dejar pasar a los reporteros y vinieron las discusiones y los alegatos entre los comunicadores y quienes les impedían el paso.

 

Pero hubo protestas de los mismos priistas, dado que dirigentes de agrupaciones adheridas al partido tricolor tampoco tenían derecho a ingresar a la reunión y los jaloneos no se hicieron esperar.

 

Qué tiempos aquellos cuando la visita de un dirigente nacional del Revolucionario Institucional constituía todo un acontecimiento que emocionaba, no enojaba a la militancia; cuando se programaban entrevistas del dirigente nacional con los directivos de los sectores y agrupaciones adheridas al partido de la Revolución.

 

“La forma es fondo” decía el siempre recordado don Jesús Reyes Heroles, ex dirigente nacional e ideólogo de ese partido. Pero a estas alturas, quién carambas se acuerda de las formas, consideradas ya pasadas de moda.

 

Pues pasadas de moda y todo, pero los militantes sí las extrañaron.

 

Los priistas que asistieron a la reunión, por haber sido invitados o porque se metieron pese a que les cerraban el paso, nos dicen que Ochoa Reza es un buen orador, cosa rara en el PRI de hoy.

 

“No utiliza muletillas en su discurso, no lee sino que improvisa, tiene buena voz y sabe captar la atención del público”, nos dijo un priista que estuvo presente.

 

“Dejó que se expresaran quienes quisieran hacerlo, apuntándose para tomar la palabra quince de los asistentes entre quienes estaban Antonio Hernández y Genis, Enrique Doger, Alberto Jiménez Merino, Alejandro Armenta, Javier López Zavala, Nancy de la Sierra, Víctor Manuel Carreto, líder de los electricistas, algunos presidentes municipales y otras personas”.

 

Los precandidatos que hablaron estuvieron propositivos y tranquilos en sus expresiones, otros oradores no, y echaron de su ronco pecho.

 

Al final, hablaron la ex candidata a la gubernatura Blanca Alcalá y el presidente nacional del PRI.

 

Éste pidió perdón a doña Blanca Alcalá “porque no supimos defenderte; porque te dejamos sola, el gobierno federal y el comité nacional del partido”.

 

Doña Blanca subió al estrado para abrazar a su defensor y agradecerle el detalle.

 

Hubo una comida con los periodistas distinguidos y aparte con los priistas distinguidos también.

 

Ya pocos pusieron atención al acto de las mujeres celebrado en el auditorio de la Reforma. Lo bueno estuvo en la reunión con los priistas de cúpula y con los directores y dueños de medios.

 

Ochoa declaró que en el 2018, el PRI recuperará el Gobierno del Estado. No dijo nada si también se recuperarán los 132 municipios, de un total de 217 que tiene la entidad y que ahora, por primera vez en la historia (por su elevado número) gobiernan ayuntamientos surgidos de una alianza encabezada por el PAN. El PRI sólo tiene el gobierno de 85 municipios, la mayor parte de éstos de poca importancia. Sólo Tehuacán y Tepeaca, entre los importantes, tienen ayuntamiento de origen priista.

 

Don Enrique Ochoa no quiso dar línea sobre lo que deben hacer los priistas de Puebla. Dijo que estaban en libertad para trabajar a fin de formar un frente unido y fuerte para recuperar el gobierno estatal en las elecciones del 2018.

 

Ofreció ¿o amenazó? con regresar dentro de tres meses, para conocer el plan de trabajo que hayan formulado a fin de lograr la unidad y el fortalecimiento de su instituto político.

 

Las opiniones que recabamos entre varios de los asistentes fueron variables: unos se mostraron satisfechos, pero los más no tanto, incluso formando parte del grupo distinguido de los militantes invitados.

 

Extrañan algunos las viejas prácticas priistas que consideran eran más incluyentes, más democráticas, por lo menos con la militancia.

 

Ahora parece, nos dijo uno de los opinantes, que “los pleitos que se traen allá arriba, repercuten entre nosotros. Ya estamos como el PRD, con una guerra interna de tribus”.

 

Lo que pasa, nos decía un amigo no priista, pero agudo observador político, es que no se han dado cuenta que el PRI ya no es el PRI de antes; como el PAN tampoco lo es.

 

“Para los militantes partidistas de cualquier partido, la ideología es lo de menos, ya no hay ideologías desde el momento en que el PAN se alía con el PRD y hasta se habla de una posible alianza del PRI con el PAN que de hecho existe en la práctica, ya que son aliados en el Congreso para aprobar leyes y en la lucha política para agredir a López Obrador”.

 

“Eso ha dado origen a la desconfianza de los ciudadanos, en los partidos y en los políticos. Hay una total falta de credibilidad entre la ciudadanía hacia los partidos y hacia los políticos y eso es grave en un país con una democracia basada en los partidos políticos como la nuestra.

 

“El hecho de que haya tantas y tan elevadas multas del INE aplicadas a los partidos, significa que no son dignos de confianza, pues las multas se aplican por violaciones a la ley y si los partidos violan leyes electorales y hasta constitucionales, los ciudadanos, tristes mortales, qué se pueden esperar”.