—Crónica del Segundo Informe—

 

El riguroso traje y corbata negra evidenciaron que a la fiesta del informe de Gali se coló un luto inesperado.

 

No había necesidad de confirmación, pues la seriedad y el rictus rígido en el semblante del gobernador Moreno Valle apagaron lo que debía ser una explosión de júbilo, el inicio de una campaña ganadora.

 

La muerte del Dr. y Gral. Moreno Valle provocó que las matracas fueran guardadas y las explosiones de júbilo, contenidas.

 

El gobernador poblano, a lo largo del discurso, lució ensimismado, sin cruzar palabra con su interlocutor inmediato, Jorge Aguilar Chedraui.

 

Mirada perdida en el infinito, movimiento incesante de la pierna derecha, los pensamientos de Moreno Valle estaban con su abuelo.

 

Sin embargo, show must go on.

 

Como los grandes artistas, con el dolor del amigo en el alma, Gali salió al escenario disparado para presumir el cumplimiento de sus 18 compromisos de campaña, apenas a dos años de su gestión.

 

(Los últimos tres, todos referentes a la seguridad pública —mil cámaras de seguridad, Cuartel Metropolitano y estado de fuerza de 3 mil elementos—, los cumplió in situ con el respaldo del gobernador).

 

Su informe también fue escenario para tirar los primeros golpes de una campaña que enfrentará a dos ex alcaldes, y que van a basar parte de su estrategia en quién hizo más y quién hizo menos a la hora de gobernar la Angelópolis.

 

Puebla Limpia vs La Ciudad del Progreso

 

Ayer, en abierto reto, Gali afirmó que hizo más que Blanca.

 

Claro y directo.

 

Instaló 22 mil luminarias, cinco veces más que en la administración de la ex presidente municipal.

 

Entregó 40 millones al presupuesto participativo, cuando en 2010 Blanca sólo entregó 8.

 

Por si fuera poco, colocó a 24 mil poblanos en el mercado laboral, 1 380 por ciento más que en el trienio blanquista.

 

Y dicen, apenas es la muestra de lo que viene.

 

Una guerra de datos.

 

Y que gane el más eficiente, el que más hizo.

 

La tristeza se fue quedando atrás

 

Show must go on, y Gali fue tomando velocidad en su papel de candidato-alcalde-cumple compromisos.

 

En el camino hacia el final de su discurso, afirmó que él no iba a engañar con sus aspiraciones y que quiere que los 217 ayuntamientos disfruten del mismo progreso.

 

Quizá era la señal que esperaba el graderío para desatar el apoyo al delfín.

 

En ese mismo instante, Moreno Valle salió de su ensimismamiento.

 

¡Tony Gobernador, Tony Gobernador, Tony Gobernador! empezó a retumbar en el Auditorio Metropolitano.

 

En un momento, al agradecer el trabajo de sus compañeros regidores, bajó del estrado, volteó y comenzó a aplaudirles en un gesto de humildad que le valió nuevos vítores.

 

En el clímax, casi todos empezaron a olvidar el ambiente de funeral y poco a poco la euforia comenzó a desatarse.

 

Gali sobrepuso su entusiasmo a la tristeza.

 

Recordando sus dichos del Informe anterior dignos del Filósofo de Güemes, con aquello de que el futuro traería sus propias definiciones, el presidente municipal aceptó que el futuro lo había alcanzado y era hora de tomar definiciones.

 

“Soy un poblano orgulloso de pertenecer a esta sociedad; Puebla es mi casa y es mi orgullo”, y con esta frase, el Auditorio Metropolitano comenzó a caerse.

 

Gali, por fin, contagió su entusiasmo y por unos minutos todos se olvidaron del luto, hasta el gobernador.

 

Una pequeña salutación

 

Dando por terminado el protocolo, la regidora del PSI, Nadia Navarro rindió la respuesta al informe, pero nadie la vio.

 

Su corta estatura —comparada con la del alcalde— provocó que en imagen solamente su copete sobresaliera de la altura del micrófono.

 

El gobernador dio un escueto mensaje y salió rápidamente para darle margen a su amigo para disfrutar.

 

Entonces comenzó una pequeña salutación: empresarios, periodistas, funcionarios, operadores y “buscachambas” hicieron la fila de rigor para estrechar la mano del hombre del momento.

 

El hombre de los 18 compromisos cumplidos en apenas dos años de gobierno.