Miercoles, 24 de Abril del 2024
Indicador Político

Presentado en 2010 por Carmen Aristegui como el símbolo de la transición a la democracia y de la honestidad, el gobernador oaxaqueño aliancista y ex priista Gabino Cué Monteagudo está a pocos pasos de ser arrestado por corrupción: su secretario de Salud y sus dos secretarios de Finanzas han sido ya encarcelados por peculado.

La aclaración de dos altos funcionarios de la Secretaría de Marina el jueves 21 sobre el caso de la niña Frida-Sofía frenó la manipulación mediática tipo reality-show que habían construido Televisa y sus conductores Denise Maerker y Carlos Loret de Mola.

El mensaje no pudo haber sido más inoportuno: el jefe de gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera dijo que no solicitará licencia al cargo para irse a disputar alguna candidatura presidencial hasta que pase la emergencia. El error es político o de percepción: la crisis por el terremoto no es una emergencia sino una ruptura social y política.

Poco después de las once de la mañana del pasado martes 19 de septiembre, el megasimulacro sacó a empleados de sus oficinas y les hizo cumplir con el protocolo de desalojo en caso de temblor. Las caras de las personas fueron de fastidio, todos atendiendo el teléfono celular, sin disciplina.

A la memoria del general Gunther Sigfrido Reyes Romero, ejemplo de lealtad y amistad.

Más que lo que dijo o no dijo el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, sobre la venezolanización de México, la verdadera percepción del gobierno de Trump sobre México se mostró el pasado cinco de julio en Los Pinos.

Cuando el ex priista Gabino Cué Monteagudo asumió el gobierno de Oaxaca al finalizar el 2010 en nombre del PAN, el PRD y otros partidos, su compromiso fue el de sacar al estado de la pobreza. Los daños del terremoto del jueves siete de septiembre revelaron que Oaxaca fue empobrecido más por ese gobierno de oposición.

Con la reedición agrupada de sus principales obras como escritor político –seis tomos en editorial Debate–, el historiador Enrique Krauze celebra sus setenta años de edad. En los últimos cuarenta y un años, desde 1976, Krauze logró configurar un pensamiento político no sólo independiente, sino de confrontación con el pensamiento histórico oficial.

Mientras los ciudadanos juegan limpio en la construcción de estructuras de mejoramiento del funcionamiento de la burocracia, la propia burocracia del poder señalada como la responsable del crecimiento de la corrupción es la encargada de aprobar las nuevas instituciones que lucharían contra la corrupción.

Aunque al PRI y a la oposición parece no preocuparles, los escenarios nacionales cada año y cada seis años han girado desde 1973 en torno al dilema de la crisis: la estabilidad macroeconómica o el desarrollo social. A lo largo de 45 años los gobernantes –PRI y dos sexenios el PAN– han tomado el primero.

Presionado por el Fondo Monetario Internacional y la crisis 1973-1975, el presidente Echeverría decidió su sucesión por el administrador José López Portillo, a quien había colocado estratégicamente en la Secretaría de Hacienda como antesala presidencial como un mensaje a la comunidad financiera internacional. Sin embargo, el ciclo de tecnócratas hundió al país en la mediocridad del crecimiento.

Por más que la propaganda priista quiera desvirtuar el sentido del Frente Ciudadano por México, la agenda de la alianza opositora no es otra que la que el PRI tuvo la oportunidad de encabezar pero que decidió desdeñar: la transición de México del sistema/régimen/Estado priista a una organización republicana.

Mientras el PRI y López Obrador restauraban el método tradicional de designación del candidato presidencial del 2018 según las reglas del viejo sistema, el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano pasaron por encima de los dos para diseñar una agenda de frente opositor basado en las propuestas de reforma de régimen de Manuel Camacho y Manlio Fabio Beltrones.

Si hay alguna forma de medir el efecto político real del Frente Amplio Democrático PAN-PRD-MC en la coalición PRI-gobierno, bastará revisar la mayoría de las columnas políticas y primeras planas que destacan la alianza antinatura entre el PAN y el PRD.

En 1975 el presidente Luis Echeverría Alvarez enfrentó el dilema de su sucesión presidencial: la ortodoxa política con el secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, o el administrador José López Portillo, secretario de Hacienda, en un escenario de simultáneas crisis económica y crisis política. La opción tecnocrática por López Portillo inició el ciclo de economía neoliberal de mercado.

Un poco por la parafernalia de la lucha política y otro poco porque no hay filtradores que insinúen el juego del poder, el caso es que la insistencia gubernamental para imponer al procurador Raúl Cervantes Andrade como fiscal de nueve años en pase automático podría tener cuando menos tres escenarios: