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Viernes, 15 Enero 2016 03:37

El Quinto Informe y la feria de los adioses




Written by  Arturo Rueda

Quizá el Quinto Informe sea la oportunidad para que el gobernador poblano convenza a sus malquerientes de que las cosas se han hecho bien, o lo mejor posible, y de que hay mejores resultados que los ofrecidos seis años antes por Marín. Las estadísticas están de su lado, pero no deben usarse en argumentos tecnocráticos que comunican escasamente


Va como advertencia: esta columna no debe ser leída por los malquerientes del morenovallismo, ni con los obsesionados con que Moreno Valle es el peor gobernador de la Historia de Puebla. Su opinión, aunque respetable, está rotundamente equivocada. Los logros obtenidos por unos y otro, comparados a través de estadísticas simétricas, nos revelan que entre uno y otro gobernador, ni siquiera hay competencia: el góber precioso termina arrasado. El método comparativo, usando datos duros y no percepciones, deja por la calle de la amargura a Mario Marín.

 

El ejercicio realizado por CAMBIO es una comparación, valga la redundancia, de estadísticas comparables y todas provenientes de fuentes oficiales que no son del gobierno estatal. Hablamos, por ejemplo, de creación de empleos formales —la realiza el IMSS— o la tasa de desocupación —a la que da seguimiento el INEGI—. Se deben comparar manzanas con manzanas, no manzanas con sandías. Las estadísticas en materia de seguridad pública son las del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), y las de turismo de Datatur, un área de la Secretaría Federal de Turismo. No hay mano negra.

 

En materia de obra pública, basta reseñar las que se inauguraron en uno y otro periodo, pero no se comparan los montos, ya que la inflación y los costos se han disparado en los últimos seis años. La cantidad y envergadura de ella se vuelve a poner de lado de Moreno Valle, pues en su quinto año Marín sólo pudo inaugurar la modernización de la Vía Atlixcáyotl —también conocida como el robo del siglo—, un tramo del Periférico Ecológico, y el camino de Acceso al elefante blanco de La Célula.

 

Una advertencia: también el dinero está del lado de Moreno Valle. En su quinto año de gobierno ejerció 84 mil millones de pesos, mientras que Marín a finales de 2009 contabilizó 51 mil millones. En seis años, la diferencia del incremento es de 33 mil millones, una cifra que rompe cualquier pronóstico. Si Moreno Valle hizo más que Marín, es que también tiene muchísimo más dinero que él.

 

Veamos algunos datos que nos ofrece la Guerra de Informes, 5° año vs 5° año.

 

 

Las estadísticas son contundentes: a excepción de los distritos federales ganados y la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, el resto favorece a la administración morenovallista que, nuevamente subrayamos, recibió 33 mil millones de pesos más que en el penúltimo año del góber precioso.

 

¿Ganar en estadísticas significa que el gobierno de Moreno Valle es bueno?

 

A los ojos de los poblanos hay debate, por mucho que turistas y hombres de negocios se impacten de “lo cambiada que está en Puebla”. Quizá, ellos puedan estar maravillados, pero los que vivimos aquí somos nosotros, y somos nosotros quienes juzgamos si en verdad vale la pena esta Puebla “transformada”. Entre muchos poblanos hay descontento. Es innegable que algo tiene que ver el desgaste de cualquier proyecto de gobierno en su penúltimo año, pero también a muchas medidas impopulares a las que todavía no les da marcha atrás.

 

Quizá el Quinto Informe sea la oportunidad para que el gobernador poblano convenza a sus malquerientes de que las cosas se han hecho bien, o lo mejor posible, y de que hay mejores resultados de los ofrecidos seis años antes por Marín. Las estadísticas están de su lado, pero no deben usarse en argumentos tecnocráticos que comunican escasamente.

 

Es inevitable que el Quinto Informe arranque las despedidas, las nostalgias de lo que inevitablemente se acaba, pero también la feria de las traiciones. El reloj político camina incesante y al régimen que se estrenó un 1 de febrero de 2011 ya solamente le quedan 380 días que se van agotando paulatinamente. La despedida inevitable comienza hoy, pero quizá también sea la oportunidad de convencer a sus críticos de que son más las cosas buenas que las malas. Y no va a lograrlo con un mensaje tecnocrático.

 

 

 

 

 

 

 

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