Lo ocurrido en el sureste de México con los sismos y las lluvias son simplemente tragedias que tocan vidas, familias, personas.
Sin embargo es de ahí, de las tragedias, de donde sale lo mejor de los mexicanos, sus valores, su fortaleza.
Esta solidaridad que vemos en los centros de acopio, en las toneladas de víveres que llegan a los estados, es la muestra que los mexicanos podemos, si nos unimos.
Por eso es difícil entender cómo es que nos dividimos, cómo es que podemos llegar a enfrentarnos unos contra otros, cómo es que escuchamos esas voces que nos hablan de confrontación y divisionismo.
Hoy lo ocurrido en Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Veracruz, ha puesto a prueba, una vez más, la fuerza de los mexicanos, su entereza y, sobre todo su solidaridad con los que sufren una desgracia.
Lo vemos lo mismo en las empresas y empresarios muy ricos, que en los más pobres, en deportistas, en artistas, empleados formales, informales, que han acudido a un centro de acopio a entregar su granito de arena.
En Oaxaca y Chiapas la tragedia enlutó decenas de hogares, pero también movilizó a la sociedad que acudió de inmediato a apoyar a los damnificados.
Y ahora, en estos días, he podido ver de cerca el rostro de la tragedia, de lo que ocurrió en municipios chiapanecos que lo poco que tienen lo vieron derrumbado.
Los sismos nos recuerdan lo frágiles que somos, lo cerca que tenemos la tragedia, pero también la fortaleza que como pueblo hemos tenido para solidarizarnos y convertirnos en uno solo.
Hoy podemos ver que algunos intentan convertir una tragedia en una plataforma personal, otros que siempre hablan de estar al lado del pueblo hoy han desaparecido, unos más se muestran indolentes, pero los más están ahí, cerca de quienes sufren.
Un México unido es lo que necesitamos, un país que enfile hacia el mismo destino y construya un mismo presente.
Eso requerimos y necesitamos de hombres que lo hagan, que llamen a construir y no a destruir, que llamen a la unidad y no a la división, que llamen a fortalecernos y no a debilitarnos.
Sólo hay un México, y mal haríamos si trabajáramos para destruirlo.