Viernes, 19 de Abril del 2024
Indicador Político

Envalentonados de cara a la XXII asamblea nacional, los priistas de las bases se olvidaron de las tres oportunidades de autonomía política respecto al presidente de la República, las tres por cierto terminadas en muertes violentas.

Las cinco mesas temáticas formales de la XXII asamblea nacional del PRI serán, al final de cuentas, un ejercicio de distracción. La clave que definirá el PRI que irá a las elecciones presidenciales, legislativas y de gobernadores del 2018 estará en la invisible ‘sexta mesa’ que ya está instalada en Los Pinos: la del programa de gobierno que determinará la candidatura presidencial.

Si los priistas en realidad quisieran reasumir el control del partido desde las bases, entonces su problema no estaría en los candados de militancia engañosa, sino en la redefinición del proyecto neoliberal de partido, de Estado y de ideología priista que le impuso Carlos Salinas de Gortari desde el Plan Global de Desarrollo de 1980 a la firma del tratado comercial con los EE UU en noviembre de 1993 y que se ha extendido hasta el 2018.

Houston, Texas.- El gran efecto interno de la política anti México del presidente Donald Trump ha golpeado a los estadunidenses. La otrora meca de las compras de mexicanos en los EE.UU. –el mall Galleria de Houston– luce desolado, sin compradores, igual que los comercios de las ciudades fronterizas que antes hervían de mexicanos.

Houston, Texas.- Los cambios en cargos importantes en la Casa Blanca efectivamente son indicio de una crisis en el ejercicio del poder estadunidense, pero responden a parte de la disputa por el control del Estado.

Si los priistas rebeldes quieren limpiar al PRI en la XXII asamblea nacional ordinaria, entonces tienen que comenzar por compromisos serios:

Si los seguidores de Andrés Manuel López Obrador quieren desde ya las llaves de Los Pinos y de Palacio Nacional basados en una encuesta de doce meses antes de las elecciones reales y sobre todo sin candidatos de los demás partidos, basta recordar que los escenarios anteriores siempre han sido así.

La operación quirúrgica de efectivos de la Secretaría de Marina y autoridades policiacas capitalinas liquidó una parte importante del problema del narcotráfico en la Ciudad de México, pero al mismo tiempo le dio la razón al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera en su labor de programas integrales de seguridad en la República como responsable de la Conferencia Nacional de Gobernadores.

La derrota de la selección mexicana de futbol ante Jamaica el domingo en la Copa Oro revela efectos sociales, políticos, de Estado por lo que paga el gobierno por el uso de la marca México y negocios de Televisa y los patrocinadores.

Los que quieran tratar de adivinar quién será el candidato presidencial de Enrique Peña Nieto para el 2018, lo peor que pueden hacer es atender a sus propios raciocinios. La política presidencial en México –y más en temas sucesorios– es como un asesinato en un cuarto cerrado.

… y menos la democracia interna.

Desde el proceso de nominación del candidato presidencial priista de 1976 los escenarios se han movido entre dos aspirantes: la opción política y la opción económica, y un tercero como factor de compensación. Como en el 2000, el espacio político del 2018 estará determinado por la posibilidad que el presidente Peña Nieto mantenga la presidencia para el PRI o la ceda a la oposición.

Si Manuel Bartlett Díaz abrió la ‘Caja de Pandora’ de las elecciones de 1988 para preparar desde ahora el conflicto poselectoral de Andrés Manuel López Obrador, la curiosidad investigadora podría incriminarlo, porque el ahora opositor morenista fue el responsable directo de aquel fraude electoral.

A pesar de que en los pasillos del poder se tiene la certeza de que los priístas disidentes quieren usar la XXII asamblea como rehén para obtener candidaturas legislativas el próximo año, existe también la inquietud de que una candidatura presidencial por votación abierta repetiría los casos de los derrotados Francisco Labastida y Roberto Madrazo.

La revisión del fraude electoral de 1988 por las declaraciones de Manuel Bartlett Díaz ayudó a dibujar el escenario del actual Instituto Nacional Electoral en las elecciones presidenciales del primer domingo de julio del 2018: el regreso a la Comisión Federal Electoral de hace treinta años.

En la elección presidencial de 1988, el PRI prometió que sacaría 20 millones de votos; pero el desencanto por el candidato Carlos Salinas de Gortari llevó la votación efectiva a apenas 19 millones; es decir, el PRI quería el 105 % de los votos y apenas sumó 9.6 millones, el 50.3 %.