Desde el viernes por la mañana, los teléfonos de los operadores morenovallistas no paran de recibir mensajes. Echan humo sus WhatsApp, Telegram y Black Berry.

Alcaldes, operadores regionales, empresarios, líderes de colonias, sindicatos, periodistas, dueños de medios, organizaciones, todos vinculados al PRI, replican el mismo mensaje: quieren una cita para ponerse a las órdenes de la campaña de Tony Gali una vez que llegó la hora de acomodarse con el ganador.

Esperaron disciplinadamente hasta el debate porque hasta ahí dicta la prudencia política. Era la última oportunidad para que Blanca Alcalá remontara en las encuestas, pero la candidata tricolor se murió de nada, presa de sus propias contradicciones.

El viernes por la mañana empezó la estampida, o como se denomina sociológicamente, efecto bandwagon o de arrastre. En palabras sencillas, quiere decir “subirse al carro del ganador”. Bajarse del carro de Blanca y subirse al de Gali.

Le pongo un ejemplo.

Federico Arreola, dueño y director del muy popular portal SDP Noticias, comenzó la campaña del lado del PRI y de Blanca Alcalá. Ahí se publicó por primera vez la patraña de los Panamá Papers, que luego fue recuperada por La Jornada. Incluso escribió que era muy sospechoso que de Puebla saliera un vuelo directo hacia Panamá.

En la recta final de la campaña, Federico Arreola ha decidido subirse al carro del ganador, y en sus vaticinios de cómo quedarán las 12 entidades en las que se juega la gubernatura, afirma que Tony Gali va firme en Puebla.

No es el único columnista nacional que ha cambiado de opinión. Ciro Gómez Leyva, voz del beltronismo y que empezó del lado de Gali, también escribió la semana pasada que todo favorece al panista. Y le puedo poner más ejemplos de dueños de medios y periodistas locales.

Este efecto desbandada incluye también a los más altos padrinazgos de la candidata. Hace semanas que nadie sabe de Emilio Gamboa Patrón. El “Tío Gamboín” se hartó de las locuras de Estefan y de las contradicciones de Blanca. Le dolió en el alma que hicieran a un lado a Urzúa, pero todavía vino al arranque de la precampaña, y desde entonces nada.

Corre el rumor de que el Tío Gamboín fue informado, o mejor dicho ordenado, de que detuviera cualquier intentona contra Moreno Valle. Podía apoyar a su pupila de la mejor forma posible, pero sin tocar al gobernador poblano. Es la razón por la que los puntos de acuerdo planteados en el Senado al inicio de la campaña no prosperaron y se perdieron en la congeladora de la Cámara Alta.

Emilio Gamboa, viejo zorro de la política mexicana, entendió que la elección estaba negociada. Se fue retirando lentamente, sin que se notara su ausencia, y ya envió mensajes de paz a Casa Puebla.

Otro ejemplo más de la desbanda.

El presidente del Consejo de Organismos Empresariales (COE) fue muy crítico del gobierno morenovallista durante varios meses e incluso ayudaron a Ana Teresa Aranda a conseguir las firmas de la candidatura independiente. Todavía apareció en público al lado de Jorge Estefan, quien lo utilizó y luego lo desechó, al más rancio estilo, pues nunca confirmó la presencia de Blanca en el foro que organizaba el organismo.

El viernes, luego del debate, Francisco Romero Serrano ofreció la valoración sobre el desempeño de los candidatos y dio ganadores a Ana Teresa Aranda y a… Tony Gali. Ningún respaldo a la priista, pues nadie quiere acomodarse en el bando perdedor.

El reporte de las áreas morenovallistas es que a nadie se negará el ingreso a la campaña de Gali, pero tendrá que hacerse un acto de constricción. Es decir, quien desee sumarse al bando ganador, deberá de hacerlo público y renegar de su bando anterior. Las puertas están abiertas. Y solamente en muy pequeñas excepciones, con quienes puedan jugar como agentes dobles —estilos Mata Hari— se les permitirá no hacerlo público, aunque deberán ofrecer pruebas.

El efecto desbandada está en marcha. Vienen dos semanas de infierno.