Thursday, 18 de April de 2024

Lunes, 08 Febrero 2016 03:07

Revive Gali con el descuentazo del agua




Written by  Arturo Rueda

Si Peña Nieto vino a Puebla, y luego fijó las reglas a ojos de todo el priismo, es porque el presidente no considera enemigo a Moreno Valle, sino un amigo con el que se compite lealmente. Se puede ganar o perder, pero no por eso se lastima la amistad ni al aliado.


Como la política antecede a los negocios que se hacen desde el poder, la urgencia electoral de Antonio Gali sometió a los intereses económicos detrás de Agua de Puebla. El primer Frankenstein del morenovallismo fue derrotado: la privatización del servicio no se echa atrás, pero el candidato panista a la minigubernatura podrá presumir que gracias a su acción más de 245 mil poblanos fueron beneficiados con la cancelación total de sus adeudos históricos. En el aire quedarán las quejas de que si la medida es injusta hacia los que sí pagan, o por qué sólo lo usuarios domésticos son considerados para la amnistía, pero bajo la lógica del poder, el fin justifica los medios.

 

 

Someter a Agua de Puebla a los intereses electorales del morenovallismo cerró de manera positiva una semana en la que el régimen amaneció ahorcado con la portada de Reforma sobre la “Hipoteca” de los recursos del Impuesto Sobre la Nómina, bola de humo que subió tan rápido como bajó, una vez que Roberto Moya aclaró el destino del dinero reservado al pago de PPS, mediante la figura de un fideicomiso a través de la consultora Evercore.

 

Como no hay buen periodismo sin cierta dosis de mala leche, Reforma pegó primero y pegó dos veces, por más que el “escándalo” se desvaneció a un minillamado de portada al otro día, para después desaparecer definitivamente. La nota, compartidísima en redes sociales, sirvió para que el priismo desatara una euforia reforzada por la visita del presidente Peña Nieto, quien vino a Puebla no a inaugurar un hospital, sino a fijar las reglas de la campaña.

 

El priismo se equivoca en su evaluación eufórica. El mejor mensaje de apoyo que el presidente pudo haberle dado a Blanca Alcalá fue no venir a Puebla. Castigar con el látigo de la ausencia a un gobierno al que se considera enemigo, y contra el cual se planea utilizar todos los recursos del Estado para derrotarlo. No hacer gira en Puebla hasta después de la elección, habría sido un mensaje letal para Moreno Valle.

 

A fin de cuentas, ¿qué obligaba a Peña Nieto a venir a Puebla para inaugurar un hospital? Pues nada. Tampoco nada obligaba a que Rafael Tovar y de Teresa elogiara de la forma más amplia posible a Moreno Valle en la inauguración del Museo Internacional Barroco o que el secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, caminara maravillado por sus salas. ¿Alguien de ellos hubiera desafiado una orden presidencial?

 

¿O cuál es el mensaje de que un día después del escándalo de la Hipoteca, Moreno Valle fuera recibido por Fernando Galindo, poderoso subsecretario de Egresos de la SHCP, y luego por Aristóteles Núñez, jefe del temido SAT? ¿No es Videgaray el punto común de ambos, y no es el jefe de Hacienda, lastimado también por la publicación de Reforma, pues Evercore —antes Protego— y Pedro Aspe la primera fase de su estrellato en el servicio público?

 

Si Peña Nieto vino a Puebla, y luego fijó las reglas a ojos de todo el priismo, es porque el presidente no considera enemigo a Moreno Valle, sino un amigo con el que se compite lealmente. Se puede ganar o perder, pero no por eso se lastima la amistad ni al aliado.

 

 

Al final, no es la potencia del golpe, sino el uno-dos recibido en cuestión de días. Primero, la cancelación de la alianza PAN-PRD, y luego, el “Hipotecazo” de Reforma. Observadores de la política con horas de vuelo calcularon que el nocaut estaba cerca, y era cuestión de tiempo para que los morenovallistas se fueran a la lona.

 

Pero sus tarjetas de puntuación fallaron. Tras lo visto ayer en San Pedro Cholula, queda claro que Movimiento Ciudadano no hará el papel que cumplió en Colima, ni van a darle oportunidad a Ana Teresa Aranda si no obtiene las firmas. Dante Delgado y Moreno Valle hicieron torneo de elogios, José Juan recibió el permiso del Congreso para endeudarse por 50 millones para construir una nueva cárcel sobre un terreno de quien nadie quiere preguntar el nombre de los dueños. La familia naranja, feliz y contenta, y el morenovallismo con un escollo menos.

 

O muy explicable el desaire de Aquiles Córdova a Blanca Alcalá en el cierre de los Juegos Antorchistas, pues si el líder (in) moral de la organización acompañó a Moreno Valle y a Gali para abrirlos, no tuvo la amabilidad de acompañar a la senadora en su cierre, dejándola encargada solamente con Juan Celis, que tampoco es decir mucho.

 

 

Al morenovallismo, sin embargo, le queda poco tiempo para capitalizar mediáticamente la amnistía total de adeudos obtenida por Gali, ya que la presencia del Papa Francisco ya se siente y tras su arribo el próximo viernes, robará totalmente la agenda mediática, incluido el II Informe del alcalde y el arranque de Smart City, la cumbre de su estrellato.

 

 

 

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