Thursday, 25 de April de 2024

Martes, 09 Agosto 2016 03:23

¿De qué habla La Jornada de Oriente cuando acusa negligencia criminal?




Written by  Arturo Rueda

¿De qué habla La Jornada de Oriente en el indignado editorial de su edición de ayer para señalar una “negligencia criminal? ¿Acusan al gobierno federal de una actuación equivocada a través de Conagua –responsable de la información meteorológica—, y la Dirección de Protección Civil de Segob por no alertar oportunamente de posibles daños a la población? ¿Se equivocaron en el cálculo de las precipitaciones que se avecinaban o la naturaleza los rebasó?


Con el tono de los que nunca se equivocan, La Jornada de Oriente acusa una “negligencia criminal” en la tragedia de la Sierra Norte que ya acumula 36 muertos oficiales, muchos desaparecidos y daños económicos calculados en 300 millones de pesos sobre todo en Huauchinango, Tlaola y Xicotepec.

 

¿De qué habla La Jornada de Oriente en el indignado editorial de su edición de ayer para señalar una “negligencia criminal?

 

¿Acusan al gobierno federal de una actuación equivocada a través de Conagua –responsable de la información meteorológica—, y la Dirección de Protección Civil de Segob por no alertar oportunamente de posibles daños a la población?

 

¿Se equivocaron en el cálculo de las precipitaciones que se avecinaban o la naturaleza los rebasó?

 

¿Acusa al alcalde de Huauchinango, Gabriel Alvarado, pese a que las fotografías y videos de los medios regionales muestran que desde el viernes se metió a lodo de los deslaves para atender la catástrofe, y el sábado informó en redes sociales del riesgo inminente que estaban viviendo?

 

¿Lo señalan por no notificar a tiempo del riesgo que corrían a los habitantes de las laderas, aunque éstos no quisieron abandonar sus viviendas por temor a que fueran saqueadas y sus animalitos robados?

 

¿Gabriel Alvarado Lorenzo es culpable por permitir la instalación de viviendas en laderas y zonas peligrosas, cuando ese hecho tiene décadas donde decenas de presidentes municipales se han hecho de la vista gorda?

 

¿La Jornada de Oriente acusa al gobierno morenovallista que llegó pocas horas después del desastre y desplegó recursos y albergues para atender a los damnificados, así como para intensificar la búsqueda de los desaparecidos?

 

¿Al gobernador Moreno Valle, que llegó inmediatamente con su equipo de funcionarios, y no privilegió sus recorridos nacionales?

 

¿Es culpable Moreno Valle de ponerse al frente de la crisis? ¿Quisieran que la tragedia lo sorprendiera en alguna gira estatal para señalarlo por su insensibilidad y descuido hacia Puebla?

 

¿Acusa de falta de colaboración al gobierno federal y al estatal, pese a que ambos sacaron en tiempo récord la declaratoria de zona de desastre para poder obtener los recursos del Fonden?

 

Si no es nada de eso, ¿qué diablos es una “negligencia criminal” para La Jornada de Oriente?

 

¿Qué quiso decir Aurelio Fernández, director de ese diario, en su furibundo editorial?

 

Acusa Aurelio con dedo flamígero: “Las autoridades, encabezadas por Rafael Moreno Valle, se apresuraron a tratar de cubrir la desgracia con declaraciones y visitas, por desgracia post-mortem, a los lugares de la tragedia, y a echar la culpa a los imponderables de la naturaleza, en especial las grandes lluvias que cayeron en la región. Es lo que siempre hacen los políticos mexicanos”.

 

“Sin temor a equivocarnos y remitiéndonos a las experiencias anteriores cubiertas por este medio informativo, podemos asegurar que la cantidad de agua que cayó en esta ocasión tiene antecedentes; la meteorología determina que existen periodos de recurrencia en la intensidad de este tipo de fenómenos naturales, cuyo conocimiento sirve para realizar las obras en terrenos y poblaciones vulnerables y con ello evitar desgracias. Pero esto no existe en México y mucho menos en Puebla, donde los gastos que debieran hacerse en prevención de todo tipo se han reducido a su expresión más simbólica, porque el erario estatal está destinado a obras suntuosas e innecesarias, sólo retribuibles al gobernante en votos y recursos económicos.

 

“Hasta donde se ha podido saber, para dar un ejemplo, el personal en la Dirección de Protección Civil se ha reducido a 16 personas para toda la entidad, y si a esto le agregamos que el desdén hacia esta función se exhibe cuando su titular fue retirado de sus funciones para irse a la campaña electoral de su partido, entendemos parte del problema”.

 

He ahí el dolor de Aurelio: no le indignan los 36 muertos oficiales en la tragedia ni casos como el de Lichita, la niña milagro de Huauchinango.

 

En su doble papel de periodista y funcionario universitario, a Aurelio Fernández le duele que el gobierno morenovallista no haya invertido dinero en el Cupreder que dirige, ni en financiar sesudas investigaciones con su caudal de académicos que hacen de corte imperial.

 

Para Aurelio, la diferencia entre la vida y la muerte de los 36 serranos era que Moreno Valle le hubiera metido dinero al Cupreder y a los amigos de Aurelio. Así, no existiría la “negligencia mortal” de la que alardea La Jornada de Oriente ni sería responsable de los muertos y pérdidas materiales.

 

Tal postura de Aurelio y La Jornada de Oriente es hilarante, porque ni siquiera en los países más desarrollados se ha logrado descifrar todas las claves de los desastres naturales. En 2005, por ejemplo, Estados Unidos sufrió el huracán Katrina y nadie pudo prever que Nueva Orleans iba a hundirse. Por si fuera poco, la caótica actuación post tragedia fue en realidad lo criticable al gobierno de George Bush.

 

Lo importante, es culpar aunque la evidencia vaya en contrario. Es lo malo de hacer periodismo de fobia, pero un arte en el que se especializaron los últimos cinco años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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