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Martes, 26 Septiembre 2017 02:03

La clase política queda en ruinas luego del 19-S

La clase política queda en ruinas luego del 19-S Escrito Por :   Javier Arellano Ramírez

Las imágenes tienen una fuerza proporcional al sismo mismo. Son devastadoras, demoledoras. Dos altos oficiales de la Marina Armada de México que salen –con el rostro desencajado-, frente a una treintena de medios nacionales a aceptar su parte de culpa en la fabricación de un show mediático. Un alto prelado, el Obispo de Cuernavaca, que aparece en un video casero acusando al gobernador de Morelos de retener y robar la ayuda humanitaria enviada a los damnificados.


Los medios nacionales evidencian convenios de calado titánico cuando omiten el mensaje del Obispo Ramón Castro y Castro quien lanzó un duro mensaje contra el gobernador Graco Ramírez a quien acusa directamente de robar la ayuda humanitaria.

 

En otro de los frentes del desastre, desde las ruinas del colegio ‘Enrique Rábsamen’ dos altos oficiales de la Marina Armada salen a ofrecer sus gestos descompuestos para aceptar su parte de culpa en el mayor desastre mediático de las últimas décadas. El sismo del 19 de septiembre será recordado como ‘La farsa de Frida Sofía’; un reality show montado sobre una verdadera tragedia.  Y aunque efectivamente todo se basó en declaraciones extraoficiales de la Marina y de otros voluntarios la responsabilidad de Televisa se centró en la sobreexposición, la magnificación de las versiones. No tuvieron equilibrio, ni mesura. Dejaron la historia en manos de una comunicadora que de ninguna manera es periodista; propiamente se le debe considerar como una conductora, quien utilizaba términos como: ‘Esperamos un final feliz… queremos una gran historia… Con cariño esperamos noticias…’ haciendo pedazos la anhelada y deseada mesura que debe privar en toda nota informativa.

 

Pero ahí, a unos metros de la conductora estaba el Secretario de Educación Pública Aurelio Nuño Mayer, quien en red nacional pedía que ‘se presentaran los padres de Frida Sofía’. La alta cofradía del gobierno federal envuelta en un marasmo, en un desastre mediático nunca antes visto.

 

Los reflectores se centraron en la gran urbe, en Coapa, en las colonias Roma y Condesa corazón cosmopolita de México. Pero las poblaciones morelenses, de la mixteca poblana y más allá en las comunidades oaxaqueñas y chiapanecas afectadas por el otro temblor, el del 7-S, son las grandes olvidadas por las cámaras de Televisa y Televisión Azteca, el duopolio que solo atina a esparcir las cenizas de su credibilidad.

 

La magnitud del desastre provocado por dos sismos solo terminó de hundir lo que quedaba de la clase política mexicana, misma que ha mostrado una total, absoluta incapacidad para coordinar las olas de la movilización ciudadana.

 

El México después del 19-S desborda a aquella sociedad de 1985. En aquel desastre la solidaridad, la hermandad fueron espontáneas, pero en esta ocasión las redes sociales fueron el eje de una nueva oleada de participación social.

 

Estos jóvenes, los tan cuestionados ‘millenials’ solo sabían del terremoto de 1985 en las pláticas de sus padres, pero luego de este sismo salieron a las calles, guardaron el ‘smartphone’ en el bolsillo y comenzaron a cargar piedras, taladros, vigas, trabes, cajas de medicina, botellas de agua. La solidaridad fue gigantesca, a la altura de la tragedia. Todos participaron de una u otra manera.

 

Y frente a esta sociedad que ya entró en una vorágine de participación vemos a un gobierno federal inerte, torpe, indolente, que no atina a bosquejar una estrategia; a imagen y semejanza de su presidente. Pero también vemos a un gobierno capitalino donde el pequeño Miguel Ángel Mancera se redujo aún más y su escuálida imagen quedo sepultada bajo los escombros. La corriente de la ‘República Amorosa’ tampoco es un ejemplo a seguir, ahí estaba su aspirante Claudia Sheinbaum quien no sabía qué hacer frente a la tragedia infantil de Rébsamen.

 

El genocida Graco Ramírez será recordado dentro de 50 años como el gobernador ladrón, el que robó la ayuda humanitaria para meterla en cajas del DIF estatal. Si su partido tuviera dos gramos de sensibilidad lo expulsaría en ‘fast track’. Pero prefieren hundirse juntos.

 

Esta es la fotografía de México. Una sociedad que empuja mucho más allá que todos sus partidos, que ya está preparada para un cambio radical, un giro abrupto. Solo falta el líder que pueda encauzar esta fuerza social tan poderosa como el sismo mismo.

 

Que sea para bien de México.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.

 

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