Tuesday, 16 de April de 2024

Viernes, 04 Marzo 2016 02:59

Estefan embiste a Moreno Valle desde su primer día en el PRI

El nuevo dirigente estatal del PRI, seis años después, volvió a asumir el papel de “ametralladora” en contra de Rafael Moreno Valle y reeditó su papel crítico que asumiera como vocero de Javier López Zavala.

  • Héctor Hugo Cruz Salazar / @hectorhugo_cruz


-Crónica-


 El nuevo dirigente estatal del PRI, seis años después, volvió a asumir el papel de “ametralladora” en contra de Rafael Moreno Valle y reeditó su papel crítico que asumiera como vocero de Javier López Zavala. Cual chivo en cristalería, Jorge Estefan Chidiac arremetió contra el gobernador poblano, calificándolo de traidor por salirse del PRI, criticando que no recorre dos kilómetros sin su helicóptero y de haber firmado alianzas con diferentes fuerzas en acuerdos pragmáticos.


Antes, en su discurso, rompió lanzas con Tony Gali, su concuño, y prometió lealtad eterna al PRI antes de cualquier relación familiar, posteriormente, en rueda de prensa se lanzó con todo tipo de calificativos contra el gobernador. A diferencia de su candidata Blanca Alcalá y a su líder nacional Manlio Fabio Beltrones, él sí señaló directamente al mandatario y lo acusó de orquestar una elección de estado para hacer ganar a su candidato.


Estefan asumió la dirigencia estatal del tricolor con la espada desenvainada. Su primer discurso fue controversial, pues arrancándolo respondió las versiones de los columnistas que dudaron de su imparcialidad por su parentesco familiar con Tony Gali: “Mi convicción priista está por encima de cualquier relación familiar. Que no le quepa duda a nadie, quiero decir que siempre he demostrado lealtad a mi partido y sus causas, nunca me he prestado a simulación alguna”, dijo, para argumentar más adelante que como testigos de su entrega estuvieron en el lugar sus hijos y su esposa.


Además, como era de esperarse, se autonombró como el “general” de la #BatallaBlanca, pues aseguró que él mismo irá a buscar a todos los priistas “a sus casas, trabajos o donde sea que estén” para sumarlos a la “guerra por Puebla”, porque él si será incluyente con todos los grupos y prometió que a nadie se le “regateará” los méritos en su trabajo partidista y proselitista en favor de Alcalá.


Y por supuesto, hubo tiempo de tirarse al piso, pues se quejó de que han sido blanco de una campaña de espionaje y de una guerra sucia sin precedentes por querer imponer a un candidato en la gubernatura: “Blanca no merece los ataques que le han hecho. Vamos a ganar, a pesar de todo el acoso que estamos viviendo”, defendió.


“Represor, corruptor de medios de comunicación, intimidador de alcaldes, que prostituye acuerdos políticos con los partidos una y otra vez, de estar detrás del espionaje al equipo de la candidata tricolor, de orquestar una elección de estado”, entre otros señalamientos, espetó Estefan al mandatario poblano en su primera rueda de prensa como dirigente estatal del partidazo.


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La unción de Estefan Chidiac como líder del PRI estatal cumplió las formas del partidazo: un eventote, de esos que tanto gustan a los priistas, todo desorganizado, en un salón atiborrado de acarreados y donde el calor se volvía cada vez más insoportable cada minuto que pasaba y no iniciaba el ritual tricolor.


Ahí estaban los líderes de los sectores, y uno que otro de los llamados “peces gordos del priismo”, para legitimar la llegada del nuevo dirigente por la vía del método de prelación. La despedida para Ana Isabel fue sólo en los discursos. Después, nadie se acordó de ella. Trataron de darle dignidad a su salida y acallar los rumores de que había traicionado a Alcalá, puesto que dijeron que renunciaba por una invitación para sumarse al equipo del presidente Enrique Peña Nieto, sin especificar en dónde ni qué cargo tendrá.


Por ahí estuvieron Melquiades Morales Flores, Alejandro Armenta, Lucero Saldaña, Pepe Chedraui, Alberto Jiménez Merino, Javier López Zavala y los líderes de los sectores. El presidente nacional del Icadep, Guillermo Deloya, prácticamente pasó desapercibido en el mar de gente que se concentró en el nuevo edificio del partidazo, pues no mereció del nuevo líder estatal o de la candidata a la gubernatura una sola mención, agradecimiento o reconocimiento.


El “aplausómetro” lo encabezó Estefan y casi al parejo la candidata Blanca Alcalá, aunque los mixtecos que llegaron a las oficinas de la Diagonal se desvivieron por su nuevo líder. Rocío García quedó en tercer lugar. Ana Isabel apenas rozó el cuarto y eso después de ser mencionada por Estefan. El que de plano poco entusiasmo provocó fue el ex gobernador Melquiades Morales, ante los pocos aplausos. Don Melquiades ni se inmutó, ya lo esperaba.