Vivimos en constantes tiempos electorales y, ahora, luego de las elecciones en cuatro estados, la atención se voltea hacia la elección federal del primer domingo de junio del próximo año.
Y así, hoy se habla de frentes electorales. Y para ellos, tengo algunas preguntas:
¿Se pueden eliminar las ideologías?
¿Ya no hay ideología?
¿Se han transformado las ideologías del ámbito económico al ámbito privado?
¿No hay ideología en la economía?
¿No hay ideología en la atención a los menos favorecidos?
¿Los partidos que forman un frente se pueden poner de acuerdo en cómo deben funcionar los mercados pero no en temas como el aborto, los matrimonios entre personas del mismo sexo, la atención a personas con discapacidad, entre otros temas?
¿La pobreza y la desigualdad se deben tratar igual en gobiernos coaligados?
¿Hay ideología en las políticas públicas?
¿El control de la inflación es una ideología?
¿En un país federal un acuerdo o frente común cómo impacta?
¿Cómo organizar al Gobierno con políticas originadas en diferentes expresiones?
¿Hay espacio real para la sociedad en un frente amplio?
¿Se pueden esperar resultados distintos con los mismos actores, las mismas ideologías, que sólo deciden amontonarse?
¿El frente estará por la apertura o por los mercados cerrados?
¿Se vale crear frentes sólo para derrotar electoralmente a un partido?
¿La solución a los problemas del país se pospone otros seis años para poder crear un frente electoral?
¿Pueden dialogar sobre equidad de género Enoé Uranga del PRD y Cecilia Romero del PAN?
¿El frente tendrá una única postura respecto a temas de protección y respeto a los derechos humanos?
¿La libertad de expresión es tema del frente?
Estas son sólo algunas de las preguntas que pueden hacerse porque un frente genera dudas.
La ley permite las alianzas y coaliciones, eso no está a discusión. Lo que debe quedar claro es que los partidos políticos, todos, son distintos, tienen ideologías diferentes y, hoy, eso se desvanece para dar paso a frentes que confunden aún más.
Parece que pasamos de la elección a la confusión.