El PRI de Enrique Peña Nieto ha decidido pelearse con todo México.

 

Por lo menos, con todos los que no son ellos. Suicidarse de cara al 2018 y entregar el poder por adelantado, mostrando el peor rostro a aquellos que en 2012 le dieron una segunda oportunidad porque “sí sabían cómo hacerlo”.

 

Se han peleado con el Arzobispado de México y la curia católica por la iniciativa para dar rango constitucional al matrimonio igualitario. La rebelión es abierta, y según los propios curas, hicieron activismo para que el tricolor perdiera el 5 de junio.

 

Se ha peleado con sectores conservadores por la iniciativa para elevar de 5 a 25 gramos la portación individual de marihuana. Los propios senadores de su partido ya dijeron que no la van a aprobar.

 

Ya estaba peleado con muchos empresarios por la Reforma Fiscal, y ahora profundiza la pelea por la revancha estúpida de Emilio Gamboa de incluir a todos los empresarios que le venden al gobierno para que se les considere sujetos obligados de presentar la declaración 3de3.

 

No hay tabulador. No importa si le vendes diez mil pesos o cien millones. Los empresarios que reciban pagos del erario deberán presentar sus declaraciones patrimonial, fiscal y de intereses.

 

Bajo la premisa de que quien hace la ley hace la trampa, la Iniciativa Ciudadana que quería ponerle un freno a la corrupción de políticos y funcionarios va a terminar poniendo en la silla de los acusados a empresarios y ciudadanos.

 

¡Carajo, no basta el pago de impuestos y las persecuciones del SAT a los generadores de riqueza!

 

Eso sí, el consorcio PRI-PVEM antes se aseguró que los formatos no sean públicos, descafeinando la iniciativa ciudadana para darse un balazo en la cabeza. Esa decisión del Senado —de la que fueron parte Lucero Saldaña y Carmenchú Izaguirre— fue reiterada en San Lázaro, sesión a la que ni siquiera se dignaron a asistir Jorge Estefan Chidiac y Alejandro Armenta, quienes en campaña estaban muy preocupados por la transparencia.

 

Ambas acciones, la vendetta de incluir a empresarios como sujetos obligados de la “3de3”, así como la descafeinada a las leyes Anticorrupción, provocaron una manifestación de la Coparmex en el Ángel de la Independencia como no se veía desde los años ochenta, cuando llegaron a la política los bárbaros del norte como Maquío y Fox.

 

El PAN y Andrés Manuel López Obrador se frotan las manos ante la pelea de Peña Nieto con todos.

 

Si el presidente tiene diagnósticos de lo que ocurre, los ignora.

 

Si no los tiene, está cercado por sus colaboradores, enceguecido.

 

Si a alguien no le quedaba claro, cada día el PRI de Peña Nieto insiste en mostrarse como enemigo de la transparencia y la rendición de cuentas.

 

El PRI de Peña Nieto se ha peleado con los medios regionales de comunicación a los que no atiende, y por su apoyo a gobernadores cavernícolas como Javier Duarte y Roberto Borge, enemigos naturales de los periodistas a quienes han perseguido.

 

El PRI de Peña Nieto se ha peleado con los priistas que no nacieron en este régimen, ni son estúpidamente provincianos. Dentro del gobierno se hizo la guerra a Beltrones. Se prefirió perder posiciones políticas a que el sonorense avanzara rumbo al 2018.

 

El PRI de Peña Nieto se ha peleado con los maestros por la reforma laboral que se conoce con el eufemismo de Reforma Educativa. A la cúpula del SNTE les sigue dando por su lado, pero la base vota rabiosamente en su contra.

 

El PRI de Peña Nieto se ha peleado con los estados que tenían su principal actividad económica en la industria petrolera. La quiebra de Pemex ya no es técnica, sino real.

 

El PRI de Peña Nieto se ha peleado con los mexicanos que creen en su papel omiso en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y que la PGR hizo de la investigación un cagadero.

 

El PRI de Peña Nieto se ha peleado con los mexicanos que vieron en la Casa Blanca el retorno a las viejas prácticas de corrupción y opacidad.

 

Después de todos éstos, el PRI de Peña Nieto se ha peleado con los que le faltan porque el dólar anda en 19.20 y va que vuela para los 20 pesos. Proveedores y consumidores ya resienten el impacto de la brutal devaluación.

 

El PRI de Peña Nieto se ha peleado con México porque aunque el suelo retiembla por el enojo, la indignación y el mal humor social les vale madre.

 

No entienden que no entienden por qué vamos a sacar al PRI de Peña Nieto del poder en 2018.