El Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, es como el PRI de los años setenta, ochenta; con decenas de francotiradores que apuestan todo por una gubernatura, una diputación o una presidencia municipal.

La escena es propia de una tragicomedia. Hace poco tiempo rompió relaciones políticas con su cuñado y se fue a la otra esquina precisamente a apoyar a uno de sus adversarios. Y desde entonces es claro que trae la brújula de espaldas.

La obra ya es conocida; la escena apenas la vimos; un sainete tan añejo como los hábitos priistas y sus contubernios con los panistas.

Hay que decirlo con la claridad de siempre. Muchos lo subestimaron, lo minimizaron. La candidatura de Tony Gali ya era un hecho inminente y no pocos francotiradores le apostaban a llegar a la silla principal del Charlie Hall.

La acelerada descomposición en materia de seguridad pública es un fenómeno nacional. La violencia azota a varios estados, como en los peores tiempos de Felipe Calderón.

El gobernador Gali Fayad ha mostrado la firme y la clara intención de combatir el mayor problema de seguridad pública que enfrentan los poblanos y que es conocido como El Triángulo Rojo.

De dos puntos podemos estar completamente seguros. Rafael Moreno Valle no va a claudicar, ni va abandonar sus aspiraciones presidenciales. Pero es igualmente cierto que a partir del día primero de febrero enfrentará mayores obstáculos y dificultades; como nunca antes.

El día de ayer miércoles primero, dos notas tuvieron un alto impacto; una en la sociedad poblana, otra de resonancia nacional e incluso internacional. Pero ambas están estrechamente relacionadas.

La historia es la misma que vimos en 1988 y en 2006. En aquella sucesión que benefició a Carlos Salinas de Gortari y en la más reciente que ungió a Felipe Calderón Hinojosa.

El fenómeno social es en extremo complejo. Va más allá de la ciencia jurídica y de la criminalística.