Hace unos días el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y el gobernador Antonio Gali Fayad anunciaron una embestida contra los alcaldes huachicoleros, misma que hasta el momento no ha llegado.
Del hidalguense Osorio no nos extraña; el huésped del Palacio de Cobián se ha convertido en el gran demagogo del sexenio. ¿Cuánto vale la palabra del Secretario de Gobernación? Sólo hay que preguntarles a los ciudadanos de Reynosa, Tamaulipas, de Cuernavaca, Morelos o también a los pobladores de Ecatepec, Estado de México o Teloloapan Guerrero. Ellos son quienes pueden dimensionar en su justa y verdadera estatura los discursos de Osorio Chong. Los que viven en el epicentro de esta guerra fuera de control.
Pero la aseveración del gobernador Gali Fayad tiene otra implicación. Como se ha dicho y publicado, el ejecutivo es un auténtico poblano, con esposa e hijos poblanos. Y cuando termine su periodo seguirá viviendo en Puebla. Él no va a querer que el día de mañana los habitantes de este estado le reprochen omisiones lamentables.
Gali hará lo posible, en su breve periodo, por limpiar un estado que tiene zonas necrosas, descompuestas. Y si para ello tiene que ir sobre presidentes municipales lo va hacer, porque como lo declaró: no le va a temblar la mano.
Pero el mandatario se va a encontrar con alcaldes arrogantes, presuntuosos, engreídos. Y es que para muchos de ellos el aceptar y firmar el famoso programa ’Peso sobre Peso’ los convirtió en invulnerables e intocables. Así, ni más, ni menos.
Estos ediles ufanos se convirtieron en pequeños virreyes con licencia para hacer lo que quisieran. Y cuando los reportes de los delegados de Gobernación llegaban hasta la cúpula del poder, simplemente los ignoraban, porque para la gran burbuja ya habían cumplido su parte del trato al firmar el programa ‘Peso sobre Peso’.
Esta es la realidad con la que Gali se va a encontrar cuando busque procesar a presidentes municipales que están dentro del llamado “Triángulo Rojo” y aún en otras regiones como la mixteca y Sierra Negra. Alcaldes que son unos auténticos delincuentes, verdaderos criminales. Pero que por alguna extraña razón (incomprensible para simples mortales), son intocables.
Esperemos que en esta guerra real y fehaciente que se libra contra el huachicol caigan los ufanos presidentes municipales que sin empacho se han aliado con redes de la delincuencia organizada.
Sí, José Isaías era uno de ellos. Pero hay más.
Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.