Thursday, 25 de April de 2024

Martes, 08 Noviembre 2016 03:01

Con Hillary o Trump, México va a perder: la ingenuidad de los colonizados




Written by  Arturo Rueda

Es una ingenuidad que hace frontera con la pendejez creer que Hillary defenderá los intereses de México, si los mismos mexicanos no lo hacemos. Los más alienados se acercan al fenómeno de la elección norteamericana con mentalidad colonizada, aspirando a ser ciudadanos norteamericanos y sin darse cuenta que son tercermundistas con dólares


Como ha ocurrido históricamente en los dos últimos siglos, gane quien gane esta noche la Presidencia de Estados Unidos, México va a perder. No importa si es Hillary o Trump: los objetivos geopolíticos de Norteamérica no se modificarán ni un ápice ni su política de poder. Con uno o con otro, somos su patio trasero. Surtidores de mano de obra barata -en lo posible confinada a nuestro propio territorio desde el TLC-, ocasional reserva petrolera con la reforma energética y un riesgo potencial a vigilar severamente.

 

Por ello, dan risa los mexicanos ingenuos que ruegan por una victoria de la Clinton, la peor candidata en décadas y que pese a la inusual cantidad de apoyos que le dieron los medios de comunicación apenas llega a la elección sobrepasando el rango de empate técnico. Sin el apoyo de los Obama, Hillary se hubiera desfondado en las dos últimas semanas.

 

Hay posibilidad de que la Clinton pierda. Por ello, los senadores que lucieron la playera de la candidata demócrata merecen el paredón, no por apátridas, sino por ignorantes.

 

Hillary ha cubierto las formas, pero detesta a los mexicanos tanto o más que Donald Trump. A lo largo de su campaña tuvo un acercamiento cosmético con la comunidad latina, desde el folklore, pero nunca definiciones de fondo sobre la inmigración o el futuro del TLC, del que se avecina una fuerte renegociación en nuestro perjuicio gane quien gane.

 

Es una ingenuidad que hace frontera con la pendejez creer que Hillary defenderá los intereses de México, si los mismos mexicanos no lo hacemos. Los más alienados se acercan al fenómeno de la elección norteamericana con mentalidad colonizada, aspirando a ser ciudadanos norteamericanos y sin darse cuenta que son tercermundistas con dólares a quienes se les permite acercarse pago de por medio. Turismo bananero de tercer mundo por más que sea redundancia.

 

Hillary o Trump, por pura y brutal lógica, van a defender los intereses de Estados Unidos. Y a partir de ahí, empiezan las particularidades de abordar el fenómeno mexicano y de la frontera común.

 

Trump nos ve como un riesgo para la clase media y baja estadounidense a partir de los empleos que se perdieron en EU y se trasladaron a México con el TLC. Y por puro racionalismo económico, plantea estrangular la migración para evitar la fuga de dólares a través de remesas, que en cierta forma es una exacción a la riqueza de los norteamericanos.

 

Hillary, por el contrario, ha guardado un silencio absoluto sobre sus definiciones de fondo y ha reducido a México, así como a la comunidad latina, al folklore. Sus posturas cosméticas se han expresado en comer tacos, acudir al programa de El Gordo y la Flaca y recibir el apoyo del cantante Vicente Fernández en la noche de segundo debate.

 

¿Hillary le dio una entrevista a Univisión o a Telemundo con alguno de sus excelentes periodistas?

 

No.

 

¿Propuso un debate específico acerca de la migración?

 

No.

 

¿En algún momento defendió a México o a la comunidad latina frente a las agresiones de Trump?

 

No.

 

¿Devolverá a Estados Unidos a los 2.5 millones de latinos que deportó Obama?

 

No.

 

¿Tiene planteada una reforma migratoria que regularice la situación de millones de mexicanos que viven del otro lado y envían recursos a través de remesas?

 

No.

 

¿Y entonces por qué carajo nos interesa que gane Hillary?

 

No lo sé.

 

¿Por qué los mexicanos colonizados ruegan fervientemente por el triunfo de la demócrata y se acercan al proceso electoral con el punto de vista de aborígenes?

 

Tampoco lo sé.

 

Lo único que queda claro es si ella triunfa esta noche, la factura para Peña Nieto y el PRI por el error histórico de invitar a Donald Trump a México se va a disparar.

 

Ya costó la cabeza de Luis Videgaray, pero lo peor está por venir. Ya se sabe que los errores en campaña, se pagan en gobierno.

 

Y ellos se equivocaron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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