Thursday, 28 de March de 2024

Lunes, 18 Abril 2016 02:43

Trátenlos como a perros: la orden desde el CEN tricolor




Written by  Arturo Rueda

La agresividad tricolor, en realidad, es una respuesta lenta a la confrontación planteada por el morenovallismo con el spot de “Blanca se fue en Blanco”. Lenta, porque el clip del “perro-Gali” sólo se moverá en redes sociales, mientras que “Blanca se fue en Blanco” estará pautado por el INE en todas las radios y televisoras


Con el sello característico de Hugo Pablo Scherer Ibarra, la nueva guerra sucia del PRI de comparar a Antonio Gali Fayad con un perro a las órdenes de Rafael Moreno Valle abre una nueva frontera en el callejón de los chingadazos, de los que se sabe dónde empiezan pero no en qué terminan. Los jerarcas nacionales del tricolor le exigieron a Blanca Alcalá mayor violencia en su contraste al morenovallismo y el primer paso ha sido liberar al nuevo estratega en jefe de cualquier límite. El clip de video que circula en redes sociales, por su violencia, puede ser el inicio del remonte esperado o el último clavo al ataúd de la campaña, pero lo único seguro a estas alturas es que, gane quien gane, lo hará en un baño de mierda superior al del 2010.

 

La estrategia agresiva de Scherer, que puede ser correcta para conseguir los objetivos de su contrato, chocan con la idea inicial de una candidata que aceptaba la posibilidad de perder la minigubernatura pero no de salir desprestigiada para poder a volver a competir en 2018. Ese escenario, conocido por el CEN del PRI, Bucareli y Los Pinos, es simplemente imposible, por lo que la orden fue tajante: con todo y sin pudor. Si hay que tratarlos como perros a los morenovallistas, pues adelante.

 

La agresividad tricolor, en realidad, es una respuesta lenta a la confrontación planteada por el morenovallismo con el spot de “Blanca se fue en Blanco”. Lenta, porque el clip del “perro-Gali” sólo se moverá en redes sociales, mientras que “Blanca se fue en Blanco” estará pautado por el INE en todas las radios y televisoras. Sin menospreciar el impacto de Facebook y Twitter, el war room tendrá que esperar unas semanas para poder responder en los mismos términos de un spot pautado gracias a las reglas burocráticas de la Reforma Electoral.

 

¿A qué juega Hugo Scherer con el clip de “perro-Gali”?

 

Su primer golpe mediático falló estruendosamente. Tratar de involucrar a Gali y a sus hijos en los Panama Papers, sin documentos de por medio, lo único que provocó fue risa y que Federico Arreola se fuera ausentando discretamente del tema una vez que ningún otro medio, aun los más marinistas como Intolerancia, se subieran al tema. El obús fue una bola de humo que ni siquiera dio para un discurso desde la tribuna de San Lázaro. Simplemente, se diluyó.

 

Por supuesto, es un fracaso estratégico de Scherer, ya que el primer golpe que daba en teoría tendría que haber sido contundente y no un petardazo, y eso que presume de poseer grabaciones, así como de la promesa de Estefan Chidiac de que pronto lloverán auditorías del Servicio de Administración Tributaria (SAT) a todos los que se atraviesen con Blanca Alcalá, aunque se ignora si el presidente de ese organismo, Aristóteles Núñez, está de acuerdo con darle a la institución un uso político-electorero.

 

Quizá, conociendo la naturaleza belicosa del gobernador Moreno Valle, y la mecha corta que a veces tiene el candidato coalicionista a la mini, el clip de “perro-Gali” solamente busca provocar una reacción en cadena que, por fin, le dé el papel de víctima a la candidata priista. Papel al que sacó mucho jugo en 2007 contra Antonio Sánchez Díaz de Rivera y en 2012 contra el troglodita Víctor Hugo Islas.

 

Llegó la hora de jugar al error, y ya que en dos semanas no ha caído, hay que provocar la declaración misógina de alguien en la campaña, quizá Lozano Alarcón, quizá el propio candidato. Y no hay mejor provocación, según Scherer, que llamar perro a Gali. ¿Caerán los morenovallistas en el garlito?

 

Otra hipótesis, sin embargo, puede imponerse: la misión de Scherer ya no es ganar, sino reventar la elección y a todos sus protagonistas para después irse a disfrutar de las ganancias de su contrato. Y es que el estratega impuesto por el beltronismo al war room ya maneja una lógica propia que no es la de la campaña, por lo que el baño de mierda puede rebasar las propias expectativas de la candidata.

 

 

 

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